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Más allá de los viñedos: 5 bodegas del territorio que debes visitar

Desde la arquitectura más vanguardista hasta el respeto más profundo por la tradición, desde Vadevi proponemos una ruta por cinco bodegas catalanas donde el amor por el vino va mucho más allá de los viñedos. En estos espacios, la arquitectura innovadora convive con la tradición más arraigada, y sus responsables apuestan por un modelo que respeta el medio ambiente y preserva el patrimonio histórico. Cada botella es el reflejo de una pasión compartida y de un legado cultural embotellado con cuidado.

Celler Brugarol: sostenibilidad bajo tierra

En el corazón de la costa catalana, en Palamós, se encuentra una de las bodegas más singulares del territorio. En Brugarol se produce vino ecológico y aceite de oliva con una filosofía de respeto absoluto por el territorio. “La bodega está construida bajo tierra y es obra de los arquitectos RCR de Olot”, explica Maria Bossot, responsable de enoturismo de la bodega, a esta revista.

“La intención era crear un edificio totalmente integrado en el paisaje, que se adaptara al entorno natural y generara un ambiente de cueva natural para favorecer las condiciones de nuestros vinos”. El resultado es un espacio subterráneo único. Por encima de la tierra, finísimas hojas de acero se elevan entre los viñedos, actuando como pozos de luz y como protección contra los fuertes vientos de la Tramontana. Para contemplar esta maravilla arquitectónica, Brugarol organiza visitas guiadas y degustaciones nocturnas que permiten conectar con la tierra de una manera profunda y sensorial.

Torre del Veguer: vino y surrealismo de Dalí

Situado en Sant Pere de Ribes, en el Garraf, Torre del Veguer es una bodega familiar que combina viñedos ecológicos, historia medieval y una sorprendente conexión con Salvador Dalí. La masía fortificada del siglo XIV mantiene el espíritu artesanal del territorio y dispone de una sala donde se pueden contemplar obras del artista más famoso del surrealismo catalán.

“Hay esta sala porque Dalí había sido amigo de la familia, y gracias a eso contamos con esta colección que acerca y hace de este espacio único”, explican desde la bodega, en Vadevi. La Sala Dalí es uno de los principales atractivos de la bodega, donde se pueden ver obras y recuerdos del artista.

Imagen de la bodega Torre del Veguer / Cedida
Imagen de la bodega Torre del Veguer / Cedida

Catedral del Vi del Pinell de Brai: modernismo y cooperativismo

Al sur, en la Terra Alta, se alza la Catedral del Vi del Pinell de Brai, una obra modernista del arquitecto Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí. Esta bodega cooperativa, construida a inicios del siglo XX, no solo es un emblema arquitectónico, sino también un símbolo de la fuerza colectiva de los agricultores que la impulsaron.

El edificio, conocido por su majestuosa nave de ladrillo y arcos parabólicos, acoge hoy catas y visitas guiadas que permiten adentrarse en el mundo del enoturismo mientras se hace una visita a la historia del cooperativismo de la Terra Alta.

Imagen de la catedral del vino / Cedida
Imagen de la catedral del vino / Cedida

Oller del Mas: un castillo con alma ecológica

En el Pla de Bages, bajo la atenta mirada de Montserrat, se extiende la finca de Oller del Mas: 600 hectáreas presididas por un castillo milenario y viñedos ecológicos. La familia Margenat, heredera de la tradición vitivinícola de los Oller, ha apostado por una producción orgánica y una gestión sostenible certificada con la huella de carbono más baja de Cataluña.

Este equilibrio entre historia e innovación ha convertido a Oller del Mas en un destino de enoturismo destacado, con experiencias inmersivas, maridajes y visitas en entornos privilegiados.

Imagen de uno de los paisajes de Oller del Mas / Cedida
Imagen de uno de los paisajes de Oller del Mas / Cedida

Alta Alella: música entre viñedos

Junto a la costa, en el Parc Natural de la Serralada de Marina, nace el proyecto de Alta Alella, una finca familiar que desde 1991 practica una agricultura ecológica estricta. Josep Maria y Cristina, junto con sus hijas, han creado una bodega que respeta el ecosistema y que rinde homenaje a las aves que habitan la zona, bautizando sus vinos con nombres como “Merla” o “Puput”.

Desde el Celler de les Aus, esta familia organiza catas y visitas de los viñedos, y recuerda el compromiso de la finca con el entorno y la artesanía del producto.

Imagen de uno de los murales de la bodega Alta Alella / Cedida
Imagen de uno de los murales de la bodega Alta Alella / Cedida

Visitar estas bodegas no es solo descubrir buenos vinos, sino adentrarse en historias que hablan de tierra, arte, arquitectura y compromiso. Bajo su filosofía, cada finca conecta con el territorio preservando su esencia y transmitiendo valores a través de sus botellas.

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