La vendimia ya ha comenzado en gran parte de las regiones vitivinícolas catalanas. Las expectativas para esta cosecha son altas y después de años de sequía, los productores tienen la esperanza de empezar a ver la luz al final del túnel. Aun así, los datos demuestran que se ha empezado a cosechar unos días más tarde que en las últimas temporadas a nivel general. Si bien es cierto que nadie cree que haya una producción extraordinaria, sí se espera un aumento sustancial de la cantidad de uva que se ha cosechado en los últimos tres años. En cuanto a la calidad, desde las diferentes denominaciones de origen catalanas que han iniciado la vendimia se habla de una uva excepcional en prácticamente toda Cataluña. Además, este año los cultivos no han sufrido ataques significativos ni de mildiu ni de mosquitos verdes, así como de otras enfermedades de la vid que pueden acabar con la producción de uva. En el caso del clima, aunque ha habido algunas tormentas con granizo y también altas temperaturas en algunas regiones, nada destacable que haya dañado una larga extensión de cultivo.
Según ha informado el departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación a partir de los datos de recolección de las tres variedades mayoritarias en una red de parcelas distribuidas en la DO Penedès, se muestra una recuperación de la uva de la variedad xarel·lo, con un aumento alrededor del 28% en el territorio. Por otro lado, la variedad macabeu también registra una recuperación notable, con un incremento del 13,1%, después de los bajos valores de los años 2022 y 2024. También desde la Terra Alta, la presidenta de la DO, Rosa Caballé asegura a Vadevi que tienen buenas perspectivas de cosecha y que en general «podrían llegar a los 35 millones de kilogramos de uva«. Desde la DO Catalunya, otra de las regiones vitivinícolas que ha comenzado la vendimia, explican que la recuperación se estima que se sitúe en un aumento de entre un 25% y 30% respecto a la cosecha de 2024, aunque no indican una cifra exacta.
Las reflexiones del sector apuntan hacia una recuperación, pero pocos son tan atrevidos como para hablar de las cifras de antes de la sequía. En este sentido, Caballé reconoce que «la vid recuerda todo lo que ha vivido», lo que supone que todo el estrés hídrico -ausencia de agua suficiente para la fotosíntesis- queda grabado en la planta y, por tanto, la puede volver menos productiva que en otras épocas. Desde la DO Catalunya lo ven diferente, ya que en el comunicado que han enviado a los medios para destacar el inicio de la vendimia 2025, confirman que «se dejan atrás los efectos de la intensa sequía»: «Las generosas lluvias del pasado otoño, primavera, e incluso las de inicio de verano, han favorecido un gran desarrollo vegetativo de las cepas, con una mayor salida de uva respecto de la cosecha pasada y, a la vez, también con un muy buen crecimiento, gracias a las reservas hídricas», indican en la nota de prensa.

Un año de calidad excepcional
En lo que coinciden todas las fuentes consultadas es en la calidad excepcional de la uva. Desde la DO Catalunya confirman que hay la esperanza de que la calidad de los vinos de la vendimia 2025 sea excelente y -según recuerdan- gracias al proceso de maduración más lento y equilibrado que ha tenido la presente campaña. También se prevé unos vinos más frescos, aromáticos y ligeros que los de las dos últimas vendimias, las cuales estuvieron muy marcadas por la fuerte sequía. También en la Terra Alta se habla de una clara mejora de la calidad de la uva, lo que indica no solo la salida de la situación tensa que han provocado los tres años de sequía sino, también la fortaleza de las viñas de los territorios catalanes vitivinícolas.
Menos enfermedades y cambios climáticos
En cuanto al estado sanitario de la vid, la vendimia en la Terra Alta arranca con muy buen pronóstico gracias al control llevado a cabo por la Agrupación de Defensa Vegetal del Consejo Regulador, que ha evitado el impacto de enfermedades como el míldiu y el oídio o de plagas como el gusano de la uva y el mosquito verde. Una situación similar se vive en la DO Penedès, donde la cosecha presenta un estado sanitario óptimo, aunque algunos focos puntuales de mildiu en variedades sensibles, sin incidencias destacadas de mosquito verde. Este escenario contrasta con temporadas anteriores y aporta cierta tranquilidad a los viticultores, que este año podrán centrarse más en la calidad de la producción que en combatir amenazas fitosanitarias.
En relación con el clima, la DO Catalunya ha vivido una campaña marcada por contrastes: después de una fuerte ola de calor en junio, julio fue fresco y lluvioso, lo que ha retrasado la maduración de la uva entre 4 y 7 días respecto al año anterior. Aun así, las altas temperaturas recientes podrían volver a acelerar este proceso. En la DO Penedès, las abundantes lluvias recogidas este año superan las medias históricas y permiten romper con la sequía acumulada de los últimos años, aunque episodios puntuales de tormenta y granizo, como el vivido el 12 de julio en Sant Pere de Ribes, han dejado afectaciones locales. Mientras tanto, en la Terra Alta, la cosecha de variedades tempranas como el moscatel o el chardonnay también refleja el impacto positivo de un año con condiciones climáticas más favorables de lo que se preveía inicialmente.