El vino europeo también tendrá aranceles del 15% en Estados Unidos. Esta fue la conclusión que explicó la Comisión Europea el pasado jueves después de no haber conseguido la excepción del sector en sus diálogos con la Casa Blanca. Aunque Trump ha vuelto a posponer la implementación de estos aranceles, que debían hacerse efectivos este viernes, todo apunta a que por el momento el vino se verá afectado. Las reacciones del sector no se han hecho esperar y aunque todos coinciden en que hay una pequeña parte de tranquilidad porque parece que la incertidumbre tiene los días contados, también hay mucha incredulidad y malestar por la evidente crisis que las tarifas provocarán en el sector. No solo eso, sino que algunos expertos afirman que la poca transparencia de las negociaciones de Europa ha aumentado la preocupación del sector agroalimentario general, el cual es uno de los primeros sectores catalanes en términos de exportaciones. Así pues, mientras Trump sigue jugando al escondite con Bruselas, el mundo del vino catalán espera pacientemente una resolución que lo deje fuera de las subidas arancelarias. Se apresuran, también, a elaborar planes alternativos, como ayudas públicas para paliar el incremento de costos y facilidades para la diversificación de negocio.
«Hay una gran sensación de descontrol en estas negociaciones», lamenta David Coll, presidente de Pimec Agroalimentària. En una conversación con Vadevi el experto explica que aún no hay suficiente información sobre estas supuestas negociaciones y cuestiona hasta qué punto Bruselas se ha dejado llevar por las exigencias de Estados Unidos. En este sentido, Coll reflexiona sobre el sector agroalimentario, el cual acaba siendo el eterno afectado por la inestabilidad de la economía mundial: «Somos un sector estratégico, pero nadie nos lo considera», remarca el presidente de Pimec Agroalimentària. En menor escala, el mundo del vino vive de lleno esta falta de poder negociador de Europa. De hecho, la Organización de Bodegas Europeas aseguraba en un comunicado que era necesario luchar aún más para dejar el vino fuera de los aranceles, una situación que aún no ha sucedido. «En Europa siempre perdemos», repite Coll, quien al hablar del sector del vino recuerda que un incremento de aranceles hasta el 15% «es una crisis añadida a un sector que ya no lo está pasando bien«.
Una idea similar explica Joaquim Tosas, presidente de la Asociación de Elaboradores de Cava (AECAVA) y director general de la bodega Sumarroca. El experto y bodeguero reconoce a este diario que el sector «abogaba por unos aranceles del 0%» y, por tanto, «hay que continuar con las negociaciones». Desde AECAVA estimaban el pasado jueves que el 15% de aranceles confirmados sobre todos los vinos que entren en Estados Unidos haría caer las ventas de cava en el país norteamericano al menos un 10% los próximos seis meses. Cabe tener en cuenta que el cava es el segundo vino espumoso más importado en este territorio, por detrás del prosecco italiano, y es el líder entre los espumosos que se elaboran siguiendo el método tradicional -dos fermentaciones-. Una situación que si no se logra solucionar, pone en riesgo la estabilidad del sector de los espumosos, los vinos más valorados a escala internacional del territorio catalán. También desde la Associació Vinícola Catalana (AVC) ponen sobre la mesa la necesidad de eliminar el vino de estas nuevas políticas arancelarias. Según la entidad concreta a la ACN, el mercado estadounidense es el segundo en importancia para el vino catalán, por lo que, una nueva tasa del 15% añadida a los costos actuales supondría «un golpe considerable» para el sector. La medida afectará especialmente algunas zonas que tienen en Estados Unidos un cliente destacado, como los vinos del Priorat.

El problema de los importadores
Mientras Bruselas lucha y negocia para intentar sacar al sector vitivinícola de las nuevas políticas arancelarias, tanto bodegas como importadores se preparan para el golpe. Núria Garrote, empresaria e importadora de vinos en Estados Unidos reconoce a Vadevi que «no es una decisión bien recibida entre los importadores». Precisamente, ella admite que buena parte de la sobrecarga de costos la asumen los importadores, ya que son los primeros que tienen que pagar una factura más alta en el momento que llega un contenedor desde Europa. «No creo que afecte tanto a los consumidores, pero sí a los compradores, es decir, los que hacemos el trabajo de intermediarios«, recalca la experta. No obstante, ella mantiene cierto optimismo que no comparten otros expertos como Coll, quien duda de la eficacia de las negociaciones con Europa: «Creo que será una medida temporal«, insiste Garrote, quien lamenta, sin embargo, que habrá que apretarse el cinturón y cambiar algunas maneras de hacer.
Esta inestabilidad de la que habla Garrote en su sector también se padece en las bodegas. Según explica a la ACN Toni Cruces, secretario general de la AVC, hay bodegas que están negociando con los compradores americanos repartirse los nuevos gastos en caso de que se apliquen. Algunas de estas negociaciones tienen éxito, «pero otras no», dice Cruces. Esta es otra cuestión que queda en el aire y, por tanto, el reparto de estos aranceles del 15% aún es un misterio. Algunas bodegas -sobre todo las que tienen más recursos- seguramente optarán directamente por reducir el margen de beneficio y asumir el aumento de precio sin repercutirlo al comprador. «Es una decisión que se toma de manera individual, bodega por bodega», afirma también el presidente de la AECAVA.
La eterna diversificación de negocio
Los expertos catalanes dan una importancia relativa a las negociaciones de Bruselas con Washington y sin duda todos confirman que la solución real a esta situación es la diversificación de negocio. «A veces es necesario que pasen cosas como esta para ponernos las pilas», exclama Tosas. En este sentido, igual que otros expertos consultados por este diario, el presidente de la AECAVA corrobora que hay una clara necesidad de encontrar nuevos mercados donde entrar. Para el presidente de Pimec Agroalimentària, el Sudeste Asiático es un territorio que se debe explotar. También el acuerdo del Mercosur se vuelve a poner sobre la mesa. El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu aseguraba en unas declaraciones la necesidad de agilizar los trámites para tener el borrador del acuerdo preparado como alternativa. «Debemos diversificar los mercados y, al mismo tiempo, estar al lado de los sectores que puedan sufrir consecuencias», comentaba a la prensa desde Asturias. «A mí no me ayudaría en nada, pero creo que es una decisión que tendrán que tomar muchas bodegas», añade Garrote. La importadora de Estados Unidos tiene claro que la diversificación de negocio es un salvavidas para las empresas vitivinícolas, pero también reconoce que no se hace de un día para otro e insta al Gobierno a proporcionar las ayudas pertinentes a aquellas bodegas que deban abrirse a nuevos mercados: «El éxito pasa por la diversificación», insiste.
Los aranceles del 15% al vino europeo, que entrarán en vigor el 7 de agosto de 2025, obligarán al sector vitivinícola catalán a replantearse parte de su estrategia internacional. Ante este nuevo escenario, será necesario abrir nuevos mercados y explorar horizontes alternativos para garantizar la viabilidad y el crecimiento del sector. Sin embargo, hay quien piensa que abandonar el mercado norteamericano no es una opción viable. Tal como reconoce el secretario general de la AVC, Estados Unidos sigue siendo un mercado muy valioso que no se puede dejar perder. Además, la internacionalización no es inmediata, y buscar nuevos destinos requiere tiempo, inversión y esfuerzo. Por ello, Cruces recuerda que mientras se trabaja para diversificar las salidas comerciales, habrá que también mantener viva la lucha por conservar la presencia y competitividad en EE.UU.