La región vinícola de Burdeos se está preparando para la que podría ser, bien pronto, su primera vendimia usando variedades híbridas. Como ya pasó con el Champán en 2022, las denominaciones Burdeos y Burdeos Superior podrían recibir autorización para plantar y producir vinos con racimos híbridos más resistentes a las enfermedades que afectan la viña, siendo el cambio más grande que viviría la región desde la plaga de la filoxera.
Según informa Wine Searcher, las nuevas variedades incluirán Sauvignac, Souvignier Gris y Floréal, entre las blancas; y una de negra, la Vidoc Noir. Ante las presiones por abandonar los plaguicidas químicos, el coste de la producción orgánica y el impacto del cambio climático, el vino de Burdeos está mirando de adaptarse en un contexto donde, además, también tiene que tener en cuenta los cambios en la demanda de los consumidores.
Un aumento espectacular a pesar de las restricciones
En Francia, de hecho, entre agosto de 2021 y agosto de 2022 la superficie de viñas híbridas plantadas aumentó un 46,7%, de 552 a 1732 hectáreas, y no solo las dos denominaciones de Burdeos sino también Médoc y Haut-Médoc también han pedido autorización para desarrollar variedades de uva más adaptadas al cambio climático. Esto es porque, a pesar del aumento de su popularidad, su uso está muy restringido a las denominaciones de origen protegidas francesas, que tienen una normativa estricta.
El final del proceso de validación de estas variedades podría llegar este verano y, así, las denominaciones podrían cambiar sus requisitos sobre qué variedades están permitidas. Un proceso que, además, Costas de Provenza y Coñac también han empezado. Un hecho muy significativo teniendo en cuenta que, a regiones como estas, las variedades se consideran una parte importantísima de su identidad vitivinícola y cultural y, por lo tanto, hay productores mucho reacis a dar el paso.
Variedades mucho más resistentes a los males de la viña
El hecho, pero, es que además de una mejor resiliencia ante el cambio climático, muchas variedades híbridas desarrolladas también son más resistentes al mildiu, la cendrada y la podredumbre negra de la uva. Con ellas, es posible poder prescindir completamente de plaguicidas químicos y, por lo tanto, facilitan mucho la producción de vinos orgánicos.

