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Vídeo | Control de maduración de la uva, a cero emisiones

Estamos a finales de agosto, cada vez más inmersos en la campaña de vendimia de 2023. Y acompañamos en Quim Massana, enólogo de Familia Torres desde hace más de 25 cosechas, y su equipo hasta la finca de Fransola, en la zona alta del Penedès, porque toca hacer control de maduración, es decir, repasar las uvas, analizarlas y determinar si ya ha llegado el momento óptimo para cosechar o todavía tenemos que esperar unos días más.

Quim Massana utilizando el refractómetro para hacer el control de maduración | Foto: captura

«Nunca había visto un año como este, sufrimos una sequía muy extrema«, contextualiza el enólogo después de un primer pase entre filas, y todo ello, hace que, entre otras consecuencias, la uva haya quedado pequeña. Por eso, los controles se hacen más necesarios que nunca. «Marcamos una parcela para obtener una muestra el máximo de representativa posible, seguimos con el muestreo, que nosotros hacemos a partir de varios trozos de uva en varias ubicaciones, lo analizamos, y obtenemos azúcares, pH y acideces totales«, explica.

Quim Massana mirando los huesos de los racimos en viñas de la finca de Fransola | Foto: captura

También observan la piel, la pulpa y los huesos, que dan mucha información del momento de maduración. «Cuando fenòlicament la uva está a punto, los grandes están bien lignificats«, detalla. Y, especialmente en el caso de los blancos, insiste el enólogo, es importante hacer una análisis gustativo: «Depende de la añada, la uva puede tener más gusto de fruta, o más carácter vegetal; una cata del grano te ayuda a tener información de cómo puede evolucionar y determinar el carácter del vino resultante», apunta.

Podéis visualizar el video con el resumen detallado de todo el que dio de si la jornada.

Del campo a la copa, con cero emisiones

Familia Torres apuesta por prácticas sostenibles en todo el proceso, desde la viña a la copa. Está comprometida con las emisiones cero, y en este sentido es que ha decidido apostar por una flota de vehículos eléctricos, como la Nissan Townstar 100% eléctrico que los garantiza la autonomía suficiente para poder moverse cómodamente entre viñedos, pero también entre viña y bodega. Precisamente, este control de maduración se ha hecho con un vehículo eléctrico, que han podido poner a punto en uno de los puntos de carga ubicados a la bodega que tienen en Pacs del Penedès.

Nissan Townstar, 100% eléctrico | captura

Nissan Townstar, furgoneta eléctrica con más de 300 km de autonomía

El motor 100% eléctrico de la Nissan Townstar permite disfrutar de una conducción sin emisiones. «Limpia, silenciosa y barata de mantener», dirán desde la marca, está alimentada por una batería de 45 kWh y conectada a un motor eléctrico de 245 Nm (122 CV). Tiene autonomía suficiente, de hasta 301 km en ciclo combinado para que el vehículo pueda circular durante toda una jornada de trabajo, por supuesto también entre viñas y acompañando los trabajos a la bodega. Además, la batería lleva refrigeración por líquido, cosa que permite optimizar la eficiencia de recarga.

Nissan Townstar tiene 300 km de autonomía | Foto: Nissan Eléctrico

La furgoneta Townstar está disponible con motor de gasolina de 96 kW/240 Nm que acelera de 0 a 100 km/h en 11,8 según y llega a una velocidad máxima de 183 km/h.

El vino, Fransola

El resultado de este trabajo acontecerá, si todo va bien, en una nueva añada del vino Fransola. Un blanco ecológico del Penedès que Familia Torres embotella a partir de la variedad sauvignon blanco y de un trabajo a bodega que combina un 50% de fermentación en tinas de acero inoxidable y el otro 50% fermentando y envejeciendo en botas de roble francés y americano durante seis meses. Este vino, que puede tener entre los 13-13,5% vol., de alcohol, puede convertirse en un buen compañero de frutos de mar, pez o recetas de aves sazonadas con hierbas aromáticas.

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