Dicen que después de la tormenta llega la calma. Una vez se apagan las luces, se acaban los aplausos y vuelves a casa con un premio bajo el brazo solo queda una cosa: continuar trabajando. Esta es la sensación que se llevan pegada al galardón los ganadores de la undécima edición de los Premios Vinari de vermuts. Siete bodegas suben al escenario a recibir el premio, pero casi una treintena de los participantes reciben alguna mención. Rodeados del calor del mismo sector, los galardonados respiran aliviados y se llenan la boca de mensajes de perseverancia y celebración. Un día como cualquier otro para algunos, pero un punto y aparte para otros. Entre la música y los vasos de cóctel, los señalados de la jornada y los miembros del jurado conversan con Vadevi y aseguran por unanimidad que es un placer formar parte de la lista de premiados de este concurso: «Es el equivalente a los Oscars para el cine», expresa emocionado Javier Martínez, presidente de Vermouth Miró.
«Ganar este galardón como reusense y como catalán es un gran honor», continúa Martínez. Su vermut Gran Reserva ha sido el indiscutible ganador del día y después de recoger el premio no puede contener las lágrimas al hablar de todo lo que les ha llevado a ganar este premio. Entre las diferentes menciones que hace recuerda al equipo de 35 personas que forman la compañía, ya que sin ellos «todo esto no hubiera sido posible». Asegura que son «artistas» y recuerda que su gran trabajo ha sido recompensado. Los elogios hacia el equipo entre bastidores no son solo cosa de Miró, Joan Tàpies, director del Museu del Vermut también explica que «el equipo lo es todo». En su caso, se llevan a casa el premio al mejor vermut blanco por el Cori Blanc. Tàpies pone especial énfasis en los trabajadores, pero también en la «clientela fiel», los que han decidido seguir tomando su vermut de manera regular: «El vermut blanco se bebe menos, pero tiene consumidores leales».
Fidelidad del consumidor y un gran equipo son las principales fórmulas del éxito, pero no las únicas. Desde el Celler de Muller destacan el valor añadido de las propuestas y el territorio. La mítica bodega se lleva el galardón al mejor vermut innovador por su Giniris, una propuesta que combina la tradición de su vermut con un toque de enebro muy original. «Trabajar un montón de horas da sus frutos y este premio es el ejemplo», confirma Gemma Martínez, enóloga de la compañía vermutera. Oriol Abella, de Ortavin, que se llevan por segundo año consecutivo el premio al mejor vermut negro con la marca Olave Vermouth, aclara que la clave es «la regularidad». De esta manera, el galardonado afirma que después de más de una década recibiendo premios por su producto, queda claro que «hay que trabajar lentamente, mantener la calidad e introducirse de manera regular en el mercado».
Los ingredientes para hacer el mejor vermut
El vermut no es la Coca-Cola. La fórmula es pública y quien más quien menos puede preparar vermut si consigue la materia prima. No obstante, es evidente que algunas bodegas son conocedoras de los secretos para hacer el mejor vermut. Entre los ganadores de los Premios Vinari surgen algunas opiniones, pero todos están de acuerdo en que no hay un solo factor que haga que un vermut triunfe, sino que es una larga secuencia de esfuerzos por parte de los trabajadores. «La clave es el cariño«, afirman los representantes del Celler de Muller y del Museu del Vermut. Ambas empresas ganadoras destacan la calma y el amor que hay detrás de sus elaboraciones y confían en decir que esta es la razón por la cual gustan tanto a los consumidores.

Para Ortavin y Miró, sin embargo, los criterios para tener un producto ganador son más objetivos. En el caso de Oriol Abella, la constancia y el equilibrio son pilares esenciales para encontrar una buena receta de vermut. También reconoce que entender los gustos de los clientes y utilizar productos de calidad son pilares esenciales a la hora de crear un vermut ganador: «El producto es siempre el mismo, por lo tanto, la calidad de la materia prima marca la diferencia», argumenta. Martínez, de Vermouth Miró recuerda que hay que ser crítico con uno mismo: «En Miró hacemos muchas catas a ciegas internas», exclama el presidente de la empresa con el galardón más importante de la jornada. Así, Martínez repite que la «honestidad» de su equipo es imprescindible para hacer un muy buen vermut.
Una bebida con tradición y calidad
El vermut está muy ligado a la tradición catalana. La ciudad de Reus ya es conocida por ser la cuna de este producto, pero son muchos los municipios que se suman a la producción de la bebida que ameniza los mediodías de Cataluña. «Cada vez hay más personas que se atreven a hacer vermut», explica Joan Nievas, sumiller y catador. El experto forma parte de la veintena de profesionales que cataron a ciegas los vermuts que han recogido el premio. Reconoce algunos sabores, pero no especifica cuál, solo admite que esta edición ha puesto la mejor puntuación a más bebidas que en otros años: «Este año había mucha calidad», destaca. Opina lo mismo Conxita Montserrat, otra de las miembros de este jurado a ciegas. Para ella cada vez hay más competencia, lo que demuestra que el vermut se está convirtiendo en todo un icono para Cataluña. «Debemos seguir reivindicando la bebida como parte de la tradición catalana: y también reusense», reconoce Josep Torras, que por primera vez ha participado como catador de vermut en la cata a ciegas de este concurso.
Ahora bien, los expertos también afirman que el vermut ya no solo es cosa de Reus y que hay mucha más variedad porque muchos más municipios se están sumando a la elaboración de esta bebida. Sin embargo, la nueva diversidad de empresas se traduce en más vermuts con diferentes sabores. En este sentido, Nieva recuerda las palabras de Ramón Roset, director de los Premios Vinari quien antes de entregar los primeros premios asegura que «cada pueblo tiene su identidad y su botánica, por lo tanto, los vermuts también son diferentes dependiendo del municipio». Esta afirmación desafía la creencia de que los vermuts siempre tienen el mismo sabor y reconoce la apertura de los elaboradores a hacer productos originales: «El rasgo diferencial se encuentra en el vermut, pero nace en el territorio», concluye Nieva.