Hace cerca de tres años, el municipio ampurdanés de Calonge, en el Baix Empordà, identificó once variedades de uva que ya entonces se consideraron «únicas en el mundo» a partir de un estudio realizado por la Universidad de La Rioja, la UNIR. Cuatro de ellas se ha considerado que no eran «únicas», pero las otras siete, sí. Ahora, pasado todo este tiempo, la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona ha ampliado la investigación y ha reconocido ocho variedades de viña más que, según los investigadores, serían exclusivas de esta pequeña parte del mundo. Esta realidad ha llevado al Ayuntamiento de la localidad a presentar candidatura para obtener el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas por la Alimentación y la Agricultura (FAO) como zona de especial interés por la particularidad de las viñas.
«Viñas con carácter sentimental, no comercial»
«Aquí los campesinos hemos plantado siempre el que hemos querido lejos de las denominaciones de origen y lejos de lo que es comercial. Tiene un carácter sentimental y poco comercial». Son palabras recogidas por ACN del presidente de la Fundación Remença XXI, Lluís Mollà, tras conocer los resultados del estudio de la Universitat Rovira i Virgili. Por su parte, la directora del estudio de la URV, la profesora Maria Francesca Fort, ha explicado que la mayoría de los racimos que hay son «híbridos«, en buena parte porque fue una de las estrategias que se intentaron lleva a cabo por evitar que la filoxera matara las plantas a finales del siglo XIX.
Especies mestizas
«El mundo de la cepa es un mundo mestizo. Todo está mezclado. Por ejemplo, lo xarel·lo no es autóctono porque es una variedad castellana y una especie francesa. El que pasa es que en el Penedès lo conservaron y se considera una local de ellos», valoraba Fort.
Entre todas las nuevas especies encontradas, hay cinco de viníferas, fruto del «mestizaje» con variedades otras especies del género Vitis y una de totalmente silvestre. Las viníferas se han bautizado como Picapolla moscatella, Caïm 6, Caracol, Roseta y Colló de gallo negro; las mestizas como Moscat negro, Mojé, Abejero, Caïm 3 10, Molla 3 T, Roig de la costa, Carinyena roja, Híbrido de fresa y Grech 2; y la variedad silvestre, Grech 1.
Además, el estudio también demostraría que la población de viña de Calonge y Sant Antoni, ya sea por sus condiciones climáticas y geológicas o por la selección humana, «es de una grande singularidad«. En este sentido, Fort no descarta que se puedan llegar a encontrar nuevas variedades de uva en los próximos años.
Reconocimiento de Naciones Unidas
La particularidad de Calonge por la cantidad de variedades especiales que se han encontrado y que supone la posibilidad de elaborar «vinos únicos«, ha hecho que el Ayuntamiento apueste para pedir el reconocimiento de Naciones Unidas. En este sentido, el alcalde, Jordi Soler, ha explicado que el que se busca no es una cuestión económica, sino que figure como un espacio “de especial interés y protección”. Y es que desde el consistorio señalan que más allá del valor biológico y botánico de esta investigación, gracias a sus resultados “la cultura y las tradiciones locales aportarán a la lexicografía catalana y mundial quince nuevos nombres propios” para las variedades de nuevo descubrimiento.
Soler ha destacado que este apartado de reconocimiento vinícola “casa perfectamente” con la denominación de «pueblo de libros» que tiene la localidad bajo-ampurdanesa desde hace unos años, después de la llegada de varias librerías en el municipio.
