«Me voy a vivir a Nueva York, sí. Pero voy para trabajar a fondo ese mercado, que es el que nos debe permitir subir los precios de venta, que es la única manera de generar valor en toda la cadena, empezando por los viticultores», explica el máximo responsable de Raventós i Blanc, sin necesidad de que se lo pregunten. El proyecto es ambicioso y parte de una paradoja aparente: «Los aranceles son un problema», dice Pepe Raventós, «pero supondrán una dificultad más grave para el Champagne, que incrementará mucho los precios en el mercado más importante del mundo. Es nuestra oportunidad para ganar cuota de ese segmento y generar los recursos para dar el salto que necesitamos». Todo esto, para mejorar toda la cadena de calidad y, sobre todo, «porque ahora no puedo pagar más de 1,25 euros el kilo a los agricultores y debemos llegar a los 2 y, más adelante, a los 3 euros».
Este es el planteamiento de base. Y para afrontar el reto, el acierto de muchos años de experiencia y, especialmente, una meteorología providencial aportarán una cosecha de las mejores imaginables. En Raventós i Blanc apuestan por la tradición y la expresividad. «No nos gusta cosechar verde y, de hecho, no nos importa un poco más de grado si se compensa con buenas acideces», explica Joan Munné, director técnico de la bodega.
A media tarde, la reunión de seguimiento de la vendimia también reúne a Elena Loredana, la enóloga de la bodega, quien está muy satisfecha: «Podremos hacer vinos más concentrados, más expresivos y más característicos de las variedades». En Raventós i Blanc la fermentación es espontánea, lo que equivale a asumir un riesgo superior. Pero este año todo es optimismo. También en la reunión, donde se exponen los indicadores de una vendimia «de manual».

Raventós i Blanc viene de muy lejos pero, como cualquier otra bodega, también es un proyecto que tiene una vinculación con la tierra que le obliga a trabajar a largo plazo. Y Pepe Raventós es un personaje inquieto, que no pierde mucho tiempo en quedar bien… «Corpinnat? Es que yo creo que lo que hace falta es crear una Denominación de Origen, no una marca comercial».
-Pero es que una DO, comercialmente, sobre todo es una marca.
-«Yo creo que otro Penedès es posible y eso requiere herramientas semejantes a las que tienen en Francia o Italia, con zonificaciones específicas y el paraguas de una DO. Debemos trabajar para lo que queremos que encuentren las próximas dos o tres generaciones, no podemos quedarnos cortos».
El caso es que la diferencia entre la audacia y la temeridad se sabe después. Así que Pepe Raventós se va a la sala de cata, donde le esperan dos norteamericanos que han venido para probar los sumolls, uno de los tesoros del Penedès. Me presenta diciendo que soy «un gran periodista» y, sin darme cuenta, le ayudo a vender aquellas botellas… Quizás sí que lo logrará.
