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Garnatxa EG 2021, una joya del Priorat más discreto y comprometido

El pueblo de Gratallops está situado geográficamente en medio del llamado Priorat histórico, que también es el gran epicentro vinícola de la denominación de origen calificada. En este municipio de poco más de doscientos habitantes se encuentran casi todas las bodegas de los Cinco Magníficos, sobrenombre con que se conocen popularmente los elaboradores que llegaron al Priorat a principios de los años 80 del siglo XX, y acabaron revolucionando la historia de la comarca. Pero en Gratallops hay vida más allá de estos pioneros y se encuentran otras bodegas, a menudo desconocidos por el gran público, que también tienen el gozo de poder elaborar sus vinos con racimos cultivados en este territorio privilegiado.

Fachada exterior de la bodega Cesca Vicent | Foto: web de la bodega

Garnachas del Mas de Corral

Una de estas pequeñas bodegas familiares de Gratallops es la bodega Cesca Vicent. Esta bodega creada en 2000 elabora sus vinos, todos ellos ecológicos, con los racimos provenientes de las cerca de once hectáreas de viña que disponen. Las primeras vinificaciones de la bodega las hizo el enólogo Emili Esteve. Con las garnachas provenientes de las viñas del Mas de Corral, una finca certificada ecológica, de fuertes pendientes domados con terrazas, orientada en el sudeste y caracterizada por sus bajos rendimientos, elaboran uno de sus vinos más icónicos, la Garnatxa EG.

En Gratallops la cosecha del 2021, como el resto de la comarca, fue de muy buena calidad, marcada por las importantes nevadas que llevó la borrasca Filomena en el mes de enero, por una primavera con normalidad climática y un verano seco, soleado y caluroso, con lluvias a finales de agosto y principios de septiembre. En la bodega Cesca Vicent hicieron la vendimia manual y después de hacer una maceración del mosto corta con las pieles en frío, se fermentó en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada y posteriormente se le dio al vino una crianza de 12 meses en toneles de roble francés de 300 litros.

Notas de cata

Servido a la copa, en este caso una Riedel Performance Syrah, el vino presenta un bonito color rojo rubí con ribete grana, de capa mediana alta. Limpio y brillante. Deja una abundante lágrima a la copa, densa y de evolución lenta.

Los primeros aromas despuntan una tipicidad que transporta directamente a la variedad y a un estilo de elaboración clásico. Las notas ligeramente tostadas y las especies dulces, en especial de vainilla, hacen de teloneras de los aromas afrutados, dominadas por las frutas rojas, todas ellas bastante maduras y muy acompañadas de recuerdos cítricos, de piel de naranja y de aromas balsàmiques de hierbas curanderas.

En boca tiene una entrada voluminosa, de tacto cálido, a pesar de que transmite una muy buena frescura, fruto del trabajo de una acidez viva y muy presente que se manifiesta más a través de su acción en la boca que por la percepción. El paso de boca es sedoso, mostrando unos taninos redondos, maduros y muy pulcros. Muestra cierta corpulencia, pero de manera delicada y elegante. Los aromas afrutados y balsámicas flirtean entre ellas en todo el recorrido del vino, haciéndolo muy expresivo y formando un conjunto sensorial muy bien tensionado por la acidez que trabaja de lo lindo en un segundo plan y que lo aligera, sin hacerle perder personalidad. Final largo y persistente.

Es un vino muy versátil gastronómicamente, mostrándose especialmente solvente con las brasas, sobre todo con las carnes de becerra sean de la raza que sean. Las costillas de becerra de 30-45-60 días de maduración, en formatos grandes, que superen el kilo, formarán un conjunto exquisito con esta garnacha, que encontrará enseguida la mejor manera de relacionarse. También es excelente acompañando arroces de montaña, sobre todo si llevan carne de aves salvajes.

Este vino forma parte de la exclusiva colección de vinos que valen mucho más del que cuestan.

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