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La DO Terra Alta, contra instalar nuevos parques eólicos a la comarca
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Este mes de julio, la Ponencia de Energías Renovables ha emitido una declaración de impacto ambiental favorable a la instalación de tres nuevos parques eólicos en los municipios de Batea y La Pobla de Massaluca, los dos en la comarca de la Terra Alta. Falta el trámite urbanístico ante la Comisión Territorial de Urbanismo de las Terres del Ebre, pero si todo siguiera adelante, estos proyectos añadirían 31 nuevos aerogeneradores de 200 metros de altitud y 147 megavatios de potencia en el territorio, provocando una afectación sobre 85 hectáreas de terrenos eminentemente agrícolas.

Los tres proyectos en trámite son Las Crestas, con 10 aerogeneradores y 49 MW de potencia, y Fontcalda, con 11 aerogeneradores y 49 MW de potencia, ambos en Batea; y El Calvario, con 10 aerogeneradores y 49 MW de potencia en los municipios de la Pobla de Massaluca y Batea. Todo ello, se suma a seis proyectos fotovoltaicos que ya están en trámite en la comarca, que añadirían 106,5 MW de potencia y ocuparían una superficie de 164 hectáreas

La Terra Alta cuenta con cerca de 200 aerogeneradores en funcionamiento | Foto: E.V.

Casi el 30% de la energía acumulada en Cataluña

Los nuevos proyectos no estrenan la generación de energía eólica en la comarca, que ya cuenta con doce centrales, 410 MW de potencia y 169 aerogeneradores, hecho que representa que «en la Terra Alta hay casi el 30% de toda la potencia eólica instalada en Cataluña (1.406 MW), cuando solo representa el 0,14% del total de habitantes de Cataluña con 11.473 personas». Lo denuncia la Denominación de Origen Terra Alta, quien entiende que «anualmente producen electricidad con renovables que equivale además de 10 veces su consumo eléctrico anual, hecho que no repercute en el desarrollo territorial, puesto que la comarca ha perdido más del 11,1% de la población desde que se pusieron en marcha las centrales eólicas en 2010, siente la comarca catalana con el porcentaje más grande de pérdida de población».

Estas instalaciones lamentan desde la DO, responden a un «modelo eléctrico centralizado en manos de pocas empresas, ubicadas en espacios agroforestales, y situadas lejos de los principales centros de consumo, hecho que implica la construcción de nuevos tendidos eléctricos de alta tensión». Y esta realidad contrasta con un entorno que vive del campo, y que «los territorios donde se instalan las centrales no se ven favorecidos socioeconómicamente por su presencia», justifica la entidad del vino. Y aporta cifras: «económicamente, estas instalaciones solo aportan en los presupuestos municipales el 3,4% del que facturan, teniendo en cuenta que un 1,5% de los ingresos proceden de convenios que no siempre se están cumpliendo por parte de las empresas». Por otro lado, siguen, «el impacto laboral a escala local de las centrales eólicas se puede considerar marginal, dado que solo generan 0,03 puestos de trabajo (fijas y eventuales) por cada MW instalado entre personas empadronadas en los municipios con centrales eólicas». Todo ello, «significa un 0,3% del total de la población ocupada de estos municipios», de forma que «si solo se tienen en cuenta los puestos de trabajo directos, las cifras bajan a 0,02 puestos de trabajo por cada MW instalado y un 0,2% de la población ocupada».

Rechazo por parte de la DO

La Denominación de Origen Terra Alta siempre se ha manifestado favorable a las energías renovables, pero ante este panorama reclaman que la «generación sea distribuida y de base comunitaria, aproximando producción a consumo y utilizando espacios alternados», tal como determina el artículo 19 de la Ley del Cambio Climático aprobada el 2017 por el Parlamento de Cataluña.

El problema, señalan, es que «esta concentración eólica de grandes proyectos en la comarca ya está por encima de aquello que se puede asumir y se convierte en una masificación eólica que pone en peligro el entorno, el paisaje o la dinamización económica del territorio, entre otros aspectos». Y cierran: «es por eso que la DO Terra Alta muestra su rechazo a los tres nuevos proyectos que han recibido declaración de impacto ambiental favorable».

La actividad agrícola, especialmente la relacionada con el sector vitivinícola, y el turismo enológico, son dos de los principales motores económicos de la comarca, y la DO reclama defender los paisajes agroforestales como eje de construcción de un potente proyecto de desarrollo enoturístico. «La continuada masificación eólica en la comarca con grandes proyectos de energías renovables compromete este desarrollo autocentrado que se basa en los recursos naturales, paisajísticos y agrarios propios de la comarca», claman.

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