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Xavier Bernet: «Ojalá el futuro de Júlia Bernet pase por vender el 90% de las botellas aquí»

Xavier Bernet y Cristina Garcia provienen de una región vinícola. En 2003 fundaron Júlia Bernet, una pequeña bodega de viñedos de montaña en el municipio de El Pago. Con las parcelas que la familia de Bernet había cultivado toda la vida para vender la uva a la cooperativa empezaron a elaborar vinos y más tarde espumosos que han acabado bajo la marca colectiva europea Corpinnat. Este año, Xavier Bernet subía al escenario de la gala de los Premios Vinari para recoger el galardón al Mejor Vino Espumoso de 2025 por su Maria Bernet 2014. El bodeguero recibe a Vadevi en su tienda de venta directa, justo frente a su pequeña bodega. Bernet habla de su experiencia en el campo e insiste en dar un paseo por los viñedos de la empresa familiar. Recuerda los años en que ayudaba a sus padres a recoger a mano la uva que llevaba a la cooperativa y cómo llegó a un punto de inflexión que lo llevó a él -y a su esposa- a emprender este proyecto juntos. Habla del paso del tiempo, enaltece con orgullo los vinos de calidad que se hacen en Cataluña y afirma de manera contundente que no quiere crecer, que Júlia Bernet tiene el tamaño que debe tener.

Júlia Bernet se lleva el Premio Vinari al Mejor Vino Espumoso 2025 con el Maria Bernet 2014. ¿Cómo se sienten después de ganar este galardón?

Una gran ilusión. Sentir que allí en el Casal de Vilafranca nuestro Maria Bernet había ganado el Vinari Gran Oro nos encantó. Recuerdo a mis hijas y mi esposa supercontentas. Cuando Cristina vio que venía la cámara hacia nosotros me tuvo que decir levántate, porque yo me quedé quieto, sin saber qué hacer. Pienso que es el reconocimiento a todos estos años de trabajo.

¿Es el primer premio que ganan?

Aquí, sí. Bueno, en los Puntos Parker siempre nos han dado buenas puntuaciones, pero no sé por qué esto de que sea un premio en casa, ha sido algo diferente.

Xavier Bernet, propietario de la bodega Júlia Bernet. 16.10.2025, El Pago (Subirats) foto: Jordi Play

¿Maria Bernet está pensado para ser un vino ganador? ¿Esperaban que lo fuera?

No necesariamente. El Maria Bernet es un vino muy fácil de hacer. Ahora mismo estamos vendiendo la añada 2014 y la 2016. Si hablamos del vino ganador, el Maria Bernet 2014 sí que está más pensado para tener más crianza, porque venía de la Barraca dels Coscons. Normalmente, los vinos que salen de allí tienen una acidez más marcada. Son viñedos de montaña, con piedra debajo, que no son suelos muy fértiles, y eso hace que la uva salga muy equilibrada. Tienen pH bajos y acideces altas, y eso nos permite hacer crianzas largas.

Ahora bien, la añada 2016 a mí me gusta más precisamente porque no había ese pensamiento de largas crianzas. El Maria Bernet 2016 viene de las Serres d’Ordal, una uva con la que elaboramos el espumoso que compra la gente. Es un espumoso pensado para beber en dos, tres o cinco años, no para llegar a los ocho. Me hace cierta gracia pensar que el próximo Maria Bernet vendrá de un básico. Con esto se demuestra que más o menos del mismo tipo de uva, y si se dan las circunstancias, puede salir un espumoso muy bueno.

Esa también es la magia, ¿no?

Sí, claro. Como te decía, nos es muy fácil hacer el Maria Bernet, porque normalmente llegamos hasta los cinco años. Entonces, tanto Barraca dels Coscons como Serra d’Ordal los hacemos a tres años. Así, si vemos que envejecen bien, guardamos tres o cuatro mil botellas, y ya tenemos un posible nuevo Maria Bernet.

¿Cuál es la historia detrás de esta bodega?

Nosotros nacemos en 2003. La primera vinificación llega después de una cosecha muy abundante, en la que las uvas de montaña se pagaban a 16 céntimos, a 27 pesetas. En aquel momento, yo llevaba pocos años incorporado a trabajar con mis padres, y sentí que mi trabajo no tenía mucho sentido con esos precios.

Algo que siempre me viene a la cabeza es que nosotros pasábamos toda la mañana recogiendo, entre siete u ocho personas, y luego tenía que ir a Sant Sadurní d’Anoia a descargar la uva. Iba contento, pero una vez dejaba el tractor allí, llegaba un tractor enorme con todo de uva recogida a máquina y lo mezclabas todo… Si dejamos el dinero aparte, tal vez teníamos que plantearnos qué hacer.

