Lucie Pereyre de Nonancourt, cuarta generación de la familia propietaria de Laurent-Perrier, ha sido la anfitriona esta semana de un almuerzo exclusivo en el restaurante Lasarte de Barcelona, donde se presentaron las nuevas ediciones de su champán más icónico, el Grand Siècle.
El evento fue una demostración palpable del saber hacer que define la maison Laurent-Perrier, especialmente en la selección y conservación de sus vinos de reserva, verdadera columna vertebral de su estilo. Fieles a la visión de Bernard de Nonancourt, quien ya en 1948 defendía que “la añada perfecta no existe, pero se puede recrear”, la casa continúa elaborando su champán más prestigioso a partir del ensamblaje de cosechas complementarias, en una búsqueda constante de la armonía absoluta. Así nació el Grand Siècle, símbolo de precisión, equilibrio y refinamiento.
Cada nueva edición de Grand Siècle se llama «iteración”, y cada iteración es diferente, ya que corresponde a un ensamblaje único de tres añadas concretas.
La iteración núm. 26 del Grand Siècle, presentada en botella de 75 cl, es fruto de la combinación de tres grandes añadas: 2012 (65%), 2008 (25%) y 2007 (10%). El coupage final reúne un 58% de chardonnay —procedente de los Grands Crus de Le Mesnil-sur-Oger, Oger, Cramant y Avize— y un 42% de pinot noir de los Grands Crus de Tours-sur-Marne, Ambonnay, Bouzy y Verzy. La crianza en botella, con las lías, es de 120 meses.

Por su parte, la Iteración núm. 23, presentada en formato magnum, reúne vinos de las añadas 2006 (65%), 2004 (20%) y 2002 (15%). El coupage final es de 55% chardonnay (Avize, Chouilly, Cramant y Le Mesnil-sur-Oger) y 45% pinot noir (Ambonnay, Bouzy, Louvois, Mailly, Tours-sur-Marne y Verzenay), con una crianza excepcional de 168 meses.
La visión del champán como un arte de equilibrio
El Grand Siècle de Laurent-Perrier es la síntesis entre la complejidad del tiempo y la precisión del ensamblaje. Transciende el concepto de cosecha para convertirse en una expresión de armonía absoluta. Representa la visión de una casa que entiende el champán como un arte del equilibrio, donde tres añadas complementarias se fusionan para recrear la idea de una perfección inalcanzable. Cada copa revela la armonía entre la frescura viva del Chardonnay y la profundidad sedosa del Pinot Noir, procedentes exclusivamente de los Grands Crus más prestigiosos de Champagne.
El resultado es un vino de una pureza cristalina, con una burbuja de una fineza excepcional y una textura envolvente que combina elegancia, energía y persistencia. En boca despliega una arquitectura precisa, donde la tensión y la cremosidad se dan la mano. Su acidez vibrante sostiene un conjunto lleno de matices —flores blancas, frutos secos, brioche y miel sutil— que evolucionan con la paciencia de una larga crianza sobre lías. El final es largo, recto y refinado.

