Una emotiva y seguramente irrepetible cata vertical de la Cartuja de Scala Dei, el que fuera el primer vino embotellado bajo el amparo de la denominación de origen Priorat, fue el acto central de la celebración de los 50 años de la refundación de la histórica bodega prioratina.

La cata, conducida por el director de la bodega y enólogo Ricard Rofes, se celebró en el interior de la Cartuja de Santa Maria de Escaladei, el primer monasterio cartujo de la península Ibérica fundado en el siglo XII por Alfonso el Casto. Contó con la participación de un centenar de invitados que pudieron disfrutar de 10 añadas, dos por década, de la Cartuja Scala Dei. Las añadas escogidas fueron: 1974, 1975, 1987, 1989, 1991, 1993, 2005, 2007, 2016 y 2020.

Fue una cata que permitió poner de manifiesto como ha ido evolucionando la vinificación a la bodega a lo largo de los años y la capacidad de guarda de los vinos, desde las elaboraciones ancestrales, a la modernización y la introducción de variedades foráneas de los 80, a los vinos de los 90, muy estructurados y marcados por la madera y hasta el retorno a las raíces a partir de los 2000.

Vendimia en el Priorat a primeros del siglo XX | cedida

Historia viva en el Priorat

La bodega ha celebrado medio siglo de su refundación, pero tiene los orígenes en las tierras que rodeaban el monasterio de Escaladei, donde los monjes cartujos empezaron a elaborar vino en 1263. Con la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, los monjes fueron obligados a abandonar el monasterio y cinco familias adquirieron la Cartuja y sus tierras. Crearon, entonces, la Sociedad Agrícola Unión de Scala Dei y siguieron produciendo vino. Incluso hicieron unas primeras botellas para presentarlas, en 1878, a la Exposición Universal de París, y en 1888 a la de Barcelona.

El año 1974, la Sociedad se funda de nuevo como Cellers Scala Dei y lanza al mercado los primeros «vinos modernos» del Priorat, convirtiéndose en una de las pocas bodegas que embotellaba vino en la comarca hasta el boom de finales de los 80.

Cincuenta años más tarde, Scala Dei continúa añadiendo historia al sector del vino manteniendo tradición con pequeñas producciones y trabajando 70 tiene que viñas propias, algunas de las cuales ya pertenecían a los cartujanos y son las más antiguas de la región, cultivadas de forma sostenible y donde se cultiva, principalmente, la garnacha.

El acto de este viernes 20 de septiembre permitió conmemorar medio siglo de la bodega y también celebrar una «historia de éxito» que, en estos últimos 50 años, ha transformado el Priorat en una de las regiones vitivinícolas más reconocidas. Una historia que empezaba el 1263, pero que estuvo a punto de acabar con la llegada de la filoxera y la emigración hacia las ciudades, coincidiendo con el boom de la industria textil. Y todo ello, gracias a los viticultores que perseveraron en el cultivo heroico de la viña y a todos quienes volvieron a creer en el potencial del Priorat, los vinos de la Cartuja compiten hoy con los mejores del mundo.

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