La zona que tenemos es muy manual, y al final tu trabajo se estaba mezclando con el de otra gente que trabajaba con maquinaria. Recuerdo que un día, en la cooperativa, una chica que trabajaba en la báscula me dijo que teníamos un remolque muy bonito, con granos de uva recogidos a mano. Están tan acostumbrados a que todo sea a máquina… No lo critico, eh, pero al final aquello es como una sopa. Estos son nuestros inicios.

Xavier Bernet, propietario de la bodega Júlia Bernet. 16.10.2025, El Pago (Subirats) foto: Jordi Play

¿Y por qué se llama Júlia Bernet?

En aquella época hacía dos años que había nacido Júlia y decidimos ponerle su nombre a este proyecto de bodega que iniciamos mi esposa y yo.

¿Y luego llegó Maria?

A medida que íbamos entrando en el mundo del espumoso nos dimos cuenta de que estábamos vendiendo elaborados muy jóvenes y que el xarel·lo tenía potencial para envejecer bien. Paralelamente, tuvimos una segunda hija y claro, algo teníamos que hacer (ríe). Como ambas cosas sucedieron al mismo tiempo decidimos que los espumosos de larga crianza que hiciéramos se llamarían Maria Bernet, en honor a nuestra segunda hija.

Ustedes forman parte de Corpinnat. ¿Qué les motivó a entrar en esta marca colectiva?

Bueno, aquí nos toma en una época en la que no teníamos problemas de ventas, íbamos haciendo. De hecho, creo que ningún bodega de Corpinnat tenía problemas para vender en ese momento. Todo comienza para nosotros en abril de 2018, cuando las seis bodegas fundadoras nos reunieron a algunos elaboradores en la oficina de Sant Sadurní d’Anoia para presentarnos Corpinnat. Por una vez en la vida, casi lo cumplíamos todo. ¿Sabes cuando vas a algún lugar y no cumples nada, que todo lo haces al revés? Pues aquí era justo lo contrario. Esta gente nos explicó que querían montar un proyecto con unos requisitos que para nosotros era la manera habitual de trabajar en la bodega. Evidentemente, tuvimos que arreglar algunas cosas, por ejemplo dejar de vender espumosos con solo un año de crianza. Pero nos tuvimos que adaptar poco.

Por nuestra parte -más allá de ser un proyecto motivador- pienso que si no hubiéramos entrado, habría sido como si tuviéramos algo que ocultar. Siempre hemos vendido vinos de nuestra viña, recogidos a mano y elaboración en casa. Tengo bastante claro que también por eso los fundadores pensaron en nosotros. Ahora, también lo pensamos mucho, porque todo esto tenía que ser controlado, implicaba auditorías, y en una bodega tan pequeña, toda esta documentación nos echaba un poco para atrás. Pero, al final… nos lanzamos.

Ahora que menciona el tamaño de la bodega. ¿Cuántas botellas elaboraron del vino galardonado?

Unas 800 botellas, aproximadamente. Tienes que entender que como te decía guardamos 3.000 botellas. De estas comenzamos con una versión plata con dos años menos de crianza y luego al Maria Bernet final llegan las restantes. Es una manera de ser prudentes, porque los precios son un poco altos -imagínate que no nos lo compra nadie-. Guardas por si funciona, pero te curas en salud sacando una gama más baja con dos años menos.

Antes en lugar de eso, hacíamos gamas especiales, y eso era un error, porque la botella no siempre acompaña lo que hay dentro y tú lo marcas con un precio que quizás no será el adecuado. De esta manera ahorramos y al final sabemos que el producto que llega es bueno.

¿Qué implica para una bodega como Júlia Bernet ganar este galardón? ¿Repercute en ventas?

Puedo hablar de estos primeros días. Te diré que el fin de semana después del premio nos quedamos muy sorprendidos. Nosotros tenemos la tienda donde hacemos venta directa, donde viene el cliente de siempre, pero, de repente, apareció gente que no conocíamos. Fue curioso porque a las nueve de la mañana del sábado vino un vecino de un pueblo cercano —yo no lo había visto nunca— pidiendo esta botella. Y tal vez, sin haber ganado el premio, este señor no habría venido nunca.

Xavier Bernet, propietario de la bodega Júlia Bernet. 16.10.2025, El Pago (Subirats) foto: Jordi Play

¿Tienen definido quién es el público objetivo de este vino galardonado en concreto?

Creo que este espumoso se bebe sobre todo en restauración de alta gama. Es para gente que conoce un poco el sector, que sabe qué está probando. A nosotros, al final, no nos conoce casi nadie, y es el público más especializado el que es capaz de pedir un Maria Bernet, porque realmente no hay mucha gente dispuesta a pagarlo.

