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Los retos a los cuales se enfrenta el sector del vino este 2024

Empieza una nueva añada, la cepa continúa con su ciclo vital y las personas que se dedican en el mundo del vino se enfrentan nuevas rutinas en el campo y en la bodega. Hay preocupación por los cambios en la climatología, por la falta de agua y las altas temperaturas. Sufren por cómo afectará esta emergencia climática a la viña, pero también en cómo afectará los nuevos perfiles de vinos. El exceso de burocracia, la falta de comunicación de los productos, procedencias y orígenes, y la dificultad de calar al mercado interno son otros temas emergentes. Desde Vadevi hemos pedido a varias personas, de varias procedencias y con oficios complementarios dentro del sector, que nos ayuden a recopilar algunos de los retos a los cuales se enfrentan en este año que justo ahora estrenamos. Los repasamos en detalle.

Sequía y gestión del agua

«Uno de los principales retos es la sequía, desde todos los ámbitos posibles», dice Eva Plazas, enóloga de Vilarnau. Y con ella coinciden otras voces, de viticultoras, enólogos y campesinos. Hace demasiados meses que no llueve, o que llueve poco para sostener todo el crecimiento vegetativo de la planta y dar vida a los nuevos racimos. Y esto, lamentan, nos hace sufrir por si podremos tener una vendimia como es debido, en el sentido que hay preocupación por si la cepa tenga bastante fuerza para brotar. «Tenemos que ver como responderán las cepas ante esta situación extrema«, continúa Plazas, porque es cierto que es un cultivo de secano, dice, pero cuando acumula tantas añadas difíciles, «no sabemos de donde sacará la fuerza para poder ofrecer el fruto con la maduración adecuada».

Muy ligado a la sequía, otra preocupación y por tanto reto para afrontar este 2024: como se gestiona la poca agua que hay. La misma Eva Plazas pone la mirada en el hecho que «será inviable regar todas las viñas» de aquí que sea «prioritario» y un gran reto también por este 2024 «hacer una buena gestión de esta agua», dirá el viticultor y enólogo Martí Torrallardona, de La Fita Vins. Hablan de reaprovechamiento de aguas de las depuradoras particulares o municipales, de adaptar o recuperar nuevas fuentes de riego como los pozos, o incluso aplicar nuevas técnicas de labrado, como el que ha implantado en el Penedès la bodega Llopart y que permite retener agua en pequeños hoyos. El viticultor penedesenc cavila también la necesidad de repensar las orientaciones donde se planta la viña, «antes se evitaban las caras norte, ahora quizás se tendrán que recuperar» y también los marcos de plantación, puesto que quizás será necesario espaciar más las plantas de la finca. Menos plantas, más agua para repartir.

Coincide Blanca Ozcàriz, viticultora y responsable de El Jardí dels Sentits, en que para afrontar esta carencia de agua será necesario «repensar la arquitectura de la cepa, con relación a la formación, la poda y la poda en verde con el objetivo de minimizar las necesidades de agua de las cepas; y volver a las viñas vas, abandonando los emparrados, porque las primeras sombrean más los racimos». Por último, lista la viticultora, recomienda un «aumento de la materia orgánica y trabajo adaptado a cada tipo de suelo para retener el máximo de humedad«.

La nueva técnica adaptada por Llopart intenta afrontar la sequía que hace años acumula el campo catalán | Foto: Llopart

Pagar más por la uva para evitar el abandono de viñas

No menos importante, este contexto puede llevar todavía un nuevo reto mayor: como evitar que los campesinos abandonen las viñas porque no se pueden ganar la vida. Eva Plazas insiste en este punto, preocupada por esta posible afectación derivada también por la carencia de lluvias.

«No podemos permitir que se vean abocados, lamenta, y todo ello implica pagar más por la uva«. «Si el precio de la botella tiene que subir, el consumidor tiene que saber y entender el motivo», apunta, y se convierte en otro reto «saber si el cliente estará dispuesto a pagar más para dar valor añadido a nuestro producto».

¿Cambiará el estilo de los vinos?

