“Todo se quemó. El bosque solo es ahora un barranco mineral que no tiene voz.” Este verso del poeta de Manacor Guillem d’Efak ilustra la devastación que dejan las llamas a su paso, reduciendo el paisaje a cenizas. En Cataluña, el riesgo de incendios forestales aumenta cada vez más debido a la sequía y al incremento de las temperaturas por el cambio climático.

“Los viñedos son una barrera natural contra los incendios”, asegura la propietaria de la bodega Espelt, Anna Espelt, quien forma parte de la red Vins de Foc (Fire Wine). Se trata de un proyecto europeo nacido en Cataluña e impulsado por el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), que se erige como una iniciativa innovadora para combatir los incendios a través de la gestión agrícola. Valora la bioeconomía y promueve la creación de paisajes resistentes y resilientes a los incendios en los territorios vitivinícolas con bosques.

El sector agrario y vinícola, clave en la protección de incendios

Las viñas de Espelt, situadas en la finca agrícola de Mas Marès, en el Parque Natural del Cap de Creus, son un ejemplo de esta apuesta por la resiliencia. “Nuestro objetivo en estas viñas no solo es obtener un buen vino, sino también generar espacios agrarios de alto valor natural”, explica Espelt, a Vadevi. Por ello, hace más de veinte años que esta finca combina viñedos, ganadería extensiva y desbroce para reducir el riesgo de incendios.

Espelt explica que el proyecto Vins de Foc no solo protege contra incendios, sino que también incrementa las buenas prácticas de las fincas, como la protección a la biodiversidad y el fomento de la agricultura regenerativa. “Nosotros trabajamos con una mirada ecológica, utilizando las cubiertas vegetales, pero con precaución, ya que pueden convertirse en un riesgo en verano si no se gestionan correctamente”, subraya.

El paisaje cultivado y pastoreado de Mas Marès actúa como una franja de seguridad contra incendios y protege la zona urbanizada de Roses. El cultivo es un cortafuegos natural, con poca carga de combustible y ayuda a tener más herramientas para dominar el fuego y detenerlo. De hecho, las buenas prácticas de esta finca quedaron comprobadas en 2022. Tuvo lugar un incendio invernal en Cap de Creus. Gracias al paisaje en mosaico de la bodega -diversidad de usos del suelo agrícola, forestal y pastoral- cuando el fuego llegó a la finca, las franjas de protección detuvieron la propagación de las llamas y, en las áreas no aclaradas, la intensidad del fuego era lo suficientemente baja como para que los bomberos trabajaran con seguridad.

Incendio en el término de Roses | ACN

La viña y su valor social

Según la técnica del proyecto Vins de Foc del CTFC, Elena Gorriz, la iniciativa busca identificar y apoyar a los productores que contribuyen al mantenimiento del territorio. “Cuando llega un incendio, es crucial que el territorio esté preparado. Gracias a estos productores, los bomberos pueden actuar con más seguridad y eficiencia porque el fuego se desarrolla con menor intensidad”, asegura.

Las bodegas adheridas al proyecto contarán con una etiqueta que reconocerá tanto su producción agrícola como su contribución a la sociedad. “Es un modelo que podemos exportar a países como Francia, Portugal o Italia, ya que compartimos una realidad agroforestal similar, y este modelo puede ser aplicable a muchas regiones”, añade Gorriz.

En este sentido, la técnica explica que los productores no necesitan implementar acciones extraordinarias, sino mantener la hierba corta, los caminos accesibles y los puntos de agua preparados. “El ejemplo de la finca de Anna Espelt, donde se produjo un incendio, es revelador: la gestión del territorio ofreció una oportunidad para detener el fuego con eficacia”, destaca.

Uno de los principales retos de este proyecto es llegar a las fincas de vino que trabajan en territorios más abruptos. La zona del Penedès por su tradición y también por la orografía es más accesible, por ejemplo, que los vinos de la DO Bages. “Los viñedos de bosque, situados en zonas con más retos, son los primeros que se abandonan. Estos viñedos que se encuentran en zonas más boscosas no solo producen un bien agrícola, sino también un beneficio público esencial”, puntualiza Gorriz.

Actualmente, la adhesión al proyecto Vins de Foc está en marcha y, a mediados de este 2025 se comenzará a implementar la marca. “La idea es que productores de Cataluña, Extremadura, Galicia, Portugal y otras regiones puedan sumarse. La marca tendrá dos dimensiones: para uso individual en productos y también para iniciativas grupales como cooperativas o denominaciones de origen”, concluye la técnica.

Bajo el eslogan Fire Wine, Resilient Landscape, este proyecto busca transformar los viñedos en aliados contra los incendios, construyendo un futuro más seguro y sostenible para nuestros territorios.

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