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El vino como elemento simbólico y sagrado: un regalo de los dioses

Desde las primeras civilizaciones, el vino tiene asociado un valor simbólico y sagrado; es el vínculo entre los dioses y los hombres y a la vez es vínculo entre los humanos. Desde las primeras civilizaciones el vino nos separa del mundo animal, como la cocina, los animales no hacen, el vino es un regalo de los dioses que nos enseñaron a cultivarlo.

La diosa Geshtinanna y la viña celestial

Una de las primeras diosas asociadas al vino es Geshtinanna a Sumeria o Belili en accadi, su nombre quiere decir viña celestial, en la Epopeya de Gilgameih, escrita ahora hace 4550 años, cuando este entra en el reino del sol, buscando de inmortalidad, descubre una viña mágica, celestial, su vino podría concederle su deseo. Sus racimos son robís, maravillosos de contemplar y de lapislàtzuli son sus ramas, pero tiene una diosa que la custodia, Siduri Sabitu, y no lo deja ni siquiera acercarse; esta diosa es también la protectora de los elaboradores de cerveza, de las tascas y por extensión guardiana de todos los viñedos.

Osiris, el dios egipcio de la vinificación

Otro dios del vino es Osiris el dios egipcio de las tinieblas y también el dios del de la vinificación. En la antigua Grecia, Dionisio es el dios de la viña, del vino, del teatro, de las fiestas, de los banquetes, de la alegría, pero también del caos y de la desmesura, tiene la dualidad que también tiene el vino, los griegos creían que el vino era un regalo que los dioses hicieron a los hombres para aligerar sus penas, el vino siempre se tiene que compartir, para acompañar las largas sobremesas, iba bien para hacer hablar y para dar agudeza a la conversación, una noción de comunión colectiva y espiritual, el vino lo bebían mezclado con agua, el vino sin mezclar creían hace volver loco, como lo hace beber en soledad y estar ebrio.

La borrachera, si era colectiva, era perseguida y un delito grave, todo el que tenía de positivo se vuelve negativo y maléfico, la dualidad del vino, del mundo y de los dioses griegos. El dios del vino griego es Dionisio y sus fiestas las Dionisiacas y Baco por los antiguos romanos y sus fiestas las Bacanales, fueron muy importantes y eran fiestas marcadamente religiosas, otras eran las saturnales.

El vino en la antigüedad era una de las ofrendas a los dioses y también se hacían libaciones, durante los sacrificios y también en los banquetes se echaba una copa a tierra para honorar los antepasados, como también para asegurarse que la comida y sobremesa fueran un éxito. Y durante los banquetes funerarios el vino también era muy importante, se hacía ofrenda en los muertos y a los antepasados cada año.

La boda de Canà (siglo XV). De Bernat Martorell. En el momento de la transformación del agua en vino. Arte Institute of Chicago

El vino, símbolo de vida, de amistad, de alegría

En la Biblia el vino es uno de sus simbolismos, la viña aparece después del diluvio, representa el regalo de Dios a los hombres. Para los hebreos, el vino es símbolo de vida, también representa el pueblo escogido y es una de las siete especies de la tierra prometida –Una tierra de trigo y de cebada, de viñas, higueras y granadas; una tierra de olivas, de aceite y de mielDeuteronomio 8: 8.

El vino en la religión cristiana, el suyo rito litúrgico más importante es la misa, simboliza la Santa Cena, en el momento de la Eucaristía se ofrecen el pan y el vino, como símbolo del sacrificio del hijo de Dios y el primer milagro que hace Jesús es convertir el agua en vino en las bodas de Canà.

El vino desde las primeras civilizaciones es símbolo de amistad, de alegría, de ofrecer, de compartir, denominado el agua de la vida, por lo que tiene de sagrado, de regalo de los dioses como la propia vida y quizás se tiene que entender que en tiempos antiguos, era más seguro beber vino que agua, a menudo contaminada. El vino también está ligado al amor y la seducción, tal como explica Ovidi (43 a. C.-17dC) en El arte de querer.

Nuria Bàguena es profesora y asesora en patrimonio culinario.

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