La esencia del Mediterráneo se puede saborear en sus vinos. La tradición de los países que rodean este mar es bastante diferente, pero comparten más de lo que parece. La cultura y la gastronomía de los lugares del Mediterráneo beben del sol, el cuerpo y la madurez. Civilizaciones con siglos de historia que se reúnen en el paladar de aquellos que con los años han aprendido a apreciar los sabores de la costa mediterránea. Es precisamente este elemento en común lo que perpetúa la exclusividad de los vinos que se hacen en el territorio. Con la Bodega Perelada como centro neurológico se ha celebrado el primer Simposio de Vinos Mediterráneos, donde una veintena de bodegas de toda la costa mediterránea exponen sus productos. Tanto ha sido el éxito de la jornada, que la organización afirma que no será la última. El año que viene, sin embargo, la bodega Petra (la Toscana) será la encargada de preparar un espacio de conversación y reflexión mediterránea. Este año, sin embargo, ponentes, sommeliers, elaboradores y expertos se han reunido en el pueblo del Alt Empordà para reflexionar sobre cultura aplicada al vino, nuevas estrategias, antiguas tradiciones y sobre todo, la importancia del Mediterráneo. Con el cambio climático y la quimera contra el alcohol como centros de todas las miradas, cientos de personas han acudido a la llamada para recordar aquello que decía Joan Manuel Serrat en su famosa canción:

Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino

Tengo alma de marinero

Qué me voy a hacer?, si yo

Nací en el Mediterráneo.

«El alcohol también es tradición del vino«, afirma Josep Roca, sommelier y propietario del Celler de Can Roca. Invitado a dar la primera conferencia de la jornada, el experto critica la aversión que se tiene al alcohol del vino, esa «tendencia healthy» tal como la llama, que prácticamente está acabando con el tradicionalismo del vino, y sobre todo del Mediterráneo. No es ningún secreto que Roca, junto con sus hermanos, forman parte del movimiento de la transformación culinaria y desde Girona han sido los encargados de cambiar cómo se percibe el mundo de la cocina del siglo XXI. Aún así, Roca no renuncia a la tradición y a la cultura catalana, también territorio que ha bebido mucho del Mediterráneo. «La innovación va ligada a la tradición», expresa el sommelier que ofrece una clase magistral sobre la necesidad de conservar lo que hace que los vinos catalanes sean mediterráneos: «El Mediterráneo es sol y cuerpo. No podemos renunciar a esto», insiste Roca, haciendo una clara referencia al auge de los vinos blancos, que tienen un gran valor, pero no son tan mediterráneos.

Es evidente que Roca es el claro ejemplo de lo que se ve desde dentro, de la misma manera que lo ejemplifica Borja Suqué, última generación de la familia propietaria del Celler Perelada. Suqué es el encargado de dar el pistoletazo de salida a este simposio en una de sus primeras apariciones en público como parte de la directiva de la empresa vitivinícola. Suqué repasa uno a uno los momentos que vivió en Perelada durante su infancia y cómo «los vinos no le interesaron desde dentro». Tanto él como Roca, desde dos espacios muy diferentes del castillo, y también de la vida, encuentran un punto en común e invitan a los participantes a «enamorarse del Mediterráneo«, a través de sus vinos.

Imagen del 'showroom' de la veintena de bodegas que han participado en el primer Simposio de Vinos Mediterráneos / J.C.
Imagen del ‘showroom’ de la veintena de bodegas que han participado en el primer Simposio de Vinos Mediterráneos / J.C.

