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Pedaleadas con sabor a vino, una buena opción de turismo local

Dicen que pedalear de forma regular reduce el riesgo de infarto y alarga la longevidad. Si aún no eres un fanático de la bicicleta, quizás el hecho de combinar unas buenas vistas y vino te anime a realizar una actividad de lo más completa. “Viene mucha gente de diferentes lugares, principalmente de Barcelona, que descubren las bodegas, hacen la ruta en bicicleta propuesta y se llevan una muy buena experiencia”, según explican fuentes oficiales del Ayuntamiento de Subirats, a Vadevi.

Maridar un vino no solo significa complementarlo con el paladar; maridarlo significa envolverlo en un momento que lo haga inolvidable. Y precisamente eso es lo que ofrecen las rutas en bicicleta por las bodegas: un recuerdo que transforma la cata en una experiencia multisensorial. En Cataluña, muchas Denominaciones de Origen (DO) han sabido ver el potencial de esta combinación, y hoy en día el cicloturismo enológico es una realidad consolidada.

Vino, paisaje y salud

En Subirats, el municipio del corazón del Penedés, la propuesta ha arraigado con fuerza. El consistorio local, junto con empresas de la zona, ha impulsado un servicio de alquiler de bicicletas que permite a los visitantes recorrer el territorio de forma autónoma o guiada. Según el técnico de turismo municipal, la oferta tiene mucho éxito y una buena acogida del público en general: “Ofrecer un servicio de alquiler de bicicletas fue una apuesta del Ayuntamiento y está consolidada aquí en el territorio. Tenemos un convenio con una empresa y viene mucha gente de diferentes lugares, principalmente de Barcelona”, añaden desde el ayuntamiento del municipio penedesense.

Imagen de unos viñedos

La Denominación de Origen Penedés ha sido pionera en esta propuesta, ofreciendo recorridos en bicicleta que permiten disfrutar de los viñedos, el paisaje llano de la zona y vistas a Montserrat, conocer a los viticultores locales, disfrutar de un buen desayuno catalán, visitar bodegas familiares y catar algunos de los mejores cavas y vinos de la región.

Economía circular y territorio

Esta forma de turismo no solo beneficia a los visitantes, sino que también representa una oportunidad para el desarrollo local. Los pequeños productores y bodegas familiares, a menudo con dificultades para competir con grandes marcas, encuentran en estas rutas una manera de dar a conocer su producto desde una óptica mucho más cercana y humana. Las visitas a las bodegas se convierten en espacios de conversación, de historias familiares y de catas íntimas, muy alejadas de las grandes producciones industriales. Según describen desde el Ayuntamiento de Subirats: “Es una propuesta que funciona bien durante todas las épocas del año. Se ha convertido en un reclamo hacia nuestra localidad”.

En la Cataluña Central, la empresa Tracks de Bacus también organiza rutas temáticas relacionadas con la cultura del vino en la DO Pla de Bages. “Es una propuesta un poco más completa, pensada para personas acostumbradas a hacer salidas en bici. Se recorren entre 30 y 55 kilómetros al día”, explica el responsable del proyecto, Carles Casas, a Vadevi.

La opción de Tracks de Bacus ha permitido profesionalizar las experiencias de cicloturismo enológico en Cataluña. “Normalmente, los participantes traen su propia bicicleta. La ruta más popular es la de dos días, y nosotros nos encargamos de facilitar el alojamiento. El primer día hacemos una reunión informativa para explicar el recorrido y los puntos de interés, y nos ocupamos de trasladar el equipaje hasta el siguiente alojamiento”, detalla Casas, recordando que durante la ruta se realiza la visita a dos bodegas con maridaje incluido.

El cicloturismo, una vía para descubrir patrimonio

Durante el recorrido se ofrece la opción de visitar hasta 3 bodegas donde los ciclistas pueden hacer una cata y comprar sus vinos. Las rutas por etapas con bicicleta pueden durar de 2 a 5 días. El ciclista recibe la información necesaria para disfrutar de la ruta y la empresa se encarga de llevar el equipaje hasta el alojamiento.

Todo ello forma parte de un cambio de modelo turístico que cada vez gana más peso: un turismo sostenible, de proximidad y centrado en la experiencia. Hacer cicloturismo enológico en Cataluña no es solo beber vino o pedalear, sino comprender el territorio a través de sus ritmos y sabores.

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