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El Priorat confía, pero duda que la viña sobreviva mucho más sin agua

Ha sido una de las noticias destacadas de la semana: el Gobierno ha anunciado dos actuaciones, que parece que ya estarían en marcha, para hacer llegar agua en el Priorat y hacer frente a la situación de extrema sequía a la cual se enfrentan los cultivos de la comarca, entre los cuales, la viña, que es una de las más importantes.

Según explicaban fuentes gubernamentales, el agua tiene que ir donde hasta ahora no llegan las redes de los tres embalses de la comarca, el de Guiamets, Margalef y Siurana que ahora mismo están prácticamente vacíos. Las soluciones, que vendrían avaladas por estudios de impacto y viabilidad, implican hacer llegar agua del río Ebro desde Garcia, en la Ribera de Ebro, hasta el pantano de Siurana y de conectar el pantano de Margalef con la red de regadío del canal Garrigues-Sur.

Esther Nin en sus viñas del Priorat | Foto: Ruth Troyano

«Necesitamos agua y será muy bienvenida si realmente llega, es ultranecessària, pero a la vez muy difícil de llevar a cabo», valora la viticultora y enóloga Ester Nin, que junto con Carles Ortiz gestionan el proyecto de vinos y viñas Familia Nin Ortiz desde el Priorat.

«A priori es una solución positiva por la comarca del Priorat, pero hasta que esto sea una realidad, hay que garantizar ayudas en la población para que no marche, porque la realidad está siendo muy dura y tenemos que evitar como sea más despoblamiento«, añade Pilar Just, presidenta de la Denominación de Origen Montsant, una de las dos que hay en la comarca (la otra, DOQ Priorat, ha declinado hacer valoraciones).

«Valoramos muy positivamente los proyectos, a pesar de que hay que tener presente que es una vía necesaria, pero ni mucho menos suficiente para garantizar la supervivencia agraria del Priorat a causa del calentamiento global», valora Sergi de Lamo, responsable de VITEC, el centro tecnológico del vino de Falset.

Pilar Just es presidenta de la DO Montsant desde el año 2015 | Foto: Pcats

Las cepas están muriendo

«Estamos desesperados, el cultivo de la viña necesita esta agua no para producir grandes cantidades, sino para sobrevivir», explica Nin, quienes también confirma que incluso en algunas zonas de Gratallops, donde ellos gestionan las fincas, han visto morir algunas plantas. Más allá de la supervivencia, explica, ya vienen de una vendimia muy exigua en la temporada pasada, en la cual en algunas parcelas perdieron cerca del 70% de cosecha. «La realidad es mucho bestia, así que si llevan agua, será muy bienvenida, el miedo es que tarden demasiado y las cepas mueran antes», lamenta la viticultora.

Similares pérdidas han registrado en fincas amparadas bajo la DO Montsant, y la preocupación, dirá la presidenta, va más allá de perder cepas, si no que se puedan mantener activas las explotaciones. «Somos una comarca mayoritariamente agrícola, necesitamos el agua para sobrevivir, el miedo es que la solución llegue demasiado tarde». «Nos han dicho que los primeros contactos para preparar el proyecto son de 2018, y sabemos que ya hay licitaciones de obras en marcha», se anima, pero a la vez tiene claro que este tipo de obras no acostumbran a ser especialmente ágiles. Por eso tira una petición al aire: «quizás mientras empiezan las obras y se traza el camino del agua, se pueden activar otras medidas para alcanzar el Priorat con riego de apoyo«.

Y si todo ello fundido poco, un elemento más a la ecuación: la candidatura Priorat-Montsant-Siurana a patrimonio de la UNESCO, proyecto con el cual hace años que trabajan para proteger el paisaje prioratino. «Nos han asegurado que todas las cañerías van soterradas por no echar a perder el mosaico que tenemos», detalla después de participar en la reunión con la delegación del Gobierno que anunció las nuevas medidas. «Los afectados tenemos que ser conscientes que calen proyectos que beneficien en el territorio, que creen puestos de trabajo y arraigo». Y añade, «ahora es el momento para mancomunar determinadas decisiones y de trabajar plegados por ayudar los viticultores y las bodegas«, concluye Pilar Just.

Sergi de Lamo, en una conferencia | Foto: Vinventions

Algunos datos significativos sobre el clima en el Priorat

«Las proyecciones climáticas son preocupantes en el ámbito global, y en especial en el Priorat, donde se están asentando las bases para avanzar hacia un clima cada vez más extremo», relata de Lamo. Y a modo de ejemplo, menciona datos relevantes, como el aumento de temperatura mediana, de +0,3 °C / década en los últimos 70 años de registros, cosa que implica -dirá- un incremento de la evapotranspiración y, por lo tanto, una reducción de la disponibilidad de agua por la vegetación.

Y continúa hablando de lluvias, apuntando que la precipitación mediana en verano «ha disminuido un 11% y la intensidad de las sequías en el Priorat ha aumentado un 24% en las últimas décadas». No solo esto, insiste, sino que también hay que tener en cuenta, que las proyecciones climáticas futuras «prevén un aumento térmico de 1,5 °C para medios del siglo XXI en el Priorat, mientras que la pluviometría podría reducirse entre un 5 y un 10%».

De aquí que desde el VITEC se plantee que «muy probablemente será imprescindible en un futuro próximo disponer de manera general de riego de apoyo«, como mínimo durante los meses más calurosos y siempre cuando haya disponibilidad de agua para regar. Esto obligará, además, a mejorar los sistemas de aprovechamiento y gestión del agua disponible en la comarca y a disponer de fuentes alternativas en los momentos de grave sequía, donde sea imprescindible llevar agua, otros territorios con excedentes para continuar garantizando la actividad agraria, que, por otro lado, ya es de bajo rendimiento y alta calidad, con necesidades de agua muy inferiores a otras zonas agrarias con diferentes cultivos y objetivos de producción, concluyen.

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