Unas excavaciones hechas hace unos meses al Parque Nacional de Avdat, en Israel, permitieron identificar varios hallazgos significativos, entre los cuales, variedades de uva que probaron ser muy antiguas y, que demostraban que en este país ha existido una larga tradición vinculada con la viña y el vino. Entre las variedades de uva identificadas, destacaban dos de autóctonas de la zona del desierto de Néguev, la Sariki y la Beer.
Ahora, unos meses más tarde, la misma localización ha querido dar un paso más y recuperar las dos variedades de uva que habrían sido plantadas en el territorio ahora hace unos mil quinientos años. El proyecto actual de replantación, recoge 
El diseño de la plantación, explican, se inspira en las tradicionales estructuras vinícolas que se habrían usado a Israel durante los periodos de la Mishná y el Talmud (siglos I a VII d. C.). Las entonces han sido analizadas por un estudio de ADN, que ha liderado el profesor Guy Bar-Oz de la Universidad de Haifa, en colaboración con el Dr. Meriv Meiri, de la Universidad de Tel Aviv y especialistas de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Sariki y la Beer hacían vinos reconocidos en la época
Estas dos variedades de uva, la Sariki y la Beer son típicas del desierto del Néguev, una región que durante el primer milenio de la nuestra era se conocía entre los países mediterráneos precisamente por producir vinos de calidad. Entre los siglos IV y VII d. C. el vino era muy apreciado por el Imperio Bizantino, pero también en otros países como por ejemplo el actual Reino Unido.
Esta iniciativa, recogen entidades locales, estaría marcando un punto de inflexión en la tradición vinícola del Néguev, poniendo sobre el mapa este territorio no solo por su vinculación con la viña y el vino, sino también como destino turístico emergente.
