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Els vinos catalanes pierden el partido en Alemania

Alemania ya no compra tanto vino catalán. Aquel que un día fue uno de los grandes países importadores del producto del territorio reduce cada vez más sus compras. La realidad mundial desde hace años apunta hacia una disminución del consumo de vino, lo que significa que en muchos casos los países productores comenzarán la diversificación de sus mercados, por aquello de no poner todos los huevos en la misma cesta. El 2024 fue un año poco provechoso para los productores catalanes que exportan a Alemania, sobre todo los de espumosos, que según los datos de la DO Cava perdieron más de la mitad de los ingresos que les proporcionaban las compras de los alemanes. Lejos de salvarse de este decrecimiento de ventas, los vinos tranquilos corrieron la misma suerte que los espumosos, perdiendo también alrededor de la mitad de las ventas en Alemania entre enero y septiembre del año pasado. Ahora bien, Alemania solo es el máximo exponente de una tendencia que se extiende por los países europeos y hace que los grandes líderes en importaciones de vino de todo el mundo pierdan el afán de continuar haciendo compras desorbitadas. Más por falta de interés del consumidor que por mala salud económica, el Reino Unido, Bélgica y Francia se suman al carro de Alemania, un retroceso cada vez más claro que hace que los exportadores catalanes observen de cerca nuevos posibles mercados en el extranjero.

“Algunas bodegas alemanas con las que estamos en contacto han decidido prescindir de nuestro producto por falta de existencia”, lamentaba Javier Pagés, presidente de la DO Cava en unas declaraciones a Vadevi. En este sentido, ya en la presentación de los resultados del 2024 de la DO se auguraba un futuro incierto para los exportadores a Alemania. De hecho, en aquella presentación cargada de positivismo se podía entrever una realidad mucho más cruda: los espumosos de la DO perdían un 55,10% de las ventas en el país europeo en los nueve primeros meses del año pasado. La DO, sin embargo, no era la única que sufría estas caídas, los datos generales del Idescat sobre los espumosos catalanes (que incluyen Clàssic Penedès y Corpinnat) también demostraban que los alemanes no se interesan tanto por la bebida catalana. En este sentido, en 2023 se exportaron un total de 26 millones de kilogramos de vino espumoso por un valor de 58,6 millones de euros. Unas cifras muy superiores a las calculadas en 2024, donde la importación de vino espumoso catalán a Alemania ha caído hasta los 12,6 millones de kilogramos por un valor de 33,8 millones de euros.

Los vinos tranquilos de Cataluña también han perdido la guerra en Alemania. Si bien es cierto que el gran volumen de ventas nunca habían sido los blancos, tintos y rosados catalanes, su retroceso también ha sido significativo. Como producto catalán los espumosos ya triunfaban mucho más que los tranquilos, pero estos segundos aún conseguían algunas cifras significativas que crecían a lo largo de los años. Sobre todo las DO Penedès y DOQ Priorat eran las más famosas entre los alemanes. Este interés en aumento hizo que en 2023 se exportaran un total de 4,1 millones de kilogramos por un valor de más de 15 millones de euros, un logro bastante bueno que daba cierta esperanza al crecimiento de este producto. Sin embargo, los tranquilos tampoco han sobrevivido a esta caída de las compras alemanas, y las ventas del año pasado cayeron hasta los 2,3 millones de kilogramos por un valor de 9,9 millones de euros.

Cambio de liderazgos en el mercado europeo

Alemania no es el único país que ha experimentado una reducción de sus compras de vino catalán. Otros países del podio europeo también han disminuido las importaciones de vino procedente de Cataluña -y de todo el mundo-. Bélgica se ha posicionado como el primer país que más vino espumoso catalán compra tras la caída de los alemanes. Sin embargo, las ventas de 2024 han sido inferiores a las de 2023. En este contexto, hace dos años los productores catalanes de espumosos exportaron un total de 27,5 millones de kilogramos por un valor de 55,7 millones de euros. En 2024, en cambio, la cifra se redujo hasta los 25,6 millones de kilogramos por un valor de 51,4 millones de euros. La misma tendencia sufrieron los vinos tranquilos con una caída hasta los 700.375 kilogramos por un valor de 3 millones de euros, cifras inferiores a los 848.104 kilogramos por valor de 4 millones de euros.

Espumosos Rosados | Foto: Jordi Play

En cuanto a los otros dos gigantes europeos que compran vino catalán, Francia y el Reino Unido, las cifras fueron más diversas. Ambos países son grandes compradores tanto de espumosos como de vinos tranquilos, pero la lucha de los primeros por conseguir más valor internacional parece haber dado sus frutos. Las caídas en volumen de los espumosos no se han visto reflejadas en el valor del producto, que aumenta periódicamente. De esta manera, aunque el Reino Unido redujo a 10 millones de kilogramos las importaciones de 2024, frente a los 10,8 millones de 2023, el valor aumentó ligeramente, colocándose en los 30,1 millones de euros frente a los 29,9 millones de 2023. Francia siguió por la misma línea y los espumosos importados de Cataluña crecieron ligeramente en valor mientras caían en volumen. En 2023 importaron un total de 8,1 millones de kilogramos por un valor de 18,8 millones de euros, mientras que en 2024 fueron 6,5 millones de kilogramos por un valor de 19,2 millones de euros.

Los vinos tranquilos, sin embargo, sí que han sufrido algunas caídas. Aunque no han sido tan significativas como las de Alemania, la realidad es que la reducción del consumo de vinos a escala mundial se ha visto reflejada en los compradores más fieles de los productores catalanes. El Reino Unido exportó un total de 15,8 millones de kilogramos de vinos tranquilos por un valor de 38,4 millones de euros en 2023, pero en 2024 se quedó en 14,7 millones de kg por valor de 35,6 millones de euros. En el caso de Francia, las importaciones de vinos tranquilos catalanes en 2024 fueron de 341.481 kilogramos por un valor de 2,7 millones de euros, ligeramente por debajo de las de 2023, donde se exportaron un total de 368.299 kilogramos por un valor de 3,5 millones de euros.

Los datos apuntan a China

La reducción del consumo de vino a escala europea seguida de esta tendencia de reducción de la compra ha hecho que muchos productores y la misma administración pública busquen nuevos mercados donde posicionar el producto catalán. China es uno de los nombres que más ha sonado a lo largo de los últimos años, ya que es el 6.º consumidor mundial en volumen de vino (1.023 millones de litros en 2022) y el 2.º mercado en valor (24,8 millones de euros), únicamente superado por los Estados Unidos. Según las estimaciones de Prodeca, el país asiático no tiene un gran nivel adquisitivo a escala general, pero su tamaño lo convierte en un posible comprador de mucho valor para el vino catalán. Además, se estima que hay 52 millones de consumidores habituales de vino. Paralelamente, el cava catalán también tiene su propia lucha por entrar en nuevos mercados. Tal como anunciaban desde la DO, de los 10 países donde se exporta más cava, hubo tres que experimentaron un crecimiento de las compras en 2024. Por eso, Suecia, Japón y los Países Bajos se convierten en el posible nuevo público objetivo que los productores quieren observar de cerca.

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