Apenas hace unos días, en terminar una cata de vinos que hice a un grupo de forofos, surgió un debate sobre quién era el mejor catador de vinos. Había quién opinaba que los mejores catadores de vinos eran los que eran capaces de ganar un concurso de cata a ciegas, como la Cata por Parejas de Vila Viniteca; otros opinaban que los mejores catadores eran los que participaban como miembros de los jurados de cata en los grandes premios de vinos.
Es cierto que vivimos en una sociedad inmersa en una cultura que tiene necesidad de reconocer en cualquier campo quién es o quién son los mejores representantes de la especialidad. Y evidentemente el mundo del vino no se escapa. Los que nos dedicamos profesionalmente en el mundo del vino, a menudo somos interpelados sobre cuál es el mejor vino, como si hubiera una manera unívoca de determinarlo. Y el mismo pasa cuando la cuestión se centra sobre la figura del catador. Hay una máxima que es cierta, de los participantes de un ciertamente o de un concurso de cata, en el que hay competición entre ellos, siempre hay uno o unos que son los que ganan. Y podríamos estar de acuerdo que los ganadores son los mejores, como mínimo, de los que han participado en aquella edición de los premios, concurso o certamen.
Otra cosa es cuando se intenta establecer quién es o son los mejores, cuando se comparan los concursantes más destacados de premios, concursos o certámenes, que piden habilidades diferentes para ganar. Para ganar un concurso de cata de vinos a ciegas como el reconegudíssim Cata por Parejas que organiza Vila Viniteca hacen falta unas habilidades diferentes que las necesarias para formar parte del jurado de cata de un concurso de vinos donde se busca el mejor vino de cada una de las categorías.
En el caso de la Cata por Parejas, aparte de tener conocimientos sólidos de cata de vinos, hay que saber adivinar todas las características técnicas de un vino, saberlo situar en una zona vinícola concreta del mundo y al límite saber deducir qué bodega lo elabora. Esto pide una preparación específica, probar muchos y muchos vinos de todas partes y tener una memoria prodigiosa.
En el caso de un catador que forme parte del Jurado de Cata de un concurso de vinos, las habilidades principales son las de saber caracterizar organolépticamente un vino y valorar las características puntuando unos parámetros concretos que le marca un modelo de ficha de cata. Por lo tanto, en este caso no es importante descubrir la procedencia o quién es el elaborador del vino, sino valorar la calidad del vino que estar probando a ciegas haciendo especial énfasis al destacar los aspectos más positivos del vino o los posibles defectos que tenga.
Quién es mejor catador? El que es capaz de adivinar un vino o quién es capaz de valorar la calidad? Y podríamos extender la cuestión al catador que hace reseñas de vino por medios de comunicación o a los sumilleres que trabajan en un restaurante, una tienda o de consultores.
Ya os podéis imaginar que la respuesta correcta es que no se puede comparar.
