Tensiones económicas y geopolíticas a escala internacional y una situación de extrema sequía en algunas de las regiones productoras de cava. El contexto de los últimos meses, dentro y fuera del país, no ha sido especialmente propicio para un sector que, a pesar de todo, ha cerrado el 2023 con nuevo incremento: el año pasado se vendieron 251,8 millones de botellas, un 1,09% más que el anterior, de una producción total que se acercaba a los 254 millones. De los resultados destaca el crecimiento del mercado interior en un 4,02%, y la ligera bajada en los mercados de exportación (un -0,25%), provocados mayoritariamente por la caída de ventas en mercados estratégicos como el de los Estados Unidos, donde la bajada ha sido del 13,48%.

Son datos que ha compartido la entidad en el marco de una rueda de prensa donde el presidente de la DO, Javier Pagès, ha insistido en «la fortaleza de un sector» que, a pesar de todo, continúa teniendo «fuerte presencia» en mercados interiores y exteriores, incluso, «recuperando terreno frente a nuestros principales competidores mundiales», que habrían sufrido «un sensible retroceso«. En el ámbito internacional, Alemania continúa encabezando el ranking de países compradores de Cava, seguido de Bélgica, los Estados Unidos, Reino Unido y Suecia.
Entre las tipologías de cava, dos menciones especiales. Por un lado, los cavas rosados, que continúan «avanzando posiciones«, anotaba Pagès, con un incremento del 3,31%, que supone la venta de 23,5 millones de botellas; y los cavas ecológicos, que comparativamente con los obtenidos en agricultura convencional, que han bajado un 1,65%, crecen un significativo 24,59%, representando una venta de 32,3 millones de botellas certificadas. Recordamos, y esto también lo refirió el presidente, que en 2025 tienen previsto que el total de la categoría de cava de guarda superior sea 100% ecológica, un hito que «se conseguirá», predecía el presidente.

Un fondo de garantía de vino base
Sea como fuere, la realidad actual hace que el contexto no permita solo hablar de cifras. «El sector está sufriendo por el cambio climático y la sequía, estamos preocupados por la viabilidad de los productores«, lamentaba Javier Pagès, mientras anunciaba que en la última campaña se había cosechado un 40% menos de uva. «Habrá carestía de producto», anunciaba, y esto tendrá varias consecuencias, entre ellas, que «tendremos que ver un incremento en los precios» del producto.
Además, se apresuraba a ofrecer apoyos a través de la DO, porque «podemos ser más eficientes», decía, y acompañar en las peticiones de riegos de apoyo que, en este caso, «dependen más de la Administración», apuntaba. Campesino compartió que se está trabajando en un fondo de garantía de vino base, «como se hace en otras regiones productoras del mundo, como la Champaña o La Rioja». Todo ello, ante cifras «preocupantes» de producción de los últimos años. «Del 2021 al 2023 ha habido una bajada de la producción del 29,8% en todo el territorio cava, que en Cataluña se acentúa y es todavía superior, hasta un 37,8%«, detallaba el presidente de la DO Cava.