Nos encontramos con Dani Casas y Carme Cruz en la bodega cooperativa de Artés, Artium, justo al mismo lugar -y así lo explican los protagonistas- donde todo empezó. La conversación fluye cuando explican que su proyecto empezó con el objetivo de dar a conocer su comarca, el Bages, y que se definen a través de una oferta enoturística, como su nombre indica, pausada. «Si la viña tarda cuatro o cinco años a dar fruto, no se puede explicar su historia en 10 minutos», señala Dani.

Un año y pico de vida, y siguen creciendo
A partir de aquí, diferentes bodegas de la comarca, incluso la misma Denominación de Origen local, les encomendó organizar actividades, adaptándose a cada uno de ellos, y esto todavía los animó más. Ahora, superado el primer año y pico de vida, siguen creciendo con múltiples actividades que los encargan, o bien las bodegas o bien el público final, como por ejemplo salir a ver las lágrimas de Sant Llorenç en la bodega San Miquel de Oló.
Explican que el hecho que sea un

Su principal reclamo -comenta Carme- es la proximidad que transmiten a sus clientes, cosa que provoca que la gente se vaya con la sensación de haber participado a una encuentro entre amigos, no con la sensación que han ido con un guía, les ha acompañado y ya está. De hecho, tienen claro que la prueba de su éxito es que un porcentaje muy elevado de los clientes que participan en sus actividades acaban repitiendo.
Contactar con ellos es fácil. Se los puede localizar a través de las redes sociales -Instagram-, su propia página web o diferentes portales como la página web de la ruta del vino del Bages. Además, tienen un grupo de

