Cataluña es tierra de vinos. Haciendo caso a los historiadores, sabemos que hace miles de años que se consume este producto de la tierra en esta pequeña parte del planeta. Es de suponer que tantos siglos tienen que dejar huella en la toponimia autóctona. Y es así si se hace un repaso en los pueblos de Cataluña, a pesar de que quizás menos del que se podría imaginar.

Pueblos del Principado con nombres relacionados con el mundo del vino y de la viña se cuentan con los dedos de las manos: Almoster, Celler o Celles, Torrelavit, Avinyó, los diferentes Avinyonets (del Penedès y de Puigventós), Botarell, Vinyols y la entidad municipal descentralizada de Raimat. No hay más, aunque se podría relacionar Celrà con bodega y que una de las acepciones de Cubelles y Cubells podría ser una bota. Añadiríamos Penya-roja de Tastavins si nos fuéramos hasta el Matarranya. Aunque se podría pensar el contrario en una primera visualización de la palabra, no tienen ninguna relación con el mundo de la viña y el vino, ni Vinaixa, ni El Vilosell, ni Castellví o La Cellera de Ter. Tampoco Cava, en el Alt Urgell, que recuerda un agujero, una roca vacía.

Viña vieja de taladrado
Viña vieja de taladrado Foto: DO Conca de Barberà

«No debería ser extraño en pueblos que se dedican al cereal y la viña»

Cellers, que también puede ser denominado Celles, era un pueblo del término municipal del Pont de Suert, en la comarca de la Alta Ribagorça. También es un del Pallars Jussà que forma parte del municipio de Castell de Mur. Hasta el 1972 pertenecía al término municipal de Guardia de Tremp. Está situado en el oeste del embalse de los Terradets, en el sur de la comarca. Según el ilustre lingüista Joan Coromines, el nombre proviene del latín cellaris, con el significado de despensa. Esta palabra en catalán medieval ya tomó el significado de aposento hondo subterráneo para el vino, pero también se aplicaba al grano. No es extraño, este origen, atendida la situación del pueblo y el que se cosechaba todo a su alrededor: cereales y viña.

De Torrelavit, en el Alt Penedès, Joan Coromines, autor del Diccionario etimológico y complementario de la lengua catalana y de Onomasticon Cataloniae, nos apunta que la etimología de la vid es illam vitem, es decir, cepa de viña. La etimología de Almoster, en el Alt Camp, apunta hacia el vino. De origen seguramente árabe, se refería al mosto.

No todos los lingüistas se ponen de acuerdo, pero hay quienes ven en las raíces de Avinyó, Avinyonet (del Penedès, de Puigventós) vinyó, que sería viña pequeña. Vinyols, en el Baix Camp, tendría relación con el cultivo de la viña. Por su parte, Botarell, en el Baix Camp, podría ser un derivado de bota.

Raïmat es la conserva hecha de racimos cocidos con el mosto y que toma consistencia. También hace referencia a la viña. La historia de Raimat es muy curiosa, puesto que es uno de los pocos pueblos que su origen era una colonia agrícola. Igual que existieron las colonias industriales, también lo hicieron las del campo, construidas por los propietarios para sus trabajadores, a pesar de que estas últimas fueron muy escasas. Hablar de Raimat es hacerlo de la familia Raventós, fuertemente ligada a estas tierras. El 1914, Manuel Raventós Domènech compró las 3.200 hectáreas de tierras baldías y desérticas de la zona para convertirlas en el cultivo de viña más grande de Europa en manos de un solo propietario.

Castell de Raimat | Foto: Fundación Castell de Raimat

Vinyet es nombre de mujer

Un vinyet o vinyar es un terreno plantado de viñas. También es el nombre de un antiguo barrio de Sitges y de muchas mujeres catalanas, sobre todo en el Garraf.

Dice la tradición que un esclavo que estaba cavando en una viña se encontró una pequeña imagen de la Virgen María. La desenterró y la llevó al hijo del amo para hacerle una ofrenda. Cuando iba a la casa observó que no la llevaba en sus manos, pensando que se lo había olvidado. De retorno a la viña la vio otra vuelta a tierra. La volvió a coger y se dirigió hacia la casa, pero la situación se repetía, hasta que entendió que la imagen no se quería mover. Fue a buscar el amo y le explicó. El señor fue a la viña y vio la imagen entre esplendorosos rayos luminosos. La ermita del Vinyet fecha de mucho antes del 1326, probablemente de al poco del siglo X.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa