En la comarca de la Conca de Barberà todavía no han empezado la cosecha de uva, no falta mucho, pero todavía no se ha dado el pistoletazo de salida a la campaña 2024. Aun así, lo tienen todo preparado para arrancar este mismo viernes una nueva Fiesta de la Vendimia, que este año celebra la 53.ª edición. Más de medio siglo en el que festejan una de las principales actividades económicas de la zona a partir de un amplio programa de actividades que enlazan historia, cultura y disfrute de los productos nacidos de la viña. Un año más, en el marco de la Fiesta, se darán a conocer los resultados del 33.º concurso de vinos Sigillum de la Denominación de Origen Conca de Barberà, tras una jornada de cata que permitió la evaluación de los productos por parte de una veintena de profesionales. El acto de los premios se celebrará el sábado 24 de agosto a partir de las 18:00 h de la tarde. El presidente de la entidad organizadora, Ricard Sebastià -propietario de la bodega Mas Foraster-, se muestra satisfecho ante esta nueva edición y habla del presente y futuro de la viña del territorio.

- ¿Cómo encaráis esta nueva campaña de vendimia?
Será una campaña mejor que la de 2023, pero, aun así, la uva está pequeña porque venimos de otro año difícil. Hemos sufrido heladas, y continúa faltando agua, y las plantas están sufriendo estrés hídrico, más del que sería habitual.
- El riego de apoyo, por ejemplo, ¿podría ser una solución para afrontar esta realidad climática?
Está claro que necesitamos agua, pero tengo dudas que los trasvases tengan que ser la solución, porque no es viable hacerlos en todas partes ni basar la agricultura y la viticultura en infraestructuras de riego. Esto no nos dará un futuro real, pienso que cada territorio tiene que intentar ser autosuficiente, por eso pienso más en acciones a escala particular que puedan contribuir al reaprovechamiento, como por ejemplo la construcción de pozos, o la recogida del agua de los tejados.
- Bajas producciones y adversidades climáticas. ¿Qué futuro le auguras al sector de la viña y el vino en La Conca de Barberà?
Tenemos que encontrar la manera de dar más valor en el producto, producir menos, si hace falta, pero pagar mejor el fruto, y sobre todo, conseguir que las viñas puedan sobrevivir. Se tiene que poder vivir de la viticultura, y es posible, pero ante la realidad actual está claro que nos tenemos que repensar y adaptar.

- Hace unos meses comentaste que el futuro de los vinos de la región exigían embotellar más producto con vuestro sello y menos con el de Cava. ¿Sigue siendo, esta, una prioridad?
Sigue siendo una realidad y una prioridad; nuestra producción actual gira alrededor de 1,2 millones de botellas, y seguimos apostando por las variedades trepat, macabeo y parellada -que son las tres variedades más plantadas, en este orden-. Tenemos buena sintonía entre quienes formamos parte de la DO y esto nos permite ir unidos en la defensa de variedades y territorio. Y debemos aprovechar el momento que vive el trepat, que es tendencia en un mercado que ahora pide menos tanino y más frescura… Hay futuro y tenemos que mantener esta actitud positiva para poder salir adelante.