Más allá de la viña, esta emergencia climática también afectará el trabajo a bodega, dicen enólogos y elaboradores. El fuerte calor puede afectar las madureces, las acideces y, en definitiva, el resultado final del vino. «¿Queremos perfiles de vino más pelmazos, más densos? ¿Nos veremos obligados a cambiar estrategias de vinificación? ¿Nos interesa perder la pureza de vinificar con la mínima intervención?», se pregunta Martí Torrallardona. Quizás, reflexiona, hay que repensar cuáles son aquellas variedades que mejor se adaptan a esta nueva realidad climática y trabajar con ellas. «En la bodega, continúa Ozcàriz, deberemos estar más alerta por los posibles cambios de aromas y la variabilidad de los taninos que maduran a ritmo diferente según el clima», valora. Y continúa: «En una añada cálida y seca, una misma viña te puede dar de forma natural un vino muy diferente que en una añada fresca, por lo tanto, será difícil vinificar igual cada vendimia», lamenta.

Y tomando nota de estas recomendaciones, el presidente de la Asociación Catalana de Enólogos pone sobre blanco una nueva realidad: «Uno de los retos de nuestra profesión es luchar contra el intrusismo laboral«, dirá Pere Campos. «Asegurar que todos los vinos que tenemos sobre la mesa hayan sido hechos por profesionales colegiados», clama. Un reto al cual agrega la necesidad de reducir los trámites y el papeleo, «la burocracia se nos come, y nuestro trabajo es estar a la viña y a la bodega, no podemos perder tanto de tiempo con la duplicidad de trámites», pide como necesidad de mejora por este 2024. «Tenemos más papeles que botellas«, dirá irónicamente Anne Cannan, viticultora y enóloga de Clos Figueras, en el Priorat.

El estilo de los vinos puede cambiar debido a los cambios climáticos

Sobre consumo y comunicación

Campos abre otro hilo: «tenemos que recuperar el consumo interno de vino para garantizar la supervivencia del sector». Remando plegados, la administración, los elaboradores, los viticultores…, y buscando más a consumidor joven, añadirá Eva Plazas, quien insiste que «los jóvenes continúan eligiendo cerveza cuando socializan«. Y en este sentido, un nuevo reto: explicarnos más y mejor.

La periodista Ruth Troyano, tiene claro que «tenemos que huir de explicar el vino únicamente desde una mirada organoléptica«, reflexiona, «dar a conocer que el vino es una filosofía de vida y una manera necesaria para garantizar la conservación del paisaje«. «Los comunicadores tenemos la obligación de explicar al consumidor que tiene delante y reforzar el mensaje que es importantísimo que los consumimos porque nos estaremos alimentando con productos sanos si son de viticultura ecológica y respetuosa con la tierra, a la vez que contribuiremos a evitar la pérdida del paisaje en un momento trascendental como el que vivimos con la emergencia climática», reflexiona.

Nuevo impulso a la promoción del vino a nivel de Cataluña y ver si somos capaces de hacer campañas que vayan más allá de los tópicos y de habla del mapa de las DO, que creo que están bien, pero un poco agotados y hay que ir un paso más allá. Hacen falta campañas más ambicionas y más potentes»

«Hay que orientar el consumidor hacia vinos hechos con sensibilidad y sensatez, de manera artesanal«, añade la periodista y sumiller. Explicarnos mejor, y dar más impulso a la promoción del vino catalán con «campañas más ambiciosas y potentes que huyan de los tradicionales tópicos y del mapa de las DO, que creo que es un mensaje que está bien, pero ya se ha agotado», añadirá Jaume Martí, director general de Sant Josep Vins, en la Terra Alta.

Coincide Anne Cannan, que justo acaba de abrir un bar de vinos en Gratallops para llegar directamente al cliente final, «siente nosotros mismos quién explicamos nuestro producto, nuestro proyecto». Quizás así, comparte la viticultora prioratina, «se acabará la animadversión que hay hacia productos de lujo o de precios más elevados, como los que se producen en el Priorat», concluye. Y esto, sin habla de la nueva normativa del etiquetado. Que también sale a la conversación como uno de los temas a tener en cuenta este 2024. «Se nos plantea el reto de implementar la nueva normativa y de ver como el mercado interpreta la información a la cual tendrán acceso a partir de ahora», valora el terraltino Jaume Martí.

Martí también señala otro reto, «más transversal«, que tiene que ver en «como integrar todas las propuestas vinícolas de calidad que hay en la actualidad más allá de las denominaciones de origen«.

«El futuro del planeta está en nuestras manos, y será si lo cuidamos entre todos que tendrá futuro», dice para acabar la viticultora Blanca Ozcàriz. Y el cierto es que este podría ser a grandes rasgos el gran reto. Y no solo del sector del vino.

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