«Joan Ignasi Domènech es una persona seria, creativa, que nunca habla en singular. Vinyes Domènech es un proyecto de familia que nace y crece en pleno corazón del Montsant«. Las palabras son de en Pedro Ballesteros MW, uno de los guías de la cata vertical que este lunes ha organizado la bodega en homenaje a la veintena de añadas de uno de sus vinos más icónicos y también vino de finca, el Teixar.

Lo hacía, junto con el sumiller Ferran Centelles, en una de las salas del Jardín Botánico, un emplazamiento en ningún caso elegido al azar, siendo este un proyecto que tiene como filosofía de vino y vida el estudio y preservación del entorno, y la biodiversidad como un valor esencial e intrínseco. «Cuidamos la Tierra desde las raíces, restaurando una conexión perdida entre las personas y la naturaleza, empezando por el conocimiento de sus plantas«, describen a modo de presentación en su página web. Y es que la botánica es en la actualidad uno de los hilos conductores de su historia, que han incorporado a través de estudios y del conocimiento de cada ser vivo que respira y da vida a las fincas de la propiedad. Y esta casuística se manifestó en el evento, especialmente durante la comida posterior a la cata que elaboraron en cuatro manos Àlex Castaño -carnicero experto en brasas- y Iolanda Bustos, la «cocinera de las flores» y colaboradora habitual de Vinyes Domènech.
El caso es que, volviendo a la fiesta de cumpleaños, la celebración permitió probar algunas de las añadas que, escogidas por los dos sumilleres y la propiedad, han despuntado a lo largo de estos veinte años, y que, de alguna manera, ayudan también a explicar la evolución del proyecto. Desde la añada 2004 a la 2019, pasando por algunas que emocionaron el público, como la 2006, 2007 y la 2019, un «vino excelente» al cual se le augura un largo camino por delante. Entre los asistentes, un

«Gracias para hacer posible un sueño»
«El Teixar es más que una viña y un vino, es el sueño de observar la naturaleza, el trabajo duro y la pasión. Un proyecto referente», valoraba Edgar Domènech, segunda generación. «Gracias por haber hecho posible que el proyecto haya llegado hasta aquí, por haber hecho posible un sueño«, añadía Rita, Nogueroles. Un sueño donde «lo mejor de un vino no está en los suelos o en las plantas, sino en las personas que lo sueñan y que lo hacen realidad», insistía Ballesteros durante sus intervenciones.
«Siempre nos escucháis a hablar de ecosistemas y biodiversidad, y tengo que decir que vosotros sois nuestro ecosistema social. Sin vosotros no estaríamos aquí, y lo digo de corazón», reflexionaba el alma del proyecto, Joan Ignasi Domènech. «Hoy, queremos sumar años a la historia de la garnacha, una de nuestras variedades autóctonas, y a la vez, celebrar la biodiversidad», compartía. Un valor que, según el propietario, tiene un claro efecto sobre los vinos que elabora. «Seguiremos investigando, también en biología, y creo que esto se verá reflejado en las últimas añadas del Teixar«. Hoy, concluía, nos hemos encontrado para catar. «Dejamos de hablar nosotros y que hable la garnacha».

Las 20 añadas del Teixar
El Teixar, el vino más icónico de la bodega Vinyes Domènech, es un vino monovarietal de garnacha peluda que se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los vinos más representativos de la variedad. La primera añada que salió al mercado fue la 2004, cuando el mercado todavía rendiría homenaje a los vinos elaborados con variedades francesas, las
En la cata del 20.º cumpleaños, se eligieron, además de la añada inicial, la 2004, las añadas 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2015 y 2019. Un viaje a través de la historia del vino, pero también de la bodega Vinyes Domènech. Cada añada refleja perfectamente, además de las condiciones climáticas, la apuesta firme y decidida de la bodega para que el vino incorpore su terruño y el paisaje que lo rodea. Las diferentes añadas van delatando cuando se pasó de toneles nuevos a toneles viejos, cuando llegaron los fudres, la incorporación de las levaduras salvajes y autóctonas para hacer las fermentaciones, el trabajo con hongos y bacterias a la viña, etc. La culminación de todo este proceso se encuentra en la añada 2019, un vino que al probarlo ofrece un conjunto gustativo marcado por los aromas más puros de la garnacha peluda, unas notas balsámicas, una acidez, una fluidez y una textura en boca que lo convierten en un vino excelente hoy, pero todavía con mucha capacidad de evolución. Todo gracias a las prácticas tan de viticultura como de enología, totalmente orientadas a la sostenibilidad y al equilibrio medioambiental.
En una cata vertical de Teixar que se hizo en 2012 de las añadas 2004 a la 2010, las añadas que más gustaron y que se consideró que tendrían una mejor evolución fueron la 2006 y la 2007. En la cata de las añadas míticas de los 20 años de Teixar, el tiempo ha dado la razón a las conclusiones que se llegaron hace 12 años, en primer lugar, porque el equipo de expertos las seleccionó para formar parte de la cata y, en segundo lugar, porque fueron de las añadas que más gustaron a los asistentes a la cata.
Vinyes Domènech fue fundado en 2002 por las familias Domènech y Nogueroles poco después de que en una visita a la finca la familia se enamorara del enclave, donde destacan «una armonía del paisaje y el equilibrio emocional». Se trata de una finca en forma de anfiteatro totalmente rodeada de bosque que se ubica a una altitud de entre 300 y 500 metros al lado de la Sierra de la Llaberia, al término municipal de Capçanes, en el Priorat.