Hace apenas una semana, la bodega Llopart compartía todo un camino trazado a partir del estudio y posterior aplicación a sus fincas de viña de una técnica innovadora que pretende retener al suelo la poca agua que cae y que la cepa necesita para sobrevivir. Pere Llopart explicaba las particularidades a Vadevi, insistiendo en la importancia de actuar para seguir sumando años de historia en la vitivinicultura del Penedès, un territorio especialmente castigado durante las últimas añadas por la preocupante carencia de litros de agua registrados.
El empapat, como han bautizado a la técnica, se inspira en otros proyectos que ya se aplican en regiones áridas de producciones de secano, pero tiene particularidades que la hacen única en territorio catalán, como por ejemplo la forma de los hoyos que dibuja el labrado al suelo, entre las diversas hileras de viña, y que se han conseguido después de meses de análisis y adaptación de una herramienta habitual en el campo: el intercepa.

Hoy, este proyecto ha traspasado las fronteras de la bodega. Este viernes por la mañana, unas sesenta personas se han reunido a las instalaciones de Llopart para conocer de primera mano el funcionamiento de esta técnica. Ha surgido de manera improvisada, y si bien inicialmente el grupo tenía que ser reducido, a última hora se han ido sumando confirmaciones de asistencia.
Se ha demostrado, decían los anfitriones, la necesidad urgente de compartir conocimientos, pero sobre todo de dar respuesta a las inquietudes que ahora mismo afectan por igual a centenares de familias que viven del vino en el territorio. El cierto es que el empapat ha despertado un gran interés entre los viticultores y también entre representantes de entidades que trabajan y quieren acompañar el desarrollo del sector, como por ejemplo Incavi, IRTA, INNOVE, Vitec o la misma DO Penedès, que no han faltado a la cita.
A partir de las 11:00 h se ha podido ver una demostración práctica sobre terreno, y posteriormente se ha abierto en un debate amplio y honesto en que se han compartido inquietudes y desazones que genera la realidad del momento por la falta de agua. Todo ello, insistiendo en el hecho que las viñas son cultivos resistentes, pero ahora mismo sufren, y es urgente buscar la manera que puedan pervivir y ser resilientes en un clima que se ha emperrado a no llover.
Estudios científicos sobre impacto y técnicas de manejo de suelo y de la planta
Entre los temas que han salido a debate, se ha puesto la mirada sobre las técnicas de manejo del suelo y de la planta, a partir de prácticas y ejemplos compartidos por los varios asistentes; se ha hecho patentiza la existencia de estudios y experiencias ya testadas, que podrían ser compartibles; y se ha insistido en la necesidad de encontrar oportunidades para conseguir agua, a través por ejemplo, de la construcción de microbalsas.
Todo ello, y sabiendo que los queda un largo camino por delante, son conscientes que es imperioso trabajar en red, que es positivo compartir conocimientos, y evitar la duplicación de esfuerzos. Saben de la necesidad de implicar entidades y técnicos especializados que permitan conseguir estudios y datos contrastados. «El rigor científico nos dará el retrato más fiel de la realidad, y nos permitirá acertar las soluciones en la hora de tomarlas y aplicarlas», apuntaban los viticultores. Y hablaban, por ejemplo, de estudios sobre el impacto de la sequía en cepas según variedades, pies, orientaciones o tipos de plantación de las cepas, entre otros.
El camino se ha iniciado. Y el que podría parecer inicialmente una acción puntual, ha calado y está germinando hacia el que podría acontecer una pequeña nueva revolución al Penedès, perfectamente exportable en otras regiones vitivinícolas de Cataluña y quien sabe si del mundo.