Este ha sido un último mandato con mucha actividad en el territorio amparado por la Denominación de Origen Montsant. De entrada, porque han celebrado el vigésimo cumpleaños de su fundación con un amplio programa de actividades, que han sumado a un profundo trabajo de autoconocimiento y aprendizaje de quien son y que quieren ser
La actual impulsora de la bodega San Rafael -junto con Xavi Peñas- comparte con Vadevi que quiere continuar una legislatura más. «Es importante ver como se consolida todo lo que hemos comenzado estos últimos ocho años», compartirá, y con esto se refiere en el programa de trazabilidad, reforzar la garantía de origen y la estampación en botella de los nuevos sellos que ya diferencian entre el viticultor-elaborador, el elaborador-embotellador y emprendida comercializadora. Habla también de zonificación y del estudio de suelos que llevan a cabo para conocer al por menor cada parcela de su territorio que a la larga acaban determinando los perfiles de los vinos que nacen bajo su amparo y muestran el Montsant al mundo.
«Nuestra intención es que si decimos que un vino nace de una viña de sesenta años, en vaso y de la variedad cariñena, lo que encuentres dentro de la botella sea exactamente esto«, decía hace unos meses la presidenta. Y lo reafirma ahora, que entiende que una de las principales funciones de la DO es garantizar origen y buenas prácticas de todas las bodegas del territorio. De hecho, la presidenta no obvia que tienen todavía delante el reto del caso Reserva de la Tierra -del cual el cual siguen pendientes de la investigación y del juez-. «Ojalá podamos ver el final en este mandato, pero lo veo difícil por la magnitud de todo».
Vender más y más caro para garantizar la viabilidad económica de las bodegas
Just añade a todo eso una larga quimera. «Tenemos el gran reto de conseguir que todas las bodegas de la DO tengan viabilidad económica, que se puedan ganar la vida«, dirá. Entiende que la situación es muy difícil y que las circunstancias no siempre son propicias. Pero entiende que deben encontrar la manera de hacerlo posible y este mandato pondrá la baña. «Tenemos que incrementar la promoción, abrirnos en el mundo y dar a conocer la singularidad y gran calidad de lo que embotellamos», comparte.
Habla concretamente de «vender más y más caro» -«no puede ser que la media de precio de nuestras botellas esté apenas por sobre los cinco euros», lamenta-, y de abrirse a nuevos mercados. «Hemos empezado a introducirnos en el mundo asiático con bonos resultados», comenta. Y ahora, dice, el objetivo está por entrar en el Japón, Singapur y al abrirse puertas en la América Latina.
«Queda mucho para hacer, por eso creo que es importante dar seguimiento al proyecto para ver resultados y garantizar el impacto», concluirá Just.
