El primer vino de la península Ibérica que se certificó como ecológico nació al Penedès. Fue durante los años setenta del siglo pasado, impulsado por una bodega de la región, pionera de este tipo de prácticas tanto a la viña como en el proceso de elaboración. Entonces, en el Penedès, no era una rutina tan común como ahora, que son pocos quienes no aplican esta filosofía a su proyecto de vino y vida. Tanto es así, que este territorio, con muy largo recorrido histórico, pronto celebrará el hecho de convertirse en la primera denominación de origen 100% ecológica del mundo.
«Nuestro clima, cálido y mediterráneo, favorece totalmente el trabajo y cultivo ecológico», determina Cisco Olivella, director de la DO Penedès. Parla con Vadevi de cómo están viviendo esta transición, poniendo la mirada en la naturalidad con que muchos proyectos han virado hacia la ecología. «Fue un camino natural», confirma, que se ha ido acompañante, desde la entidad, con el paso del tiempo, y que se convirtió en palo de pajar a partir de la pandemia. «La Covid-19 nos obligó a parar e hizo posible que pudiéramos destinar tiempo y recursos a perfilar un plan estratégico«, recuerda. Y aquel tiempo de reflexión permitió poner negro sobre blanco temas vinculados con la gestión de la viña, la sostenibilidad, la comunicación…, y la ecología.

Los orígenes y la mirada al mercado
Dicho y hecho. La prensa se hacía eco el 13 de julio de 2021: «El pleno del Consejo Regulador de la DO Penedès ha dado el visto bueno al nuevo Plan Estratégico 2021-2030. El documento, redactado durante los últimos seis meses, marca el 2025 como horizonte en que toda la producción tendrá que ser ecológica«. Ahora, el horizonte está a pocos kilómetros, y desde la Denominación de Origen confirman que la próxima vendimia, la de 2025, toda la uva que se calificará para hacer vino bajo su sello será ecológico. «La pasada cosecha el 95% de uva apta por la DO Penedès entró certificado, esto significa que no tendremos problemas para lograr el hito a la cosecha de 2025». Y esto, explica, significará que todos los vinos en lo sucesivo lo serán.
«Cuando se decidió, se dejó un margen para que, en caso de que fuera necesario, las viñas tuvieran los tres años para hacer la reconversión«, explica Cisco Olivella. Y la respuesta de los viticultores ha estado ejemplar, agradece. «Trabajar en ecológico no contraviene en ningún caso a quien cuida las viñas del territorio», a pesar de que se empezó a hablar, como decíamos, el año de pandemia que fue un año lluvioso, húmedo y que comportó muchos problemas de mildiu a los productores locales; y a pesar de, de nuevo, los episodios de sequía actuales, que podrían reducir algo más la producción. «El viticultor que trabaja eco no dará un paso atrás, ahora, es consciente que es un plus de garantía para el consumidor y esto tiene peso en la hora de mantenerse firmes en la decisión». De hecho, insiste el director, no es solo un plus, sino que por algunos mercados este tipo de productos son requisitos indispensables para traspasar la frontera, como es el caso, de los países nórdicos.

Los espumosos ‘Clásico Penedès’ ya nacieron ecológicos
Los vinos tranquilos se sumarán a los espumosos Clàssic Penedès que ya nacieron bajo el paraguas de la DO como ecológicos. De hecho, este era uno de los requisitos indispensables que pedía la denominación de origen para poderlos certificar: que sean 100% ecológico, «garantía de respetar una agricultura que se integra en el medio, utilizando métodos tradicionales de cultivo y técnicas 100% ecológicas», según describen a los pliegos de condiciones; que sean 100% Penedès y 100% Reserva, puesto que se los requiere un mínimo de 15 meses de crianza antes de poderlos sacar al mercado.
Un contexto complicado
La conversación con en Cisco Olivella no es ajena al panorama de sequía que pose en jaque el presente y futuro de la viticultura en el Penedès. Hace balance de una realidad que hace años que dura, de un contexto internacional que no ayuda, y de unos precios que no se ajustan al que necesita el viticultor para sobrevivir. «Pueden haber muerto un 15% de las cepas, pero las lluvias de estos últimos días nos han dado un pequeño aliento de esperanza, confiamos que caerán algunos litros más en los próximos días que salven la cosecha y sobre todo garanticen la supervivencia de las plantas y de las familias que viven de la viña y el vino», concluye.
