La cultura gastronómica catalana tiene una capacidad admirable para crear diálogos entre productos de proximidad que, aunque pertenezcan a universos diferentes, comparten el espíritu de lo auténtico. Un ejemplo fascinante lo encontramos en el maridaje entre el vermut Xalar de Coca i Fitó y el bull de lengua del Berguedà, dos elaboraciones que invitan a redescubrir el aperitivo como espacio de identidad y placer.
El vermut Xalar es una propuesta moderna y fresca, nacida de la pasión y la experiencia de dos enólogos: Toni Coca y Sílvia Pujol. Elaborado a partir de un vino seco de garnacha blanca y mistela de garnacha blanca envejecidas en barricas de roble francés, el vermut Xalar destaca por tener una entrada untuosa, un perfil aromático limpio y evocador, con notas de hierbas silvestres, piel de cítricos, recuerdos florales y un sutil toque amargo que equilibra la dulzura y aporta elegancia. Su nombre ya anticipa la vocación hedonista de este vermut.
Por otro lado, el bull de lengua del Berguedà representa la más genuina tradición charcutera de montaña. El bull de lengua es una variedad de bull blanco al que se le añade lengua de cerdo cocida, troceada y mezclada con el resto de la masa. Este embutido se caracteriza por su sabor delicado y la textura suave y ligeramente gelatinosa de la lengua. El su nombre viene del acto de hervir, ya que es un embutido que no se seca ni se cura en frío como un fuet o una longaniza, sino que se cuece directamente después de embutirlo.
El maridaje entre el vermut Xalar y el bull de lengua funciona gracias a un juego de equilibrios y contrastes muy afinado. La textura sedosa y el sabor persistente del bull encuentran en la frescura y la acidez del vermut un contrapunto ideal que limpia el paladar y prepara el siguiente bocado. Al mismo tiempo, las notas cítricas y herbáceas del Xalar armonizan con el trasfondo especiado y carnoso del embutido, creando un recorrido gustativo sorprendente y lleno de matices.
Para disfrutar al máximo de esta combinación, se recomienda servir el vermut fresco, sin hielo ni pieles de ningún tipo de cítrico, y cortar el bull de lengua en rodajas finas, acompañado si se desea de un buen pan de payés tostado y un chorro de aceite virgen extra. Es una manera sencilla y deliciosa de conectar la tradición charcutera del Berguedà con la nueva expresión del vermut catalán, y de reivindicar un patrimonio gastronómico que sabe evolucionar sin perder la esencia.
Una propuesta pensada para aquellos que entienden el aperitivo no solo como un momento para abrir el apetito, sino como un ritual para celebrar la cultura y el territorio.
Catalunya es una tierra fértil y generosa, donde la gastronomía es mucho más que alimento: es cultura, memoria y emoción. Desde la Generalitat de Catalunya se quiere rendir homenaje a esta riqueza única, valorando los tesoros de nuestra tradición: productos de proximidad que explican quiénes somos y de dónde venimos. Con el apoyo de la administración pública, nace en Vadevi una nueva serie de recomendaciones que invita a descubrir el vínculo entre los alimentos catalanes y los vermuts elaborados en nuestra casa.