En la Ilíada y la Odisea, los poemas griegos atribuidos a Homero que narran la guerra de Troya y las aventuras de Odiseo en su retorno a Itaca, el vino es un producto recurrente en los 24 cantos de cada poema épico. Se menciona más de doscientas veces principalmente como acompañante de las carnes asadas, de los sacrificios, de los banquetes y de las comidas, y se describe con los colores negro, rojo o el color del fuego. Se habla del vino dulce, el vino más dulce que la miel, seguidos del vino viejo y del vino puro, y casi siempre se los menciona acompañados de adjetivos calificativos que hablan «de exquisito vino, de excelente vino, del vino que alegra el corazón, y que es delicioso, oloroso o reconfortante».
«… y las ánforas llenas de dulce y viejo vino, convertido casi en miel por los años…» (Od. C.II).
Para cada comida y banquete descrito, sobre todo en la Odisea, se habla del sacrificio y cocción de las carnes y también de cómo se tiene que preparar el vino, que mezclaban con agua en los cráteres y preparaban y llenaban copas, de oro y de plata en el caso de los palacios. Incluso, se menciona alguna añada:
«… Coge con sus manos una copa, mezcló en ella agua pura y un vino delicioso que había estado once años en un ánfora…» (Od. C.III).
En el canto II de la Ilíada el vino sirve para cocinar: Cortaron los muslos y tras cubrirlos con carne cruda cortada a trocitos, un anciano los puso sobre la leña encendida y los roció de vino tinto

El vino salva Odiseo y sus hombres
En el canto IX de la Odisea, el vino salva a Odiseo y a sus hombres: están atrapados en una cueva, una gran piedra les frena el paso, dentro está Polifemo, el cíclope gigante e hijo de Poseidón, que se come a tres de ellos; y para salir y salvarse lo emborrachan con vino, lo dejan ciego y tapados con piel de oveja se escapan.
El vino sirve también para olvidar: y el vino borró el recuerdo de nuestra pena (Od. C. X) y también recuerdan que trastorna: El dulce vino transforma tu seso (Od. C. XXI) o el vino ha encontrado tu razón (Od. C.XVIII) y en la Ilíada Héctor rehúsa el vino porque está débil y cansado: «No me lleves vino dulce, venerable madre, porque temo que me enerve y me saque la fuerza y el valor, y continúa diciendo que no quiere beber porque ha luchado y matado con las manos sucias tampoco me atrevería a hacer libación con vino negra en honor a Zeus». (IL. C.vi).
Beben vino para reanimar: «Le sirve comer y le da a beber para reanimarlo cuando vuelve de sus fértiles viñas» (Od. C.I), para coger bastante «llena de vino las ánforas y de pura harina, que es el que más vigor da al hombre» (Od. C.II) o en la Ilíada, «el vino da vigor a los guerreros» (IL. C. VI).
Brindis por los dioses y usos maléficos
A menudo hacen brindan por los dioses: «Mezcla en el cráter el vino e hiciera que las copas lleguen a cuántos en el palacio se encuentren, porque beberemos en honor a Zeus, para que guíe sus pasos…» (Od. VII).
«Dos veces he encontrado vino mezclado con queso rallado de cabra, en una copa, donde preparar la bebida la mujer, pareciendo a una diosa, utilizando un vino de Pradmio, sobre el que rascó con un rallador de cocer queso de cabra, esparciendo harina blanca» (IL. C. 11). La otra referencia es con una finalidad más maléfica, Circe los engaña con esta mezcla y añade una droga: «La diosa condujo a los guerreros en el interior de la morada, preparó ella misma un brebaje en el cual el queso rallado, la harina y la miel se mezclaba con el vino de Pradmio de dulce sabor y añadió la perniciosa droga que los hiciera olvidar completamente su patria» (Od. C. X).
También se menciona extensamente la viña, la vendimia y las pasas, por ejemplo cuando Odiseo describe el país de los feacis «mostraba racimos todo el año, constantemente unos, en un lugar al aire libre, se secaban con el calor del sol, mientras que otros eran pisados para extraer de ellos el dulce zumo» (Od. C. VII)


