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Agustí Torné: “En casa siempre se ha dicho que yo había nacido entre virutas”

El oficio de la tonelería es uno de los olvidados de la vinicultura. Antiguamente, Vilafranca del Penedès era uno de los municipios con más toneleros de la comarca; ahora, apenas quedan un puñado. Agustí Torné -octava generación de toneleros del territorio- es un hombre que ha dedicado su vida al oficio que le enseñó su padre. Se sienta en una de las sillas del Teatro Casal de Vilafranca para recordar su historia, después de recibir un premio Vinari a su trayectoria profesional. Orgulloso y con el premio en la mano, reconoce que lo ha recibido él, pero dedica este galardón a toda su familia que durante generaciones se han dejado la piel por la supervivencia de la Tonelería Torné.

¿Cuál es esa historia familiar con tanto recorrido que le ha hecho ganar el premio trayectoria?

Soy de una familia de toneleros de Vilafranca del Penedès que se remonta hasta 1739 y termina conmigo, la octava y última generación de los Torné. Empecé a trabajar oficialmente con 14 años, pero en casa siempre se ha dicho que yo había nacido entre virutas, porque era muy pequeño cuando empecé a ayudar a mi padre con el oficio. Me he dedicado al oficio más de sesenta años y ahora, con 72 años he decidido jubilarme y cerrar.

Pero su empresa no ha cerrado…

No, cerrar la empresa no la hemos cerrado. Tonelería Torné continúa porque vinieron Assís y Francesc Suriol, con el equipo formado por Núria Guillaumes y Sergi Camps, me pidieron continuar con mi proyecto y terminaron comprando la empresa.

¿Cuál es la relación de su tonelería con la madera de castaño, el árbol autóctono del Penedès?

Antes se trabajaba mucho el castaño, porque era una madera más económica, pero no se utilizaba para crianza, era solo un envase. Nosotros trabajábamos con marcas como Freixedas que transportaban el vino de Cataluña a Galicia con nuestras barricas. Piensa que antes, las carreteras no eran lo que son ahora y solo una vez por semana un camión bajaba con el contenedor lleno de pescado y se marchaba con barricas de vino. Con los años, sin embargo, esta madera se dejó de utilizar para el transporte y cuando todo parecía que iba hacia abajo, surgió la idea de hacer crianza de vino tinto en el Penedès con esta madera.

Taller de la Boteria Torner
Taller donde hasta ahora se trabaja la madera | Foto: Boteria Torner

¿Y ustedes continuaron trabajando con el castaño?

Sí, pero también añadimos el roble. Además, años más tarde, unas bodegas apostaron por hacer crianzas de vino blanco de aquí en la zona con barricas y eso dio muy buenos resultados.

La suya ha sido una de las últimas tonelerías de Vilafranca del Penedès, pero también de Cataluña. ¿Qué ha pasado?

Siempre se ha dicho que en el Penedès no había pueblo que no tuviera un tonelero; pero en Vilafranca no había una calle donde no hubiera un tonelero. A los toneleros nos ha pasado lo mismo que a muchos oficios, que no hay continuidad. Además, hubo una época donde de repente todo se tenía que comprar en Francia y eso hizo mucho daño al sector, porque después ya no se tenía la confianza aunque el material fuera el mismo.

Parece, sin embargo, igual que ha pasado con Toneleros Torné, que los jóvenes están intentando reflotar el sector, ¿no?

Sí, con estas nuevas generaciones que apuestan por el género de proximidad, parece que esta tendencia empieza a cambiar un poco. Yo te puedo hablar de castaño, porque fue durante muchos años nuestra especialidad, pero también puedes hablar del roble o de la acacia, que se encuentran en el Penedès y hacen unos grandes vinos.

Si tuviera que quedarse con un momento de toda su trayectoria como tonelero, ¿cuál sería?

No puedo, ¡hay muchos! Aquellos años que hacíamos el castaño para Galicia fueron muy divertidos y cuando trabajamos con el roble también, porque trabajábamos directamente con las bodegas. Pero, sin duda todos los momentos buenos, porque las crisis no las quieres recordar (ríe). Estoy muy orgulloso de haber sido tonelero.

Un tonelero en el obrador de Torner | Foto: Boteria Torner

¿Cómo ha sido la relación con las bodegas durante su trayectoria?

La gente dice que es complicada a veces, pero no lo creo. Nosotros hacemos las barricas, no hacemos el vino. Evidentemente, hacemos un envase para buen vino, pero quienes mandan son los enólogos. Yo no puedo ir con un enólogo a decirle cómo tiene que hacer el vino, pero él sí que me puede pedir cómo quiere la barrica.

¿Cuál es el secreto para haber sido tonelero tantos años?

La pasión. Muchas veces lo habría dejado todo, pero no lo hice porque tenía pasión.

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