Hace un par de semanas, el Ayuntamiento de Alella presentó el plan para incorporar al patrimonio público el edificio histórico de la bodega Alella Vinícola y convertirlo en un equipamiento cultural de gran formato. El alcalde, Marc Almendro, expuso en una audiencia pública el acuerdo al que se ha llegado con la propiedad después de dos años de negociación. Según la propuesta, la Vinícola pasará a ser íntegramente municipal a cambio de permitir la construcción de un total de 49 viviendas, una parte de las cuales en la zona de aparcamiento situada entre la bodega Bouquet d’Alella y la misma Alella Vinícola, y otra parte en el entorno de la bodega, en el actual patio de vendimia.
El ayuntamiento plantea llevar al edificio la nueva biblioteca y el archivo municipal, una sala de exposiciones, una sala polivalente, un espacio de restauración vinculado a la cultura del vino y un centro de formación y divulgación vitivinícola. También está previsto demoler una parte del edificio que se construyó posteriormente y que no es modernista ni tiene interés arquitectónico, para abrir una plaza que se convierta en un nuevo acceso al complejo y que dé visibilidad a los arcos modernistas.

La incertidumbre sobre el futuro del edificio ha durado tres años
Al final de 2022 la propiedad de Alella Vinícola anunció la creación de una nueva empresa, de nombre Celler Marfil, que adquiría las marcas, los viñedos y el stock de Alella Vinícola. En enero de 2023 se cerró el restaurante de Alella Vinícola y un mes más tarde se anunció la puesta a la venta del edificio histórico, situado en la rambla de Àngel Guimerà, justo en el centro del municipio de Alella. Responsables del Celler Marfil explicaron la intención de trasladar la bodega a un espacio denominado la Finka 4.1 (la masía Can Jonc, situada en la misma carretera de Alella, un par de kilómetros al norte). La propiedad argumentaba la necesidad del traslado porque el edificio se encontraba en un estado estructural deficiente y, además, por estar en el centro del pueblo representaba dificultades de movilidad logística (acceso de camiones, etcétera). Durante estos años, se planteó la posibilidad de convertir la Vinícola en un Carrefour y también de construir pisos. El Ayuntamiento de Alella creó un grupo de trabajo formado por políticos, expertos y personas del mundo vinícola alellense para poder valorar una solución para el futuro de Alella Vinícola; del trabajo de esta comisión, se concluyó que eran opciones deseables que el edificio se convirtiera en público (o público-privado), que se instalara la nueva biblioteca (y más equipamientos culturales), que fuera un espacio de promoción del vino DO Alella y que la actividad vinícola continuara (bien con la elaboración de los productos del Celler Marfil, tal como ocurre ahora mismo, bien a través de la conversión del espacio en un vivero de bodegueros).
Finalmente, el edificio se convertirá en público y se cumplirán parte de los deseos puestos por escrito por la comisión de expertos. Pero, después de 120 años de producción ininterrumpida de vino, esta actividad dejará de llevarse a cabo dentro del edificio. A través de comentarios en las redes sociales, muchos vecinos de Alella han expresado el malestar porque, a pesar de que se percibe como positivo que el edificio se convierta en público, el precio a pagar en forma de aparcamiento que se perderá y de edificios nuevos que se construirán (como en casi todas partes, el acceso a la vivienda es un problema muy grave en Alella) parece excesivo para muchos.

