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Roger Viusà deja «La Plaça del Vi» para dedicarse a la viña y los vinos

Han sido cerca de trece años al frente de La Plaça del Vi de Girona, y ahora ha tomado la decisión de cambiar de rumbo. Roger Viusà cierra puertas a la restauración porque prefiere dedicarse a trabajar la viña y a hacer su propio vino. «La tierra me gusta, y siempre había dicho a mí mismo que a partir de cumplir 50 años no quería estar en una sala«, comparte en una conversación con Vadevi. De hecho, inicialmente se habría planteado combinar las dos cosas, pero la difícil realidad respecto al sector restauración ha decantado la balanza: «El mundo de la restauración cada vez se complica más; a veces parece que haya alguna campaña que le vaya en contra», lamenta. Viusà se queja de que desde la pandemia, solo que ha tenido que superar obstáculos: «cuesta muy hacer equipo, proyectar, saber cómo estarás en unos meses, el personal es muy volátil», y sumado a todo ello, añade, «todo son inspecciones y controles y pocas ayudas». Por eso, ha preferido el campo: «Prefiero ser pobre y campesino«, espeta. Y el restaurante, donde tenía de socios a los hermanos Roca, ha pasado en manos de los triestellados Joan, Josep y Jordi.

De mejor sumiller de Europa a vinyataire

Roger Viusà es un sumiller con experiencia. Formado en la escuela CETT de Barcelona, y añadiendo aprendizaje en los años trabajados en Girona, lo vimos en la sala del Moo barcelonés, avalado entre otros por el título a Mejor Sumiller de Europa en 2007 y segundo campeón del mundo el año siguiente, el 2008 por la Worldwide Sumiller Association. Ahora, todo este aprendizaje lo volcará a las viñas que ya trabaja desde hace un tiempo en la zona del Alt Empordà.

«Empecé a hacer vino hace tiempo, en 2014, aunque creo realmente que empiezan a quedar bien a partir de 2020″, relata. Y a finales de 2022 se hace con un par de viñedos en los municipios de Vilamaniscle y Vilajuïga, «viñas de montaña en la Albera«, donde hay plantada diversidad de variedades: cariñena tinta y blanca, macabeo, picapoll, muscat… De momento, no tiene bodega y vinifica en Pujol Cargol, en Masarac, con la ayuda de David Pujol. «Qué gran suerte haberlo encontrado, porque me ayuda mucho en la parte técnica», agradece Viusà.

Y habla de la dificultad de hacer vinos en el Empordà, un territorio «hiperheterogéneo, quizás como ningún otro en Cataluña», apunta. «Tradicionalmente, se han hecho muy buenos vinos dulces y rancios, y el reto, para mí, han sido los vinos tranquilos». Y es la tipología por la que él apuesta, y pone producto al mercado. «El Empordà regala vinos profundos, los ligeros son más complicados de conseguir porque les beneficia el tiempo en botella; aquí no podemos correr a sacar vinos o hacer vinos inmediatos, necesitan reposo y tiempo».

Roger Viusà en una imagen reciente | Foto: La Plaza del Vino

Vinos profundos e intelectuales

«Y yo tengo claro que quiero hacer vinos del Albera, vinos profundos». Y se explica. «Cuando te pones a hacer vino en el Empordà, no mandas tú, sino la tierra y la uva, es una zona compleja en el buen sentido, que me ayuda a hacer vinos intelectuales y culturales y en ningún caso comerciales».

Roger Viusà, que se ha incorporado este año a la Asociación de Vinyataires Lliures, tiene claro el camino a seguir: «Hoy por hoy me planteo poner toda mi fuerza a hacer vino; quiero crecer en producción y hectáreas; sé que al principio se vendrán curvas, pero estoy muy convencido del cambio, me hace una ilusión enorme». Y continúa: «Siento que puedo aportar algo diferente desde mis veinte-y-pocos años de experiencia como sumiller, y creo además que todavía se pueden hacer cosas en el Empordà que no se han visto sin perder identidad«, concluye.

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