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El vino en la vida y obra del escritor y escolástico Francesc de Eiximenis

Francesc de Eiximenis (Girona, 1330 – Perpiñán, 1409) fue un escritor y escolástico conocido por sus obras maestras. Empezó a escribir Lo Crestià, una magna obra inacabada, que tenía por objetivo estimular el estudio de la teología y las buenas maneras de hacer de un buen cristiano. Había previsto escribir trece libros y solo llegó a sacar los tres primeros y unas dos mil páginas del doceavo. En el tercero, Tercio del Crestià, dedica varios capítulos al comer y al vino: describe la etiqueta y protocolo a tabla del siglo XIV, hace valoraciones de cómo nos tenemos que comportar en la mesa, sea recibiendo a los huéspedes en casa o cuando vamos de invitados, escribe sobre las comidas, las comidas y el vino tiene un papel importante, poniendo énfasis en el pecado del abuso del vino y de la embriaguez, moraliza sobre los pecados «e males en que el se crestià madriguera cuando es vencido por las tentaciones…»

Francesc Eiximenis | Foto: Wikipedia

Mediante la parábola de un gran comilón eclesiástico, que escribe una carta a un médico para pedirle consejo sobre el regimiento de su vida, a continuación detalla todo lo que bebe y come (CCCLIV).

Por la mañana toma una hogaza y una taza de vino cocido o de vino griego; para comer, pan florete, enumera los platos de carnes según la temporada y los postres, a continuación explica los vinos que bebe, en cita unos cuantos, de vino blanco bebe, el vino griego en verano, vino cocido en invierno o Moscatel; Malvasia; Tribia, un vino blanco de Umbría; vino de Corcega o un Candia, un vino griego, uno de Vernassa, un vino italiano; para acabar la comida bebe Clarea, vino blanco, o Piment, vino tinto, los dos son endulzados con miel y especiados. En verano bebe vino tinto, en aquellos tiempos decían vino rojo, vino de Calabria, vino de Santo Honoret, vino de Turpia, un vino del Alt Urgell, o un Trilla, un vino de Tarragona, el picapoll de Mallorca, una variedad de uva muy reconocida, los rosados o claretes de Aviñón.

En invierno recomienda los de Madrid, de Castilla, el de Gascuña o vino del monastrell del Empordà, una variedad de uva tinta originaria de los Países Catalanes, a tal misiva el médico responde así: Vuestra folla letra he recibida, quién respondida no merece (…) e bevets así tales vinos, dique-os, que las cosas esas todas os son mortales, cortijo mi consejo (…) pan de cebada e a comer cebollas y ajos, e a veces un poco de tocino, e que begats del agua o del vinagre bien empapado (CCCLV).

«El vino perturba el ánima»

Eiximenis se desahoga con muchas normas de cortesía, que hay que seguir durante las comidas, recomienda no de llegar tarde a los convites, también como sentar a mesa o como tenemos que coger la comida y sobre todo no se tiene que tener lo vas de vino todo el rato en la mano, nunca se tiene que cantar a mesa, porque podríamos parecer bebidos y con poca cordura (CCCLXXVIII). Si te cae vino al mantel, el remedio es poner agua y sal, tanto si has derramado tú el vino o lo ha hecho un invitado, en todo caso, recomienda nunca hacer aspavientos. Cuando sirvas vino, continúa escribiendo, no lo hagas de muy arriba, para que no haga espuma y no se caliente el vino y si se hiciera espuma no la soples nunca.

El autor también explica costumbres otros países, así los franceses beben a menudo y poco, los catalanes beben mucho y tarde, los alemanes beben mucho y a menudo. Recomienda a los jueces, porque tienen que ser más honrados que los otros hombres, que tengan la cabeza clara, la razón del hombre sabio y la conciencia clara, «no está bien que beban«. Las mujeres y los eclesiásticos no tienen que beber de ninguna forma, «porque no pueden perder nunca su virtud».

El vino, según dice que opinan los médicos, es «muy nutritivo, conforta y dilata las venas y se tiene que tomar con moderación porque hace perder la memoria, hace decir más cosas de cuenta y perturba el ánima».

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