Con una crítica a la titulitis y la supremacía anglosajona en el mundo del vino y los espumosos, Josep Roca cierra su exposición: «El mundo del vino no se puede ver solo desde los Masters of Wine». Una frase que parece dar paso a la siguiente conferencia, impartida por David Allen, un famoso sommelier y Master of Wine. Allen es la visión desde el exterior, es decir, aquel que conoce la cultura mediterránea por lo que le han contado, no por haberla vivido. Su contrapunto es clave: «los vinos mediterráneos se centran en el comercio minorista». Para él, no hay grandes marcas comercializando vinos mediterráneos, o al menos no son transatlánticos como las americanas. En este sentido, Allen menciona el Prosecco y algunos vinos que sí han transgredido, pero más allá, asegura que «hay más vinos mediterráneos en las tienditas de vinos que en el comercio más grande». No obstante, Allen también explica que no es una «mala visión», pero sí algo «sorprendente». Aparte, el sommelier inglés expone la misma realidad que Roca y reconoce que «hay una demonización hacia el alcohol».

El antes y el después del cambio climático

El cambio climático también es un conflicto que afecta al viñedo. La sequía solo ha sido una pequeña demostración de todo lo que puede llegar a pasar si no se cuida del medio ambiente. Maria Snoussi, profesora en la Universidad Mohammed V y experta internacional asegura que los eventos climáticos extremos irán aumentando con los años. Así pues, fuertes lluvias, granizadas o incluso nieve serán algunas de las situaciones que vivirán los viñedos si la tendencia climática continúa por este camino y no se hacen cambios estructurales para mejorar la situación. En cuanto a la afectación de los viñedos en concreto, Snoussi no es especialmente optimista y reconoce que los vinos del Mediterráneo y toda su exclusividad podrían desaparecer. Con los niveles de emisiones actuales, nos dirigimos hacia un aumento de la temperatura de 4 a 6 grados para el 2100. En este escenario, los viñedos se desplazarían unos 1.000 kilómetros más allá de su ubicación actual; lamentablemente, los viñedos mediterráneos podrían desaparecer.

La evidencia científica, pues, no augura un futuro esperanzador para el viñedo, pero todavía hay movimientos que pueden hacer elaboradores y agricultores para intentar minimizar los riesgos. La ingeniera de investigación HDR en INRAE, Nathalie Ollat plantea algunas maneras de hacer que podrían salvar el vino mediterráneo. «Biodiversidad, adaptación, nuevas localizaciones, sostenibilidad en la elaboración y el cuidado de los terruños son algunas de las mejoras que pueden hacer los viticultores», asegura la experta, quien además, reconoce que hay varias vías de actuación antes de que se llegue a un punto sin retorno. «Estamos a punto de llegar a la catástrofe climática», lamenta Ollat.

Una veintena de bodegas invitadas

El evento reúne grandes bodegas de la cuenca mediterránea para mostrar la importancia y la idiosincrasia enológica de los vinos que se elaboran alrededor del mar Mediterráneo como una única región, enfatizando su origen y reivindicando al mundo la calidad y tradición de sus vinos. En este sentido, el showroom, ubicado en el centro de todo el evento ha sido frecuentado por ponentes y expertos durante todo el día. Al lado de Perelada, participarán: 4Kilos, Casa Gran de Siurana, Gutiérrez de la Vega y Victoria Ordóñez, de España; Artemis Karamolegos, Lyrarakis, Mikra Thira y Troupis Winery, de Grecia; Masseria Li Veli, Petra, Planeta y San Salvatore 1988, de Italia; Château du Pibarnon y Mas Amiel, de Francia; Domaine Vicomte De Noue Marinic (Eslovenia), Château Musar (Líbano), Château Roslane (Marruecos), Corvus (Turquía), Vouni Panayia (Chipre) y Zlatan Otok (Croacia).

La Bodega Perelada es el centro de este primer simposio que ha demostrado ser todo un éxito, pero no será el último. Borja Suqué, ha vuelto al escenario como anfitrión del evento y ha anunciado que la cita se repetirá y el año que viene será la bodega Petra (la Toscana), la encargada de reunir a ponentes, expertos, profesionales y sommeliers en un entorno idílico para reflexionar sobre el presente, el pasado y el futuro del vino mediterráneo. Porque tal como concluye Juancho Asenjo, divulgador de vinos y director del comité organizador del evento: «El Mediterráneo es el colectivo, es lo de todos. Se ha demostrado que el Mediterráneo es una tierra de recepción de ideas».

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