Los viernes, y por extensión, los fines de semana, son perfectos días de pizza. No entraremos en el detalle de los motivos, esto formaría parte de otro artículo, lo que sí que intentaremos es profundizar en uno de los maridajes que, bien combinado, mejorará nuestra experiencia gastronómica. Coinciden varias voces de la sumillería catalana, que hablan de las bondades de una combinación ganadora, siempre que haya un pequeño ejercicio previo de pensar qué productos pueden encajar mejor, sin que un predominio sobre el otro o anule los gustos y sabores.

«Los maridajes no son solo combinaciones sofisticadas», dice Clara Antúnez
En el marco de la
«A menudo, cuando pensamos en maridajes, tendemos a imaginarnos productos caros o gourmets, o combinaciones sofisticadas, y con cosas fáciles, de acceso para todo el mundo, también es posible crear experiencias más placenteras», insiste la sumiller. «Lo importante, y en esto insiste ella y coinciden otros profesionales de la sumillería, es que la pareja sea acertada«.
Existen maridajes de contraste, como el que combinó en la BWW una pizza con tomate muy ácido, y varios quesos, «bastante neutros», describía la sumiller, con el Blanco Selección Especial, hecho con variedades aromáticas como la sauvignon blanc y la muscat. El Rosado Selección Especial (hecho a partir de la mezcla de garnacha, merlot y tempranillo) va acompañando una pizza de jamón dulce, champiñones y un toque de trufa. La trufa es un producto con carácter, que deja huella, pero Antúnez reflexiona diciendo que este rosado «está a la altura y se ha defendido muy bien». De hecho, esta combinación fue la preferida de los asistentes y participantes en la actividad.
Por último, el que para la sumiller de La Gastronómica fue «el maridaje perfecto«: el Tinto Selección Especial hizo pareja de hecho con una pizza de

Sumilleres y otros maridajes
«A mí me parece una buena opción», dice la sumiller Victòria Ibáñez, respondiendo a la pregunta de si vino y pizzas hacen buena pareja. «Pienso que encajan muy bien», se suma Jordi Martínez, sumiller también y responsable de La Selecta, en tierras de Lleida. Y no desentona Toni Albiol, mejor sumiller catalán, quien destaca que la pizza es un producto que gusta a todo el mundo y que esta combinación se puede convertir en una buena puerta de entrada para el vino para los jóvenes.
Los sumilleres se atreven con algunas recomendaciones. Ibáñez propone «olvidarnos del refresco y la cerveza y disfrutar de un vino tinto joven, fresco y sabroso» y con un producto como el Glu Glu de La Gutina (una garnacha tinta hecha con maceración carbónica). «Yo me decantaría por blancos jóvenes, frescos, aromáticos, o con negros de poca capa, fragantes y con poca estructura», añadirá Martínez. «Blancos persistentes», como el Xarel·lo de la bodega Cisteller podría ser un buen compañero de viaje, o un rosado de medio cuerpo, como el Free Rosé de Nuria Renom, recomienda la sumiller, que podría ser interesante con una clásica, como la de cuatro quesos, que coincide Toni podría complementarse bien con esta tipología de vino rosado, un pálido o con un vino de aguja como el Calamar Rosado de Gramona.

También funcionarían los vinos espumosos, que pueden «limpiar la boca» de productos más grasientos, como la mozzarella, dice Martínez, o combinar bien con la acidez del tomate. Hay propuestas para todos los gustos, desde una preferencia por los ancestrales «burbujas divertidas y ágiles de los cuales siempre van bien», dirá Victòria, como un Vivíu de Bodegas Cueva Mariano; o un xarel·lo del Penedès, como el A Pèl de Loxarel, «que va fantástico», según el propietario de La Selecta. Albiol coincide con las burbujas, pero en este caso se atreve con el método tradicional y propone un Corpinnat de Llopart, el Rosé Brut Reserva, que puede dar un buen equilibrio de sabores e intensidades en boca con pizzas como la de los quesos.



