Josep Vallverdú y Aixalà es uno de los autores catalanes más prolíferos; maestro inspirador y referente de la literatura infantil y juvenil catalana. El padre de Robellón cumple 100 años este domingo, día 9 de julio; y la cultura catalana celebra el centenario del nacimiento de este leridano con el denominado ‘Año Vallverdú’. El escritor asegura que nunca ha pretendido ser un entendido en vino, pero recuerda con ternura los macabeos de sus primeros años de juventud en el Valle del Cuervo. Y explica que todavía le gusta beber una copa de vino a cada comida.

Josep Vallverdú entre las botas de Mas Blanch i Jové | Foto: Rafa Gimena

«Me gustan los blancos y los negros, pero tengo una ligera preferencia por los blancos»

«A casa de los padrinos de Sant Martí de Maldà (Urgell) siempre hacían y bebíamos vino. Vivíamos en Lleida, pero en los veranos íbamos a San Martín y bebíamos el vino de casa. Allá en el Valle del Cuervo hacíamos, esencialmente, macabeo». Una cultura del vino que conoció desde la niñez y un alimento con el cual ya se fue familiarizando desde joven, explica el escritor. «La gente hacía vino a casa y cuando llegaba el mes de mayo aquel vino se picaba; porque no lo conservaban. No teníamos enólogos… ni nada de todo esto», puntualiza.«Así cuando el vino se empezaba a picar, yo bajaba al pueblo a venderlo porque, abajo precio, la gente lo aprovechaba. Recuerdo haber bajado con un embudo y la gente venía con garrafas. Todo era macabeo», recuerda el leridano.

Vallverdú mujer cotidianidad y normalidad al consumo del vino como un alimento habitual. «Sin entender, bebían vino de manera usual. Con el tiempo, me acostumbré a beber vino a las comidas. Viví en l’Espluga de Francolí y allá, entre aquellos vinos, los de Poblet, y la Garrigues me acostumbré a beber una copa de vino a la comida y cenar. Pero, siempre sin entender de vinos y no tengo ninguna pretensión al respeto. Me gustan los vinos tintos y blancos, pero tengo una ligera preferencia por los vinos blancos», puntualiza.

«He perdido un poco la pista de los vinos de macabeo que se hacen ahora. Recuerdo que antes el Valle del Riu Corb estaba llena de macabeo y ahora te encuentras también otros racimos. Pero, todavía hay; y hace mucho me regalaron una botella de Cal Cabo muy buena», destaca el autor que también explica que últimamente ha descubierto algún escumós de Alella que también le ha gustado mucho.

«La natura en si ya es una pieza de arte»

La bodega Mas Blanch i Jové de la Pobla de Cérvoles (DO Costers del Segre, subzona Garrigues), siempre ligado en el mundo de la cultura y las artes, ha dedicado a Josep Vallverdú, este ‘Año 12’ de su Viña de los Artistas, con la instalación de la escultura Llanga, que representa un lagarto del bestiario de algunas de las obras del escritor, también pintor. En este sentido, Josep considera que «la familia Jové Balasch de Mas Blanch i Jové se ha inventado un sistema para pasar a la posteridad que es fenomenal. La intervención de los artistas a la natura, genera una gran capacidad comunicativa con sus obras, amigos y clientes. Y creo que la Viña de los Artistas está en camino de pasar a la posteridad. La natura en si ya es una pieza de arte».

Haciendo memoria, Josep Vallverdú recuerda una triste anécdota de finales de la guerra civil cuando se encontraba a San Martín: «Recuerdo que el macabeo del padrino era muy fuerte de grado. Él siempre guardaba unas cuántas botellas que después de taparlas, todavía protegía el corcho con cemento o cal. Pero, los últimos días de la guerra, a finales del año 1938, pasaron unos milicianos por casa a San Martín. Saquearon la casa en nuestra presencia y degollaron las botellas a la ventana y se las bebieron todas. Y para acabarlo de adobar cuando se iban dispararon un sol sacado a la bota de bajo de la bodega; y el trabajazo fue nuestra porque todo se esparció por la bodega».

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