Ahora bien, el cliente del Maria Bernet es diferente del cliente de la bodega. Nosotros vendemos a gente normal, gente que no es rica. Estos clientes también han crecido con el proyecto y aún guardan botellas de los primeros años.

¿Ustedes exportan? ¿A dónde? ¿Qué porcentaje de los vinos que elaboran?

Ahora estamos vendiendo en Inglaterra, Suiza, Singapur -con un pedido muy pequeño-, Dinamarca, Holanda y Estados Unidos. Sin embargo, estamos intentando reducir las ventas fuera, porque aquí en Barcelona, Girona, Tarragona, Lleida y también hacia el País Vasco estamos creciendo bastante. Ojalá el futuro de Júlia Bernet pase por vender el 90% de las botellas aquí. Y si fuera más, tampoco me preocuparía.

¿Porque ahora en qué porcentaje están, un 50/50?

No. Un 75%, un 80% se queda aquí.

Vaya… mucho más de la mitad…

De hecho, todo lo que vendemos en el extranjero es gracias a los restauradores de Barcelona. No somos una bodega que pueda tener muchos comerciales y a raíz de estar en locales como El Gresca o l’Ànima del Vi -que son restaurantes barceloneses que nos han acompañado mucho- se nos abrieron puertas. Por ejemplo, de l’Ànima del Vi surgió la exportación a Estados Unidos. También Espai Uma, donde vendemos desde hace 17 años. La verdad es que Barcelona ha sido un poco nuestro escaparate.

Bueno eso es lo que siempre dice el sector, que el vino se hace en comarcas y Barcelona debería ser el escaparate y no siempre ocurre…

Sí, bueno, para nosotros siempre ha sido así.

Ha habido mucho apoyo catalán para Júlia Bernet por lo que me cuenta…

Quizás sí. A mí me enorgullece. A veces pienso que no solo nuestras botellas deberían quedarse aquí. Todos aquellos proyectos pequeños que son buenos: algunos del Priorat, Terra Alta o Corpinnat mismo… No estamos hablando de grandes volúmenes, sino de buenos vinos. Siempre me pregunto por qué no pueden quedarse y construirse en casa.

Incluso en algunos restaurantes de Barcelona, aquellos que no son de alta gama, cuesta encontrar vinos catalanes en las cartas…

Creo que se está haciendo un cambio, pero aún falta un poco más. Ya sé que todo es muy complicado y tal y cual, pero qué menos. Los vinos catalanes son parte de nuestro paisaje e identidad, incluso para los mismos restaurantes de Barcelona. Es nuestro territorio, si no lo defendemos entre todos…

Parece una tontería, pero a todo el mundo le parecería extraño ir a La Rioja y no pedir un Rioja y aquí en Cataluña parece que lo raro sea pedir vinos catalanes…

¡Va cambiando eh! Y la gente nos escucha. Cada vez hay más personas que se dejan orientar. Yo lo veo mucho aquí en la tienda. Los restauradores creo que también lo hacen bien y sobre todo los sommeliers quienes también defienden mucho el territorio. Además, repito, qué menos que desplazarte a un territorio y probar lo que se hace allí. Y eso no quiere decir que no debamos ver los vinos que hacen los demás, porque en todas partes se hacen cosas muy buenas.

Xavier Bernet, propietario de la bodega Júlia Bernet. 16.10.2025, El Pago (Subirats) foto: Jordi Play

Bueno, probar vinos de otros lugares está muy bien, pero primero lo que se tiene en casa, ¿no?

¡Exacto! Yo creo que sería bonito que se conociera primero lo que hay en casa.

Ahora que hablamos de identidad, ¿qué opinión tiene usted de la relación entre los jóvenes y los vinos?

Vaya… es que el vino es nuestra cultura; el vino es cultura.

Pues dicen que los jóvenes no beben vino…

Hace 20 años, antes de que hiciéramos espumoso, le pregunté a un bodeguero de aquí del Penedès sobre esta cuestión. Su respuesta fue que normalmente los hijos vamos adquiriendo los hábitos de los padres. Esto es como ese mueble de tus padres que tienen en casa y tú no quieres para nada. Ahora bien, pasan los años, lo tiran y después resulta que sí que lo hubieras querido. El vino es nuestra cultura. Acompañar comidas o días de fiesta en un restaurante con un buen vino o un espumoso es perfecto. Yo de los jóvenes espero que eso que me respondieron hace 20 años vuelva a pasar, o más bien se mantenga.

Finalmente, ¿me podría hacer el maridaje perfecto para su vino ganador?

Hombre, el Maria Bernet marida muy bien con gambas de Vilanova o de Palamós. Creo que los vinos con esta salinidad, acompañan las gambas tranquilamente. Con la sal del mar un espumoso cañero es ideal.

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