Los animales forman parte muy activa de la vida de los agricultores. Desde los inicios, agricultores y pastores han mantenido una relación estrecha y los animales se han convertido en una parte fundamental del cuidado de los cultivos. Desde los abonos hasta el uso de la fauna para limpiar los campos, esta relación se ha hecho cada vez más estrecha, hasta el punto de que en algunos sectores ya no se concibe el tratamiento de las tierras sin animales que las pastoreen. En el caso de la vitivinicultura, los animales no siempre han tenido un papel clave en la elaboración del vino o el mantenimiento de las viñas, pero cada vez más bodegas intentan combinar flora y fauna para lograr cultivos más sanos, naturales y orgánicos. La última novedad es el uso de las ocas para evitar las plagas de caracoles. En la finca vinícola de Stellenbosch, en Sudáfrica, 500 ocas se pasean en rebaño por las diferentes viñas para acabar con los insectos y animales que las ponen en peligro. Cataluña no es ajena a estas técnicas y en su medida algunas bodegas incluyen los animales en sus procesos. Llamada agricultura biodinámica, este cuidado de los cultivos es ya, sin duda, un imprescindible para buena parte de las empresas del sector mundial, pero también catalán.

«La agricultura biodinámica no es más que tener una visión holística de los cultivos», explica Olga Betrián, enóloga de la bodega Castell d’Age. En una entrevista con Vadevi, la experta asegura que conoció el conjunto de prácticas biodinámicas una vez terminó de cursar sus estudios y decidió implementar algunas en la bodega. Desde 2013, la empresa del Penedés tiene la certificación Demeter, que se concede a aquellas bodegas que trabajan con técnicas de agricultura biodinámica. Entre las prácticas que utilizan se incluye el uso de preparados naturales para mejorar la salud del terreno y el pastoreo de ovejas para limpiar las zonas de barbecho o de bosque que rodean la finca. «Para nosotros todo está conectado», remarca la enóloga, quien reconoce que es necesario tener una visión plena y no solo basarse en el cultivo de las viñas: «Hay momentos para vendimiar y embotellar y siempre intentamos seguir los ritmos que nos marca la naturaleza».

Aunque parezca una práctica relativamente nueva, la agricultura biodinámica se hizo famosa en 1924 en un ciclo de conferencias que impartía Rudolf Steiner, uno de los fundadores de la antroposofía, un sistema de pensamiento que reflexiona sobre la existencia de un mundo espiritual objetivo, intelectualmente comprensible y accesible a la experiencia humana. Para el pensador, se debía concebir el mundo desde un todo, es decir, la conexión absoluta entre pensamiento, cuerpo y tierra. Una filosofía que aplicada a los cultivos no solo exige ser prudente y respetuoso con el entorno sino utilizarlo para mejorar la misma agricultura. «No se trata de obtener un rendimiento inmediato, sino de crear un ecosistema beneficioso para el planeta», reconoce en una conversación con este diario Roc Gramona, director técnico de la bodega Gramona, otro de los grandes representantes del cultivo biodinámico. Así pues, la práctica existe para valorar los animales en el cuidado de las viñas y también para lograr un producto de calidad de manera natural y orgánica, sin productos químicos que pongan en riesgo el suelo y la planta.

La granja dentro de la viña

El uso de la fauna en el cuidado de los cultivos es una parte esencial de la agricultura biodinámica. Dentro de la bodega Gramona utilizan diferentes animales para realizar tareas del campo, desde vigilancia, hasta limpieza, pasando por arar la tierra. En concreto, Roc Gramona explica que cuentan con la ayuda de cuatro caballos con los cuales aran a mano alrededor de cinco hectáreas de la finca. «Aún no lo podemos hacer en todas, pero es una proporción significativa», reconoce el director técnico de la bodega catalana. Para las tareas de limpieza, la empresa vitivinícola del Penedés utiliza ovejas y vacas. En este sentido, han participado en diferentes estudios para intentar enseñar a las ovejas a comer las hierbas de las viñas, pero después de algunas experiencias negativas donde el animal se comía los pámpanos han decidido que el rebaño se centre en limpiar los bosques que rodean la finca y las zonas de barbecho. Para esta misma tarea también utilizan una decena de vacas de l’Albera, una especie en peligro de extinción que no da buena carne, pero que hace un gran trabajo de limpieza y, además, «nos proporcionan el estiércol para hacer el abono», incluye Gramona.

Uno de los caballos que utiliza la bodega Gramona para arar la tierra / Roc Gramona

Paralelamente, la bodega también ha puesto en marcha una prueba piloto para el uso de gallinas como controladoras del terreno. En Gramona han construido -con la colaboración de Carlos Nadal, criador de pollos- un gallinero móvil que permite a los animales estar en libertad controlada. «Gracias a esta construcción de seis metros cuadrados las gallinas pasan por toda la finca y no sobrecargan solo una zona concreta», describe el director técnico de la bodega penedesenca. Las gallinas, sin embargo, no son las únicas aves que utiliza la bodega, al igual que en Stellenbosch, los Gramona también tienen ocas, pero en este caso no se utilizan contra las plagas de caracoles, sino contra los intrusos: «Son muy buenas en las tareas de vigilancia«, remarca el director técnico de la bodega.

La realidad cara del biodinamismo

La agricultura biodinámica no es un conjunto de técnicas barato. En muchos casos, tener una granja dentro de la misma finca exige un gasto muy alto. Es por eso que en la bodega Castell d’Age trabajan de la mano con pastores de la zona. Betrián explica que aunque no tienen una granja dentro de la finca, permiten el pastoreo de animales en sus viñas y alrededor. «Algunos pastores de la zona necesitan lugares donde pastorear y nosotros les proporcionamos el espacio para las ovejas», comenta la enóloga de la bodega. De esta manera, el pastor puede continuar haciendo su trabajo y la empresa de vinos mantiene la finca limpia de manera natural. En cuanto al compost que elaboran, lo hacen a través de otra colaboración. En este caso, Betrián responde que se encuentran muy cerca de una granja de terneros que les proporciona el estiércol necesario para sus preparados.

En definitiva, la agricultura biodinámica se expande a medida que más bodegas comienzan a entender la concepción de Steiner sobre la conexión con el entorno. Aunque sea una práctica cara, cada vez hay más empresas del sector vitivinícola mundial que apuestan por aprovechar los animales y el entorno para mejorar orgánicamente la elaboración del vino. Volviendo a Sudáfrica y -en palabras del director gerente de la finca, Corius Visser- sus «soldados de las viñas», la realidad es que la agricultura biodinámica podría parecer algo del pasado, pero sus beneficios a largo plazo demuestran que es una práctica del futuro.

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