La tramuntana, en voz del actor Pere Arquillué, hacía de maestra de ceremonias de una experiencia multisensorial que sirvió para inaugurar la fiesta del centenario de la bodega ampurdanesa Perelada. Todo ello, en uno en torno a excepción, el Ideal Centre d’Arts Digitals de Barcelona, que se convirtió en el punto de encuentro de varios centenares de personas, invitadas a compartir una velada cargada de emoción en que se pudo vivir una cata inmersiva única, guiada por el enólogo Delfí Sanahuja, y que permitió combinar la degustación de algunos de los productos estrella de la casa -con novedades que justo ahora introducen al mercado-, con proyecciones de la viña, la bodega y el relato de una historia de ciento años que se ha estado gestando a lo largo de tres generaciones.
«En esta fiesta solo faltan mis padres, lo habrían disfrutado mucho», decía con añoranza Javier Suqué, actual presidente y copropietario de Perelada. Y lo compartía con la emoción de quien ve consolidado un sueño, un legado que en cada nueva generación ha ido incorporando solidez, pero siempre manteniendo el arte y el vino como ejes centrales del proyecto. De hecho, este viaje inmersivo se dividió en cinco actos, que permitieron probar cinco vinos mientras se visitaba virtualmente lo claustro gótico del siglo XIV del Convento de Carme, su inmensa biblioteca que conserva más de cien mil ejemplares, entre los cuales un millar de ediciones diferentes de
Precisamente hablando del Empordà, apuntaban la importancia de dar valor en un territorio con largo recorrido histórico en cuanto a vino, pero que «todavía no tiene la notoriedad que debería«, lamentaba Suqué. Y en esto Perelada tiene la sana intención de contribuir a «ponerla en el lugar que merece». Reforzaba el mensaje con estas palabras:
La experiencia inmersiva, abierta al público todo el fin de semana
Este proyecto, bajo el nombre ‘Perelada 100 – Los sentidos de la historia’, se puede visitar este fin de semana del 6 y 7 de mayo en Barcelona. Un recorrido virtual por el castillo del siglo XIV, las colecciones de arte y los libros, las postales de viña y una parte expositiva con piezas de arte valiosas trasladadas desde la biblioteca y el museo del castillo, y esta cata de vinos inmersiva.
En la parte expositiva, se muestran desde un capitel y un cabo de Sant Pere esculpidos el siglo XII por el Maestro Cabestany; pinturas religiosas del siglo XV de Hans Memling y Petrus Christus II; dos libros de finales del XV (La cosmografía de Ptolomeo, imprimido el 1482) y Crónica de Núremberg (de 1493); piezas de la colección de vidrio del siglo XV; o los trajes que lucían la Reina y Rigoletto a la ópera
‘Perelada 100 – Los sentidos de la historia’ es una creación de IDEAL Barcelona y la productora Layers of Reality.
Cien años de relato
La historia de Perelada se empezó a escribir el año 1923 cuando la familia Mateu, dedicada entonces al comercio del hierro y fundadora de la Hispano-Suiza se instaló en el Castell de Perelada. Damià Mateu y su hijo Miguel pretendían ubicarle sus colecciones de arte, que con los años han estado siempre acompañando la evolución de este proyecto, junto con el vino y otras manifestaciones vinculadas a la música, el ocio y la gastronomía. De hecho, en las últimas décadas del siglo XX, crecía alrededor de Perelada una oferta de ocio y cultura única que incluye, más allá del castillo y la bodega, el Festival de Peralada; un hotel 5*, un casino, un Golf y cuatro restaurantes de primer nivel, uno de ellos con Michelin.
En cuanto a los vinos, su ambición ha sido la de posicionar como merece un territorio de larga tradición vitivinícola como el Ampurdán, y desde siempre, se han querido definir como productores de vino de calidad y exportar el Empordà al mundo. En este sentido, y a pesar de que empezaron a elaborar ahora hace justo 100 años, sería a partir de los 60 del siglo pasado que empezaron a comprar viña propia y a partir de los 90 que harían un salto importante en su apuesta para embotellar productos de calidad. Ahora, esta quimera todavía se hace más patente con la reciente inauguración de la nueva bodega, muy pensada para mejorar la producción y también para abrirse y reforzar la rama de la enoturismo.
