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Casa Mariol, un oasis de vermut junto a la Sagrada Familia

En la esquina de Padilla con Rosselló, muy cerca de la Sagrada Familia, hace 25 años que un local desafía todas las leyes y tendencias cosmopolitas. En una de las partes de Barcelona con más turistas por metro cuadrado, la bodega Casa Mariol tiene su vermutería, un espacio pequeño y acogedor que mantiene la esencia de lo que eran los bares del siglo pasado. Lleno de barriles de vino y botellas, el oasis de vermut es famoso en todo el barrio por su encantador equipo, sus originales tapas y, sobre todo, el vermut. Tal es la expectación que ha creado Casa Mariol y también el cariño que le tienen sus vecinos que este año se corona como la mejor vermutería de Cataluña, uno de los premios que otorgan los Premios Vinari y el único que es elegido por votación popular. Afuera, turistas despistados analizan los vidrios del establecimiento curiosos; adentro, las mesas están llenas de barceloneses tomando un vermut a cualquier hora del día. Marta Vaquer, actual directora de ventas y tercera generación de la empresa vitivinícola se sienta con Vadevi en una de estas mesas. Vaquer explica que la bodega familiar está en Batea, en el Tarragonès, pero el afán de llegar al público de la ciudad los llevó a Barcelona hace un cuarto de siglo, en un local que se ha convertido en «la embajada de la Terra Alta«, tal como ella lo llama.

Fundada como una tienda de vinos, el local ha evolucionado hacia una vermutería auténtica y muy arraigada al barrio, con una gran afluencia de turistas y locales. En este sentido, la ubicación en la que se encuentran es el centro de la vida de los guiris, lo que provoca que entre las mesas de Casa Mariol haya algunas conversaciones en inglés. Lejos de ser un problema, para Vaquer es una situación agradable, ya que denota cómo su establecimiento ha logrado mutar con la ciudad y adaptarse a los nuevos tiempos. La realidad es que la entrada de turistas al bar es una buena oportunidad para dar a conocer los productos de Casa Mariol. De hecho, el objetivo ya era que los vinos y vermuts que elaboran en Batea se posicionaran en el mercado barcelonés, pero también fuera. «La gente de toda la vida convive con la modernidad que desprenden los turistas en la ciudad», concreta Vaquer, a quien no le molesta que la zona donde tienen la vermutería se haya gentrificado.

Entrada de la vermuteria Casa Mariol / Mireia Comas
Entrada de la vermutería Casa Mariol / Mireia Comas

Ahora bien, a Casa Mariol no solo entran turistas. A pesar de estar ubicado cerca de la Sagrada Familia, en una zona donde el flujo de visitantes es constante, el local ha sabido conservar su esencia más auténtica. La clientela habitual tiene un papel protagonista, y muchas caras se repiten semana tras semana. “Todavía hay señores mayores que vienen a buscar vino a granel”, reconoce Vaquer, recordando con orgullo esta práctica tan arraigada que mantiene viva la memoria de las antiguas tiendas de vinos barcelonesas. La presencia de estos clientes fieles convive con un ambiente más dinámico y cosmopolita, lo que convierte el espacio en un punto de encuentro entre tradición y modernidad. “Aquí también nos hemos convertido en un local muy de barrio”, describe Vaquer, destacando la buena relación con el vecindario y la voluntad de continuar siendo un espacio cercano, acogedor e integrado en la vida cotidiana del barrio.

La recuperación del vermut

El vermut es una bebida tradicional catalana, pero hace unos años que se había perdido la pista. En muchos momentos había quedado oculto detrás de la popular cerveza y sobre todo el público más joven había perdido la costumbre de beber vermut. Ante esta situación, las vermuterías habían pasado a ser simples bares que tenían una amplia oferta de bebidas, en los cuales el vermut no era el ingrediente principal. Casa Mariol no fue ajena a este cambio de tendencia, pero Vaquer asegura que el renacimiento del vermut en Cataluña fue gracias al trabajo de grandes vermuteros, entre ellos su familia: «Te podría decir que Casa Mariol, y en concreto mis hermanos, fueron dos de los artífices del resurgimiento del vermut». En este sentido, el establecimiento dio un giro hace una década cuando renovó la fórmula y la imagen del vermut de la bodega familiar: “Hace diez años cambiamos la fórmula y también la imagen, y eso dio aire nuevo al proyecto”, repite Vaquer.

Actualmente, el local vuelve a ser un bar de vermuts. Cabe decir, sin embargo, que también tienen expuesta la gran colección de vinos monovarietales de la bodega Casa Mariol. Además, Vaquer reconoce que se han especializado en tapas de diferentes tipos, sobre todo porque según la directora de ventas «si bebes vermut, también debes llenar el estómago». En concreto, Vaquer destaca sus patatas bravas al vermut, que a pesar de la redundancia del concepto, confirma que «son el acompañamiento perfecto de la bebida catalana». Paralelamente, Casa Mariol también ha tomado conciencia del cambio de tendencia y ofrecen algunos cócteles con vermut como el Mariol Tònic (vermut blanco con tónica) y el Mariol Royal (con cava).

Marta Vaquer, directora de vendes i tercera generació del celler Casa Mariol / Mireia Comas
Marta Vaquer, directora de ventas y tercera generación de la bodega Casa Mariol / Mireia Comas

El retorno de un trabajo bien hecho

Casa Mariol celebra su vigésimo quinto aniversario este abril, pero no es el único motivo de fiesta para la familia vitivinícola. El establecimiento ha sido reconocido con el premio a la mejor vermutería de Cataluña por los Premios Vinari, lo que según Vaquer les hace sentir un gran orgullo: “Es muy especial. Una felicidad muy grande y mucha emoción, mucho agradecimiento… no solo a los que nos han votado, sino a la gente que cada día viene aquí”. El galardón fue una sorpresa para Vaquer quien se encargó de subir al escenario a recogerlo el pasado mes de marzo. El reconocimiento, que se adquiere tras una votación popular, solo demuestra que Casa Mariol es un espacio querido por sus clientes, tanto los habituales, como aquellos curiosos que hacen una pausa de su ruta en el local.

Sobre el futuro, Vaquer reconoce que para su establecimiento prefiere estabilidad antes que expansión: «Venimos de momentos complicados… ahora estamos en un buen momento y queremos disfrutarlo», explica con serenidad la directora de ventas, haciendo referencia a las dificultades vividas durante la pandemia y los años posteriores. Después de superar una etapa marcada por la incertidumbre y la adaptación constante, el equipo de Casa Mariol apuesta por consolidar el proyecto existente antes de dar pasos hacia nuevos horizontes. Así pues, la apertura de nuevos locales no está en el orden del día de la empresa familiar, que prefiere centrar esfuerzos en cuidar su único espacio, manteniendo la calidad del servicio y la esencia que les ha hecho ganar el corazón de los clientes. Aun así, Vaquer confirma que continuarán trabajando para que Casa Mariol se mantenga como referente del vermut catalán y de la tradición vitivinícola arraigada a la Terra Alta.

Imatge d'una persona servint vi a doll a la vermuteria Casa Mariol / Mireia Comas
Imagen de una persona sirviendo vino a granel en la vermutería Casa Mariol / Mireia Comas

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