La sequía ha sido -y continúa siendo- uno de los retos que amenazan la viticultura actual en Cataluña, con especial incidencia en la región del Penedès. Se ha hablado de ello desde muchas perspectivas, pero quizás menos a esos proyectos o iniciativas que nacen para hacerle frente. La bodega Llopart, a través especialmente del copropietario de la bodega familiar y enólogo, Pere Llopart, introdujo a sus fincas una técnica que tenía que permitir retener el agua y canalizarla hacia donde ahora mismo es más necesaria que nunca: garantizar la supervivencia de las plantas.
La técnica del empapat
La técnica se inspiró en regiones vitícolas áridas, pero un intensivo trabajo de estudio condujo hacia la mejora de la maquinaria que tenía que hacer los surcos entre las hileras de viña donde poder retener esta agua recogida directamente de las lluvias. Lo denominan
Fueron pioneros en Cataluña, donde ya han aplicado la técnica modificando una máquina cavadora. “Nosotros, en lugar de hacer los hoyos transversales, los hacemos longitudinales, porque pensamos que de este modo facilitamos el paso posterior de la maquinaria”, detallaba el viticultor. Todo ello, con el objetivo de mejorar la gestión del agua, evitando que se pierda una gota, pero también permitiendo “alimentar mejor nuestros acuíferos e incrementar la biodiversidad y la vida microbiana”. Según el viticultor, «un suelo vivo nos permite mejorar su fertilidad, aumentando la materia orgánica, regenerándolo y haciéndolo, por lo tanto, más resiliente al cambio climático«.

Punto de partida al trabajo colectivo y colaborativo en el Penedès
Llopart fue pionero a incorporar esta técnica, pero pronto convocó un encuentro para compartirla con otros viticultores de la región. De hecho, según confirma la marca, la iniciativa ha tenido nuevos seguidores. “Es una solución de urgencia, pero muy válida y totalmente necesaria en el momento que vivimos, teniendo en cuenta que a la sequía sumamos golpes de calor, que estamos viendo morir cepas y que no sabemos cuánto de tiempo tendremos que convivir con esta realidad”, lamenta Pere Llopart.
De hecho, estas primeras reuniones, bastante concurridas, se pueden considerar el punto de partida a un creciente movimiento entre viticultores y viticultoras del Penedès que se dieron cuenta de la necesidad de trabajar colaborativamente para hacer frente en la nueva realidad climática y garantizar, a través de nuevos proyectos o técnicas, la supervivencia del sector de la viña y el vino en la región.
