El día no ha condicionado el contexto. Era martes y 13, pero la jornada de evaluación de los vinos espumosos rosados del concurso

La valoración que hacen los propios catadores ha sido, en general, muy buena. No todos coincidían, pero una gran mayoría ha subrayado que este año se ha notado un salto cualitativo en cuanto al global de los productos evaluados. «Definiría la sesión con la palabra calidad«, apuntaba el sumiller y comunicador Demos Bertran, quien seguía señalando que «los vinos espumosos rosados actuales son cada vez más elegantes«. «La evolución de los productos participantes ha evolucionado positivamente en los últimos años, especialmente los ancestrales», añadía la enóloga y miembro del Panel de Cata de la INCAVI, Marisa Díaz.
De hecho, preguntados sobre cuál ha sido la categoría que más les ha sorprendido, coinciden básicamente en dos: los ancestrales y las largas crianzas. «Los ancestrales son divertidos, fáciles, con aromas muy afrutados y un toque dulce», describe la sumiller Anna Casabona, vinos, dirá que pueden ser puerta de entrada para el público joven, siendo esta «una manera que se acerquen al mundo del vino», comparte. Y en cuanto a las largas crianzas, bonanzas respecto a la buena evolución de productos superados unos cuantos meses en botella, «son los que más me han gustado», apunta el sumiller Enric Català, «son vinos más intelectuales«, remacha Casabona.

Vinos de artista
Los vinos rosados, en general, y los espumosos rosados en particular, se han percibido durante años como los hermanos pequeños de las otras tipologías de vinos. Pero parece que esta es una realidad que va cambiando. «Las bodegas tienen cada vez una mayor conciencia de cómo elaboran estos rosados», y como resultado, dirá Demos Bertran, encontramos «vinos más seductores, vinos de artista«, añadirá, «por su complejidad, y porque se tienen que trabajar mucho». El comunicador resalta la evolución positiva de los últimos años, coincidiendo también con la incorporación de jóvenes enólogos, y también introduce un nuevo concepto, cuando habla que son productos gastronómicos. «Es un vino perfecto para acompañar los aperitivos, una buena manera de romper el hielo de cualquier encuentro alrededor de una mesa», añadirá Marisa Díaz.
Curiosamente, varias personas que se mueven en ámbito de la distribución o comercialización insisten en el hecho que quizás de entrada poder no han sido vinos muy demandados, pero que la tendencia estaría cambiando. Lo comparte, por ejemplo, Enric Santisteban, quien apunta que desde la Tasca del Vinseum donde trabaja puede servir tranquilamente un 40% de espumosos rosados ante el 60% de blancos. «El rosado se está poniendo de moda, antes era muy difícil encontrar burbujas rosadas en las copas, pero ahora la sensación es diferente, parece que cada vez son más tendencia«, añade Casabona.
De hecho, como conclusión general, un dato a tener en cuenta. «Quizás de entrada cuesta que la gente elija un espumoso rosado, pero cuando lo hacen, repiten«, remata Demos Bertran, «cuando los prueban, gustan«, cierra Marisa Díaz.
Los resultados de la cuarta edición de los