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Los ‘Vinyataires Lliures’ se unen en gremio: «También hacemos vino Catalán»

A finales de marzo del año 2021, un centenar de viticultores de varios puntos de Cataluña levantaban la voz como Vinyataires Lliures para denunciar unas sanciones interpuestas por el Departamento de Acción Climática contra algunas irregularidades en el etiquetado de los vinos, como por ejemplo el uso inapropiado del nombre de su municipio de origen, una práctica que hoy por hoy está protegida solo para aquellos productos que se amparan dentro de una denominación de origen. Entonces, Josep Dasca, de la bodega afectada Dasca Vives, ya compartía su indignación -y la del grupo- con Vadevi, mientras anunciaba que buscarían la manera legal de poder estampar, sin penalización, de donde procedía su producción.

Han pasado tres años, y los viticultores, viticultoras, artesanos, artesanas, como ellos mismos se definen, vuelven a la primera plana de la actualidad. Este jueves 9 de mayo, Josep Dasca junto con Ruben Parera (Finca Parera) y Gabriel Castelló (Castelló Murphy) hacían de portavoces de todo el colectivo -muy representado a sala- ante la prensa en el Colegio de Periodistas de la presentación de un video, uno manifiesto y, sobre todo, del mensaje que continuarán luchando para tener voz ante la administración y para reclamar los que consideran sus derechos como productores de vino en Cataluña.

«Somos Vinyataires lliures. Sí. Y lo somos porque luchamos para ser escuchados por la administración que niega la gran diversidad de proyectos de nuestras comarcas, sin tener en cuenta la excesiva burocracia inalcanzable por las bodegas artesanas, contraria a los principios de sostenibilidad», clama el manifiesto. Piden que se los escuche, y no «se los discrimine» a la hora de tomar decisiones de un sector «del cual también somos parte», reivindicarán. Quieren utilizar los topónimos geográficos «porque somos territorio, lo respetamos y promovemos y defendemos«. Y poniendo la mirada en el consumidor, quieren «ser transparentes» en cada etiqueta para que tenga acceso a una información «clara y honesta».

El llamamiento es claro. Se sienten discriminados por un sector que, lamentan, está pensado por los proyectos que forman parte de las denominaciones de origen. De aquí que inicialmente reclamaran la atención de la INCAVI y el Departamento de Acción Climática para poder revertir una situación que entienden como injusta, y en la actualidad hayan conseguido sentar en una mesa de trabajo -ya han hecho tres encuentros con INCAVI- en la cual esperan poder firmar algún acuerdo que sea beneficioso para todo el mundo. Han pasado tres años, y es ahora cuando el grupo de viticultores y viticultoras ha iniciado este proceso de negociación porque se han constituido como gremio, que fue uno de los requisitos de la Administración antes de hacerlo.

La presentación se hizo en el Colegio de Periodistas de Cataluña | Foto: Vilateral Comunicación

Ahora son un gremio formado por 68 proyectos que tiene las puertas abiertas a dar la bienvenida a nuevos viticultores o artesanas que tengan interés a sumarse a la causa. Una causa que ahora pasa, más allá de seguir haciendo presión porque se los tenga en cuenta como productores de vino catalán, porque se reconozca la figura «de artesano vitivinícola«, puesto que «nuestra diferenciación está que todos somos artesanos, no industria agroalimentaria», que puedan incorporar añada y variedad a la etiqueta -información que ahora solo pueden incluir las empresas auditadas-, y sobre todo, que no tengan que pagar sanciones para indicar cuál es el origen del producto en la etiqueta con los históricos topónimos geográficos.

«El sector del vino evoluciona, pero la legislación no«, lamenta Parera; y además, insiste, «las normas son lentas de cambiar». Aun así, dirán, avanzan en la dirección de poder incorporar a la etiqueta la añada y variedad, pero no de igual manera con el tema de los topónimos, «que parece un tema cerrado e innegociable» para la administración, dirán desde el colectivo. De aquí, que más allá de las reivindicaciones en Cataluña, hayan querido dar un paso más allá y abrirse las puertas de Europa. Los Vinyataires Lliures ahora son los únicos representantes del Estado español al CEVI, una organización europea que agrupa unos diez mil viticultores que también trabajan fuera del sistema de las DO. «Queremos diálogo, dice Gabriel Castelló, de Castelló Murphy, y sobre todo tener la fuerza para poder cambiar cosas».

La presentación finalizó con una cata informal de los vinos elaborados por los Vinyataires Lliures acompañada por la sumiller y autora del documental La Contraetiqueta Clara Isamat.

Los Vinyataires Lliures se consideran libres, explican, «porque observan el territorio desde una perspectiva independiente, fuera del sistema preestablecido y partidista de las denominaciones de origen, realidad defendida únicamente por la administración». Y a pesar de todo, dicen, «creemos en el trabajo en red de las nuevas generaciones de vinyataires» y se sienten «el futuro del campesinado del país«.

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