Estudiantes de Enología de la tarraconense Universitat Rovira i Virgili (URV) implementan sistemas de conducción no habituales en el emparrado de la viña para comprobar como pueden afectar estas técnicas a las cepas tanto en su adaptabilidad al clima actual como en su productividad. Lo hacen en un nuevo campo de formación de la finca experimental de la universidad, en Mas dels Frares, ubicada en el término municipal de Constantí.

Estos terrenos tienen cuatro hectáreas y desde los años noventa se dedican a la plantación de diferentes variedades de uva. A pesar de que los resultados de la investigación no estarán disponibles hasta dentro de unos años, el profesorado encargado del proyecto destaca que la sequía ha afectado la añada de los dos últimos años, provocando que el crecimiento de las plantas sea «muy reducido».

Equipo de estudiantes y exalumnos con la coordinadora del curso, Sumpta Mateos, la primera a la izquierda | Foto: Mar Rovira, ACN

Mas dels Frares, finca experimental de la URV

En la finca experimental de la URV, los alumnos prueban sistemas de conducción alternativos que permiten guiar el tallo de las cepas de maneras diferentes, desde que son pequeños hasta que logra su productividad. La profesora asociada de la facultad de Enología, Sumpta Mateos, explica a la agencia ACN que normalmente se usa el sistema bilateral con poda corta, conocido también como royat, pero que ellos han optado por otros métodos.

«Lo que hemos hecho es implementar otros sistemas no tan habituales en la viticultura mediterránea, como pueden ser la lira, Smart Dyson, la cortina descendente, que implican estructuras más elevadas respecto al sol y que, por lo tanto, también tienen direcciones de crecimiento en diferentes planos, en muchos casos descendentes o de vegetaciones dobles», detalla.

Actualmente, los estudiantes implementan estos sistemas alternativos a las variedades tempranillo, macabeo y cabernet sauvignon. «Son variedades ya conocidas, de hecho, el macabeo es la variedad por excelencia de la denominación de Origen de Tarragona, por otro lado, el tempranillo es una variedad que también se adapta a diferentes climas y condiciones; y en cuanto al cabernet es una variedad muy elástica que se adapta a diferentes terrenos y situaciones», ha concretado.

Un año incierto para valorar resultados

Respecto a las nuevas plantaciones, Mateos apunta que todavía es demasiado temprano para determinar los resultados definitivos de este proyecto que arrancó hace dos años. «Lo que vemos es que el factor añada, tanto este año como en el año pasado, con una sequía muy fuerte, el crecimiento es muy reducido; no podemos hablar de rendimientos porque todavía no tenemos», ha sostenido.

Con todo, ha señalado que han logrado unas conclusiones previas en un estudio hecho para analizar las épocas de poda. En concreto, indica, podaron durante los meses de octubre, diciembre, febrero y a finales de marzo para ver como incidía en la fenología y en el posterior desarrollo de la planta. «En cuanto a las nuevas plantaciones, el resultado es que la planta no se ha desarrollado bastante para poder avanzar un paso más, estamos ante un año un poquito incierto», ha añadido.

Según explica la profesora de la URV, estos estudios necesitan al menos entre seis o diez años para que tengan validez científica. Además, subraya, que estas investigaciones quieren mostrar los efectos del cambio climático y buscar fórmulas para mitigarlo.

Poner en práctica la teoría aprendida a clase

Uno de los principales objetivos de la finca experimental del Mas dels Frares es que los estudiantes de Enología puedan practicar todo aquello que han aprendido en clase y familiarizarse con los trabajos del campo. Así, los universitarios pueden ver las enfermedades que sufren las cepas, aplicar fitosanitarios y experimentar el ciclo de vida de las plantas. Es el caso de la Julia Royo, una estudiante de segundo año del grado de Enología a la URV, que ha decidido aprovechar este verano para hacer prácticas a la finca y adquirir experiencia. Ahora mismo, la joven está preparando la campaña de la vendimia que empezará este mes de agosto.

Gerard Mora, exalumno de la carrera, también hizo prácticas en el campo experimental y asegura que su paso por la finca fue muy beneficioso, puesto que participó en la vendimia. «Los primeros días fueron duros porque no sabes cómo funcionan las máquinas o como hacer las tareas básicas», afirma. Ahora, trabaja en una bodega como enólogo y subraya que la experiencia adquirida durante la estancia le sirvió para saber hacer el trabajo. «Aporta un valor añadido al curriculum vitae», concluye.

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