Las excavaciones que se están llevando a cabo a la Villa de los Quintilios, a las afueras de los antiguos límites de Roma, han permitido descubrir un antigua bodega de lujo donde se celebraban grandes espectáculos. Según explica un equipo de arqueólogos en la revista ‘Antiquity’, los altos cargos del Imperio Romano debían de visitarlo durante la vendimia, el momento más importante del año, para vivir una experiencia excepcional al alcance de muy pocas personas.
Cups de mármol rojo y fuentes de donde brotaba vino
La bodega, según apuntan algunos indicios, debía de ser construido aproximadamente a mediados del siglo III encima de una construcción anterior, que databa de finales del siglo II. La villa entera, de hecho, tiene una historia curiosa puesto que los propietarios que le dieron nombre, los hermanos Quintilios, fueron ejecutados por el emperador Cómodo, que aconteció su nuevo amo.
Entre las pistas que han permitido hacerse una idea de que pasaba, hay cups parcialmente decorados con mármol rojo y unas fuentes con una forma que recuerda a los templos que rendían culto a las ninfas y por dónde, hace casi 2.000 años, debía de correr el vino novel, llegando a gran parte de la Villa. Una muestra del lujo, la espectacularidad y a la vez el respeto que se tenía a la antigua Roma por la viña y el vino y, a la vez, el único ejemplo que se ha encontrado en el mundo antiguo de un sistema de fuentes pensado para el vino.
Una puerta abierta al papel del vino en la alta sociedad romana
Si bien lo más fácil es pensar que los invitados a la villa debían llenar las copas con el vino que brotaba de las fuentes, los arqueólogos no lo pueden saber del cierto y consideran que es posible que solo fuera un elemento decorativo. Que los invitados bebían vino es seguro, está claro, pero no se sabe de donde provenía ni, tampoco, qué tipo de vino se hacía. Esto, pero, se podría descubrir cuando se excave la otra mitad de la bodega, que continúa bajo tierra.
El conocimiento sobre el vino de la antigua Roma, pero, es bastante extenso en cuanto a los sabores que buscaban y también en qué aditivos ponían para acabar de hacerlos de su gusto: hierbas, especies, miel, agua de mar… Esto, pero, hace que todavía sea más difícil de saber qué vino se producía exactamente a la Villa de los Quintilis y, por lo tanto, espolea la curiosidad de los investigadores, especialmente teniendo en cuenta que se trataba de un bodega extremadamente lujosa.
