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DO Conca de Barberà: la fuerza del cooperativismo en la tierra del trepat

Viajar al territorio que abraza la Denominación de Origen Conca de Barberà es llegar hasta el origen de uno de los movimientos sociales más importantes de Cataluña del siglo XX: el cooperativismo. Y un gran ejemplo: en Rocafort de Queralt se conserva el primero de una serie de edificios cooperativos modernistas que, ideados por el arquitecto Cèsar Martinell, dieron una brizna de esperanza al campesinado que venía de la gran crisis de la filoxera y encontró, en el asociacionismo, un nuevo camino para continuar viviendo del campo. De hecho, la obra agrícola de este municipio fue la que inspiró el poeta y dramaturgo catalán Àngel Guimerà a denominarla Catedrales del vino.

Más allá de este de las cooperativas y de su valor histórico y arquitectónico, que continúa muy vivo en cuanto a la elaboración de vinos, la Conca de Barberà es territorio con mucho más recorrido: el Monasterio de Poblet y la Ruta del Cister recuerdan parte de sus orígenes y de los pueblos que convivieron; también tienen el Montblanc medieval, el Museo de la Vida Rural, todo un ejemplo del significado que este sector primario ha tenido y continúa teniendo en los diversos municipios de la comarca.

Desde el punto de vista vinícola, es una región privilegiada para el cultivo de la viña y la elaboración de vinos, que tienen un rasgo singular y a la vez diferenciador con la variedad de uva trepat, que da vida a vinos delicados, afrutados, frescos y con notas especiadas y de ligera graduación alcohólica. Desde la DO, hacen bandera, y es un rasgo identitario más que los singulariza. Incluso, y ya introduciendo un elemento nuevo como es el enoturismo, desde el territorio se ha impulsado la Ruta del Trepat, que permite probar, pero también pasear y conocer el entorno resiguiendo un relato que pone la misma variedad. Por cierto, que esta ruta fue reconocida en la última edición de los Premis Vinari como mejor iniciativa de promoción del territorio de Cataluña.

Viña vieja de trepat
Viña vieja de trepat | Foto: DO Conca de Barberà

Un breve repaso a la historia: de los monjes al cooperativismo

Siglo XII: La orden de los monjes cistercienses de la abadía de Santa Maria de Poblet y la orden de los monjes-guerreros de los Templarios establecidos a Barberà, transmiten sus conocimientos a los campesinos para cultivar la viña de manera provechosa y poder producir vino.

Siglo XVIII: La exportación del vino hacia Europa y América convierte la viña en el cultivo casi exclusivo de la comarca. Se construyen márgenes y bancalades, para conseguir la máxima cantidad de suelo conreable, y también la línea ferroviaria Reus-Montblanc para trasladar los vinos de la Conca de Barberà a los puertos del litoral tarraconense.

Siglo XIX: La plaga de la filoxera acaba con la época de esplendor y es el campesinado de la comarca quien resurge con renovado empujón. La Conca de Barberà es pionera en la agrupación de los campesinos en cooperativas vinculadas al sector vitivinícola y, el año 1894, se funda un sindicato para elaborar el vino de manera colaborativa.

Además, el sindicato de Barberà inicia la replantación de las viñas de la Conca de Barberà bajo la influencia de Joan Esplugas, un propietario que conoce los sistemas de lucha contra la filoxera después de viajar a Francia.

Siglo XX: El abogado y periodista Joan Poblet y Teixidó, desde las páginas de los semanarios de la época, promueve el asociacionismo de los campesinos. Destaca también la figura del abogado Albert Talavera, impulsor de la mancomunidad de las cooperativas de la comarca en una federación de cooperativas.

El 1903 se levanta la bodega cooperativa en el pueblo de Barberà, considerado el primer edificio de nueva planta de todo el Estado. Josep M. Rendé, de l’Espluga de Francolí, acontece adalid del movimiento cooperativo en la comarca y el 1912 impulsa la construcción de la bodega de su villa.

Mapa de las DO catalanas

Por todo el que aporta la tradición de la DO Conca de Barberà y sus campesinos, viticultoras y bodegueros, se puede afirmar con firmeza que a Cataluña, el vino es cultura. Una cultura que el Gobierno quiere dar a conocer a través de la campaña de vino catalán más ambiciosa hasta el día de hoy, de la mano del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural y de la INCAVI y que se va desplegando a partir de varias acciones promocionales, entre las cuales, este spot.

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