Cataluña es uno de los líderes mundiales en el cultivo ecológico en los viñedos. El cuidado del medio ambiente se convierte en una prioridad no solo para las bodegas, sino también para los órganos de gobierno y los consejos reguladores de las Denominaciones de Origen. La DO Penedès ya es una región vitivinícola única en todo el mundo 100% ecológica, un hito que no solo marca un precedente sino que mantiene la carrera para la transición ecológica activa a escala internacional en el mundo del vino. Sin embargo, todo el planeta se ha volcado de manera directa en la ecología del sector vitivinícola y un estudio reciente de ResearchAndMarkets.com señala que el sector crecerá a una tasa anual promedio del 10,4% entre el 2025 y el 2030. En concreto, se estima que podría llegar a aumentar hasta los 64.600 millones de dólares (54.567 millones de euros aproximadamente) en tan solo cinco años.
La principal razón de este crecimiento está muy ligada al cambio de las tendencias de consumo. Tal como confirma el estudio, hay un claro incremento de la demanda de productos ecológicos y sostenibles por parte de los consumidores. De hecho, ha pasado a tener un lugar principal dentro de la lista de prioridades de las nuevas generaciones (Millennials y Z). En este sentido, a medida que las prácticas orgánicas y la transparencia ganan tracción, los participantes del mercado están reevaluando las estrategias de negocio para capturar nuevas oportunidades de crecimiento en todo el mundo. En otras palabras, la ecología parece tener más adeptos y, por lo tanto, se convierte en una tipología de cultivo más solvente a largo plazo.
En un artículo en Vadevi se relataban las conclusiones de un informe de Vinetur en las que se hablaba de la llegada de las nuevas generaciones en el mundo del vino. Aunque es evidente que la Generación X (de los 45 a los 60 años) todavía hace el gran grueso de las compras de vino en el mundo, los Millennials y la Generación Z son los siguientes. Vinetur afirmaba que para los jóvenes era indispensable la ecología y que a diferencia de los X, que ponían calidad, precio o región vitivinícola entre sus máximas prioridades, los jóvenes tenían muy presente la ecología a la hora de comprar productos. De esta manera, la preferencia del consumidor por la sostenibilidad y la transparencia del producto está dando forma a las decisiones de compra e impulsando la innovación de segmentos, concluye el informe de ResearchAndMarkets.com.
Cada vez es más evidente que el futuro empresarial es sostenible, sobre todo porque las generaciones que comienzan a convertirse en los posibles compradores más fieles tienen la ecología entre sus prioridades. No es ningún secreto que con el paso de los años la crisis del cambio climático ha azotado al mundo entero, con la necesidad de crear políticas más estrictas contra las prácticas poco sostenibles. En un sector como el del vino, donde buena parte de la producción ya se había hecho a mano durante siglos, el regreso a herramientas más rudimentarias y la eliminación de pesticidas parece un paso completamente natural. Si bien es cierto que la ecología no es una práctica barata y el cambio de maquinaria puede parecer una gran inversión en recursos, las nuevas preferencias de los consumidores convierten el cuidado del medio ambiente en un indiscutible, según se puede concluir de los datos del estudio.

Una oportunidad para los bodegueros norteamericanos
Europa lideró el mercado ecológico en 2024 con un 77,5% de los ingresos totales. La tradición vitivinícola europea y la receptividad hacia métodos sostenibles explican este dominio, ya que en muchos casos han sido los campesinos y bodegueros europeos quienes han llevado la voz cantante. Sin embargo, los norteamericanos presentan una proyección positiva con un crecimiento anual estimado del 10,3%. Esta nueva prioridad para los estadounidenses se convierte en clave tras el anuncio de los aranceles de Trump al vino europeo. Actualmente, el gravamen es del 15% para todos aquellos vinos que provienen de las regiones vitivinícolas dentro de la Unión Europea. Una situación que aprieta a los bodegueros de la unión, pero que se podría presentar como una oportunidad para los estadounidenses.
Si se tienen en cuenta las tendencias de compra mundiales, se puede comprobar cómo los clientes de Estados Unidos también prefieren los vinos ecológicos o al menos los tienen como prioridad. Antes, la compra de estos vinos se hacía a través de las importaciones de Europa, clara ganadora a la hora de hablar de sostenibilidad. Ahora bien, con las nuevas políticas arancelarias, a las bodegas norteamericanas se les abre la oportunidad de equiparar sus productos a los europeos en términos ecológicos. En caso de ser así, algunos de los compradores dejarían de buscar esta calidad en los europeos y pasarían a consumir productos del mismo territorio, una situación que favorecería a los productores del país que lidera Donald Trump. Este nuevo paradigma -según apunta el estudio de ResearchAndMarkets.com- podría explicar el crecimiento de los viñedos ecológicos en Estados Unidos en los próximos años.
Ayudas gubernamentales a favor de la sostenibilidad
No solo las bodegas y los consumidores ven clara la necesidad de ser más sostenibles. Desde el gobierno catalán hay líneas de ayudas concretas para materias de sostenibilidad. De hecho, en la última convocatoria, casi una treintena de bodegas recibieron ayudas por un valor total de 3,6 millones de euros para diferentes mejoras en las infraestructuras o la puesta en marcha de proyectos que permitían más sostenibilidad, tanto en el terroir, como en la misma bodega. También desde la Unión Europea, de acuerdo con la Agenda 2030, se han utilizado parte de los fondos europeos para la ecología, con líneas directas a aquellos campesinos y bodegas que ya desde hace tiempo ponen por delante la sostenibilidad de sus productos.
La sostenibilidad y los viñedos ecológicos están en auge y cada vez son más los consumidores alrededor del mundo que exigen alguna clase de certificado o diploma que asegura las buenas prácticas de las bodegas. Sea por el cambio de tendencia o por la concienciación de los mismos elaboradores, la ecología se ha colado en las partidas presupuestarias de buena parte de las bodegas. Incluso desde las administraciones públicas se premia la sostenibilidad con ayudas clave para la mejora de las infraestructuras. En definitiva, los viñedos ecológicos ya no son un sueño de algunos, sino una prioridad en las agendas de muchos. Tal como concluye el mismo informe, esta tendencia mantendrá la transición ecológica internacional en crecimiento constante, al menos hasta el 2030.