La comarca del Priorat está siendo de la de las más afectadas por la falta de agua y sus cultivos están sufriendo consecuencias graves. Salustià Álvarez, presidente de la Denominación de Origen Calificada Priorat, confirma a Vadevi que hay fincas que recogerán hasta un 50% menos de uva, o incluso lamenta que están muriendo cepas. La situación se agravia a medida que las plantas suman meses y añadas sin lluvia, y esta realidad climática, afirma el presidente, pide de acciones urgentes y a largo plazo: «Estamos ante una situación de excepcionalidad que pide medidas excepcionales», clama.

La viña está muy estresada
- ¿Habéis empezado con la cosecha 2024?
Hay pocas bodegas que han empezado, pero la mayoría iniciarán la campaña 2024 estos días.
- ¿Cómo está, la viña?
Sin un riego que hidrate la planta, la viña está sufriendo una situación de estrés grave. Hay fincas que están muy afectadas y que no cosecharán prácticamente nada, incluso, han muerto cepas.
- ¿Tenéis alguna previsión por lo que se refiere a la producción de este año?
Dependerá mucho de la zona, pero excepto algunas excepciones, donde las afectaciones son pequeñas, esperamos pérdidas generalizadas que podrían ir del 35 al 45% de la producción.

- Y la de este año no está siendo una excepción en cuanto a bajada de producción…
Estamos ante una excepcionalidad tan grande que pide con urgencia una acción excepcional para poder hidratar las plantas en la medida de lo posible. Necesitamos desde recomendaciones en las prácticas agronómicas adaptadas a las condiciones climáticas actuales, a impulsar líneas de trabajo que se basen a detectar las necesidades hídricas en el Priorat pensando en un horizonte de 25 años. Todo ello, con la mirada a conseguir que todos los recursos hídricos de que disponemos, desde el pantano de Siurana en los ríos Montsant y Cortiella, se queden en la comarca, y aprendamos a tratarla y gestionarla.
- Habla de proyectos a largo plazo, pero ¿qué pasa con la urgencia actual?
Es imperioso encontrar soluciones inmediatas que garanticen un riego que ahora mismo es imprescindible para la supervivencia de nuestro campo, pero no es un tema de ahora, se tiene que pensar a largo plazo porque hay otros muchos factores que dependen y que pueden ser críticos.

«La pérdida de jóvenes es la pérdida de futuro»
- ¿A qué se refiere?
En la DOQ tenemos inscritos 58 campesinos jóvenes, y nuestro objetivo es conseguir que no abandone su proyecto ninguno de ellos por culpa de la sequía. Tenemos que encontrar la manera de garantizar que nadie se vea obligado a dejar su explotación, porque la pérdida de jóvenes es la pérdida de futuro. Y lo mismo pasa con las nuevas bodegas y proyectos vinícolas que tenemos en la región. Tenemos que retenerlos a pesar de esta situación de excepcionalidad que está llevando el sector al límite.
- ¿Qué acciones pueden acompañar esta estrategia?
Pienso que el departamento de Agricultura activará medidas útiles que puedan ayudar o acompañar los proyectos con más dificultades, y desde la misma DOQ también lo tenemos que hacer. Pero insisto en el largo plazo porque las plantas están tan afectadas que no será cuestión de un año. La sequía es preocupante y decepcionante, incluso, más drástica del que fue en su momento la fil·loxera.
- ¿En qué sentido?
Cuando nos llegó la plaga de la fil·loxera, perdimos muchas plantas, pero sabíamos cuál era la solución para hacerle frente: plantar pies americanos, que eran resistentes. Ahora, la situación es diferente. Si no llueve o conseguimos agua de riego para hidratar la planta, no sobrevivirá. Hace falta un cambio agronómico y una gran inversión que permita gestionar el agua, y hacerlo de manera equilibrada, porque si riegas demasiado, la planta dará altas producciones y perderemos identidad. Y en el Priorat no podemos perder identidad para poder salvar la planta. Es imprescindible encontrar el equilibrio justo.