El mercado asiático es un punto de interés para el sector vitivinícola catalán. Desde hace tiempo, muchas de las empresas de vinos y espumosos de Cataluña buscan la manera de incidir en Asia y vender sus productos a la población. La llegada a este mercado es muy complicada sin intermediarios, ya que su tamaño imposibilita llegar a todo el mundo. Es por ello que Hong Kong se ha convertido en la puerta de entrada a este continente. Gracias a la naturaleza del país, que es uno de los centros de negocios y financieros del mundo, es mucho más sencillo para las empresas introducirse en el mercado de Asia. «Hong Kong tiene una serie de ventajas competitivas en el mercado asiático que lo convierten en un aliado perfecto donde crear conexiones», explica Judit Padrós, representante de HKTDC en el estado español y Portugal, una empresa público-privada de Hong Kong con más de una cincuentena de sedes por todo el mundo que tiene por objetivo crear conexiones mercantiles con el país asiático.
En el marco de la Barcelona Wine Week (BWW) Padrós y su compañera Ariadna Casasús han querido demostrar que la llegada de los vinos catalanes -y también españoles- a China no es tan difícil como se puede ver desde fuera. La realidad del continente asiático es más abierta de lo que creen algunas bodegas y gracias a instituciones como HKTDC se hace posible la relación con distribuidores dentro de Asia. Si bien es cierto, sin embargo, la profesional asegura que para llegar a todo el continente es necesario comenzar por un lugar estratégico y este es Hong Kong. En este sentido, las autoridades chinas y de otros países de Asia han nombrado a Hong Kong «el hub financiero del mercado asiático», tal como comenta la experta. Por ello, pues, la entrada a este país puede significar la llegada a cualquier parte del continente que tanto valor está ganando en los últimos años.

Actualmente, Hong Kong cuenta con alrededor de 1.400 restaurantes, 70 de los cuales tienen estrella Michelin y 600 bares. Esta amplia oferta de restauración apuesta por la diversidad y, por tanto, están muy abiertos a acoger nuevos productos, como por ejemplo el vino catalán. Además, las políticas de cero impuestos del país hacen aún más atractiva la entrada de nuevos productos, ya que el riesgo se minimiza para las bodegas que quieren exportar. «Muchas veces solo es necesario invertir en una persona en el país que hable con distribuidores y represente la marca», concreta Padrós, que añade que en muchos casos se puede llegar a atraer mucho más público de esta manera y no con la apertura de una sede de la compañía en el país. En cuanto a los gustos de estos posibles consumidores, Padrós asegura que siguen las tendencias actuales, pero que tienen cierta debilidad por los vinos de alta gama, orgánicos y tintos: «Es un mercado que busca mucho el producto personalizado», recuerda la experta, que confirma que los tratos individuales con las empresas pueden hacer ganar puntos.
Francia, el eterno rival
Francia está muy bien posicionada en Hong Kong, ya que fueron los primeros en ver el potencial de este país como clave de entrada al mercado asiático. Es por eso que los vinos y champanes franceses aglutinan la mayoría de las exportaciones a Hong Kong, y también al mercado asiático. Hasta un 60% de las importaciones del mercado provienen de Francia. Por otro lado, Italia se encuentra en segunda posición, pero cada vez gana más terreno, ya que su proyecto de venta está muy definido, según comentan las expertas de HKTDC. El estado español, en cambio, no tiene tan buena fama en Hong Kong. Aunque es el tercer mercado exportador tanto en volumen como en valor, la diferencia de precio con los italianos o los franceses es muy elevada. Las expertas aseguran que dominar Hong Kong se traduce en dominar China y según Padrós el país «es China para principiantes», por eso concluye que «es evidente que hay una oportunidad que hay que aprovechar«.